El gym es como una pequeña sociedad o un club social.
Hay gente que va a pasar la mañana o la tarde, otros a hacer terapia de grupo, algunos a perder peso, muchos a mantenerse, otros a ponerse más cruasanes que el chuacheneguer -chuache para los amigos- y también quien va a lucir palmito, porque ya vienen con la tabla (de pesas) hecha de casa.
Un día a mis amigos y a mí nos dió por ponernos a la caza del zorrillo, porque había una persona -o lo que fuera- que desprendía un olor «rancio» y lo dejaba en el ambiente, en suspensión, como si fuera «eau de porky».
Tanto era sí, que había que aguantar la respiración a su paso y guardar una considerable distancia de seguridad.
Pero, al poco tiempo, descubrimos que el zorrillo no era el único al que le cantaba el alerón.
Eran tres
También había otra moza recia a la que había que hacer pasillo cada vez que dejaba una pesa.
Incluso, descubrimos un tercero, que llevaba la camiseta puesta desde que Julio César dejo este mundo, porque no era posible que echara ese pestazo sin haber movido un músculo.
Nos llevó tiempo localizarles, porque no era sencillo contener la respiración al tiempo que les buscábamos por los rincones del gimnasio.
Un día tuvimos que renombrarles, porque el zorrillo pasó a ser apodado el botafumeiro, ya que un estudio pormenorizado de su estela olorosa nos llevó hasta sus calcetines y sus pinreles.
Cambio de apodos
Era ponerse a hacer abdominal inferior, el molinillo con las piernas, y tener que huir despavoridos para ponermos a buen recaudo.
Así fue como el de la camiseta de la época romana pasó a ser el zorrillo (no ibamos a llamar zorrilla a la chica, claro), y la chica, que era de armas tomar, pasó a ser la mofeta.
Sin embargo, como diría el ministro Illa, al que el domingo pasado los padres con niños burlaron vílmente, un 97 % de socios/as del gym iban limpitos/as y oliendo a suavizante de ropa.
Y es que había veces que el gimnasio se convertía en una especie de concurso de aromas patrocinado por Mimosín.
La cuarta «pluma»
Sin embargo, en esta contabilidad aún nos quedaba el de la Renol (Renault) que como no sabíamos su nombre, lo llamábamos con este apodo en clave.
Pues bien, Renault el obseso, que era su apodo completo, se duchaba con los calcetines tipo ejecutivo puestos, no se secaba y se ponía la ropa mojada encima, en pleno invierno.
El decía que así no se constipaba, pero siempre sospechamos que ocultaba algún oscuro secreto que aún desconocemos.
Que, ¿por qué lo sé? Pues porque el vestuario donde nos cambiábamos era tan pequeño que los bules (culos) casi se rozaban unos con otros.
Tanto era sí que las frases que más utilizábamos, eran del tipo: «que corra el aire»; «por detrás ni el rumor del viento» o «si se te cae la pastilla de jabón al suelo dala por perdida».
El nuevo gimnasio
Viene esto a cuento porque tales condiciones no podrán darse en el desconfinamiento o la nueva desescalada paulatina asimétrica y hasta antropométrica que parece se quiera acometer.
En la nueva normalidad de los gimnasios, no sólo habrá que llevar guantes y mascarilla, además de guardar los dos metros de distancia, sino que estarán prohibidas las duchas.
Tampoco se podrá usar el vestuario, así que o te cambias en plena calle o te vienes vestido de casa.
¿Y si vas al gym desde el trabajo? Pues ya me imagino sudando como un pollo en la oficina, con toda la ropa de deporte debajo de «la oficial», para luego quitármela como si fuera Superman.
Lo bueno de esto es que no habrá dudas en las estadísticas, ni en los datos.
Nadie se referiá al número de limpios o al porcentaje de los que no han respetado las normas, porque el olor a zorrillo y a sobacazo nos igualará a todos y será del 100 %.
Así, cuanto menos, no habrá que guardar distancia de seguridad porque no habrá nadie que se acerque a nadie.
En eso, saldremos todos ganando, menos los que van a ducharse al gym, por no gastar agua y gel en casa. A esos se les acabó «el chollo», mira tú por donde.
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Si la verdad que te encuentras todo tipo de personajillos en el gimnasio, ahora con la mascarilla puesta no se va a poder percibir los olores, hay que mirar el lado bueno no? 😂😂. Yo me he dado de baja, prefiero hacer deporte al aire libre cuándo se pueda
jajajaja…buena idea lo de la mascarilla evita males mayores