Mi Facebook, y seguro que también el vuestro, parece que tuviera vida propia.
Y ahora que empieza a bajar la curva de contagios, que es como yo llamo a quienes me piden amistad aunque no sepan una palabra de español/inglés/italiano, es por lo que me ha dado por pensar en ello.
Este descenso podría ser debido a que la gente intuye que el fin del encierro está cerca y por eso el numero de solicitantes va a la baja.
Eso es, al menos, lo que me ha dicho mi grupo de expertos en epidemiología informática.
Pero también pudiera ser que simplemente Facebook haya extendido la excelencia de «mi egregia y atractiva figura» a lugares con escasa población.
Merezco una explicación
Sea como fuere, aún no entiendo -y espero que cuando en el futuro la Tierra esté llena de androides, algún robot de Google me lo explique- porqué el otro día Vladimir Solstenizin me pidió amistad y, si me descuido, hasta matrimonio.
El tío es esquimal, aunque ahora hay que llamarles Inuit porque si no se enfadan más que Pablo Iglesias cuando uno pronuncia la palabra miembros sin citar a las miembras.
Pero coño (con perdón), me dije, como me comunico con el si yo no sé una palabra de aleutiano, sami o lapón, y él ni una palabra de español, inglés, francés, italiano…
Busqué en el traductor del google el diccionario que más pudiera parecerse a su idioma, pero solo encontré el finés. Y le di al tema, por curiosidad.
Pedir amistad
Lo primero que le pregunté fue porqué me había pedido amistad y el me contestó que por que los «huevos le salian de la cabaña».
No quiero ni pensar que es lo que le puso el traductor en mi pregunta para que el tío contestara eso.
Menudo lío. Busqué de nuevo en el traductor como decirle que «así las cosas, mejor nos autoinmolábamos digitalmente y dejábamos de ser amigos».
Le di al «Enter» y él puso una foto. Al primer vistazo parecía su culo peludo en canal. Y me dije: ¡madre mía, lo que habrá puesto el traductor otra vez!.
Iba a cerrar el tema y la conversación a la española, o sea por las bravas, cuando me fijé mejor y la foto era de un culo, sí, pero no el suyo, sino el de un reno.
A los pocos segundos subió otra foto esta vez abrazado a la cornamenta del animal, como si fueran amigos desde y para siempre.
No seguí escribiendo con el traductor porque para qué liarla mas.
Emoticono traidor
Solo le puse un emoticono con el pulgar hacia arriba y me arrepentí de inmediato porque me mando otra foto.
Esta vez la instantánea mostraba la acción de un examen proctológico al reno. (o sea metiéndole el dedo en el trasero). ¡Ah may!, exclamé. Mejor lo dejo ya!. Y eso hice.
Hoy han pasado casi dos semanas del «día de autos» y parece que estamos más cerca de la libertad, aunque yo creo que nos queda como poco hasta finales de abril (ojalá me equivoque).
Pero a lo que voy, ha pasado el tiempo y aún lo tengo como amigo. Ni yo lo he borrado a él, ni el me ha borrado a mi.
Pero no creais que las tengo todas conmigo porque me temo que cualquier día me escribe el reno para pedirme amistad y, si no, tiempo al tiempo.
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