El Dress Code, para quienes no sepan inglés, es el código de vestimenta o ropa adecuada que se recomienda, y a veces se exige, para asistir a un evento concreto.
En el caso que nos ocupa, tal vez hubiera sido más preciso decir Dress Home, porque ninguno, salvo los facinerosos, salimos de casa
Y es que, por una vez, y sin que sirva de precedente, los calvos lo tienen mejor.
Y eso es así porque no tienen que preocuparse de cortarse el pelo en estos dias en los que las peluquerías tienen mas peligro que un mono con una cuchilla de afeitar.
Es una de las cosas menores que nos afligen, el pelo, pero no la única.
Ropa viejuna
Porque creo que el diochoso confinamiento está sacando lo peor de nuestro vestuario.
Hay amigas que me comunican que, en estos días, solo usan ropa interior color carne y amiguetes que se han dejado crecer barba asilvestrada.
Otros, incluso, han vuelto a ponerse Floyd, Patricks y hasta el Varón Dandy que tenían guardado para cuando escaseara el desinfectante o para combinarlos con Coca Cola.
Quien mas quien menos lleva una camiseta mas roída que un queso gruyere y es el atuendo que utiliza cada dia. Y no se la quita ni para dormir.
Eso por no hablar de los que se pasan el día metidos en el pijama, como si fuera el traje NBQ que les fuera a librar del virus del aburrimiento.
Algunos, incluso, han descubierto que por no lavarla lo suficiente, su ropa es capaz de andar; vamos que tiene vida propia, sea la que fuere.
De hecho, hace un par de días, cuando me disponía a ir a comprar el pan, me miré en el espejo y no me reconocí.
No solo había cambiado por dentro, como dicen los expertos psicólogos -lo cual es falso-, sino lo que es peor, había cambiado por fuera.
Leo en pantuflas, escribo en chancletas, bajo a la calle en zapatillas de deporte y siempre llevo calcetines, como si fuera un alemán.
El experimento
Y entonces fue cuando se me ocurrió hacer un experimento, un ensayo clínico con un solo voluntario sano; es decir, yo.
El propósito del estudio era ponerme guapo, aunque fuera para ver el telediario que, dicho sea de paso, es un «deja vú»: visto uno, vistos todos.
Por eso me puse mi gomina Giorgi efecto tupè, una camisa molona, unos pantalones de verdad, zapatos y hasta perfume, pero del moderno, no fuera que el virus me oliera a Brumel, se pensara que soy varón y viejuno, y me echara su aliento.
«Todo sea por salir un día de la monotonía», me dije, «aunque mañana sea de nuevo el Robinson Crusoe que habla con su «Viernes» particular: mi fregona preferida».
Lo malo fue que al día siguiente del experimento me tuve que quitar esta ropa y hasta el slip de competiciòn que me había puesto, tipo Rappel, porque me salió un sarpullido del tres.
Así que, debe ser que, como dice el refrán, «no está hecha la miel para la boca del asno»; o , siendo más concreto, «el que no está acostumbrado a llevar brxxxx, las costuras le hacen llagas».
Tres consejos
Por eso hoy tengo tres consejos para vosotros: Uno es agua y jabón para manos y cuerpo tantas veces como sea necesario (y a diario).
El otro, es que tengáis cuidadín con la que ropa y perfumes os poneis en casa, no sea que os delaten.
El tercero y no menos importante, nada de escuchar a Perales, Raphael o el Dúo Dinámico (ahora que a todo la peña le ha dado po5r escuchar la ya odiosa canción de resistiré).
Y tened especial cuidado con todo esto si sois hombres, porque el SARcov2 pensará que teneis edad de riesgo e irá a por vosotros sin piedad.
Si os sirve de ejemplo, yo solo pongo el I will Survive, que era el «himno» de las divorciadas, y entre eso y que el virus no sabe inglés, espero que pase de largo.
- Vuelva usté mañana
- La pinta
- María Magdalena
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- La magia se va al cielo
- Cuando éramos felices e indocumentados
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- Ese Trastorno Compulsivo protector
- Más que palabras
Yo voy a pasar la cuarentena con tres batas, de tal modo que cuando voy al Carrefour cada semana y media, llevo jeans y me pongo mona, pues todo es llegar me molesta todo y me lo quito donde me pille, en el salón en el baño da igual donde me entre el arrebato.
Jajajaja. Lo de las batas -supongo que guateadas, está muy bien
Buen escrito
Muchas gracias, Elda