Tranquilas/los que lo de los enanos no es ningún insulto o menosprecio, sino a como se refieren muchos padres cuando hablan de sus hijos.
Y lo de Tromp, es por como pronuncia Nicolás Maduro el nombre de Trump, el otro protagonista de la columna de hoy.
No sé que les pasa que nuestros dirigentes y, en este caso, a Pablo Iglesias, que ponen un circo y le crecen los enanos (pero los otros).
La noticia de ayer fue que, ahora que los niños pueden salir a la calle, muchos de ellos no quieren ni pisarla.
¿Razones? Unos porque están mas a gustito en casa que cuando Ortega Cano se pasó «dándole al jarabe para los de la abuela», y otros porque tienen miedo al virus.
Los niños no se fían
Vamos, que ni los niños se fian de los informes de Sanidad.
¡Ay pobres!, si es que tanto bombardeo de informaciòn y a todas horas por las teles -en comunicación eso se llama ruido o redundancia-no es bueno para el coco.
Si los mayores ya tenemos dificultades para abstraernos a tantos eslóganes, canciones llorosas, y abreviaturas de nuevo cuño, qué pensarán los niños.
Pero si es que, si a mi mismo, cuando veo en el telediario a la ristra de cantautores profesionales (que están en la mente de todos) presentando su nueva canción (a cuál más triste) me da el bajón, cómo no le va a dar a los niños.
Aversión diferida
Cuando yo era un enano, tenia una amiga cuyo padre le martirizaba poniéndole en el coche -si o sí- canciones de Manolo Escobar y Juanito Valderrama.
Asi que cuando tuvo uso de razon se convirtió en una especie de unabomber del flamenquillo.
Tanto es así que quemaba CDs y las fotos de los pobres Manolo y Juan, a nada que las veía
Ahora los niños no quieren salir a la calle. Los siguientes en desconfinar -dicen- serán a los mayores. Y es posible que estos, como los niños, también les digan que nones, que salga su prima; que ahí fuera anda el Coconavirus.
Y mientras tanto, los que estamos locos por salir aquí seguimos encerrados y al borde de la desesperación.
Aunque pensándolo bien, igual cuando dejen salir a hacer deporte o a pasear ya no tendremos ni pajoleras ganas de salir; que pudiera ser.
Los del Río
Así que no me extraña que los niños hayan cogido miedo.
Las letras de nuestros afamados cantautores no dejan lugar a dudas:… veia la calle solitaria…los parques vacios…solo en mi habitación miro con esperanza…¡madre, que truñacos!. ¡Que alguien pare esto, por favor!
Asi que en lugar de comprar mascarillas a empresas sin empleados, yo contrataba a María Jesús y a su acordeón (si es que no ha sufrido jubilación forzosa), para que compusiera una nueva versión de los pajaritos.
Otra buena opción también sería encargar a Los del Rio una nueva versión de la Macarena, también con baile, pero eso sí, que no se llamara Soledad, que me da un síncope.
Y así de paso igual a Tromp le da por entretenerse bailando, como es norma en los presidentes norteamericanos desde la época de Clinton, y deja de tener ideas de bombero.
Desinfección y calor
Si es que tanto Farmatint en ese pelaso Pantene no puede ser bueno, porque el tinte atraviesa la barrera hematoencefálica y luego pasa lo que pasa.
Y pasa que no sólo se le ocurren curiosos remedios para curar la infección por coronavirus sino que las anuncia, a bombo y platillo, en rueda de prensa.
La penúltima, porque la la última siempre está por llegar, es sugerir la introducción de desinfectantes -tipo lejía, amoniaco…-en el cuerpo de los enfermos para matar al virus.
Pequeño inciso: (Bueno a fuerza de ser sincero yo me he tomado algún cubarata de garrafón que llevaba aguarrás y aqui estoy, tan panchi)
La otra idea es eliminar al virus dándole calor a tu cuerpo Macarena, ¡ayhhh!.
Hierro candente
No ha especificado cómo hacerlo, pero no sería raro que aconsejara meterse un hierro candente por el trasero, de ese de marcar las reses, para conseguir subir la temperatura.
Así que no os extrañe que, en breve, en los estados del Medio Oeste y la llamada América profunda, que son fieles a Tromp, comiencen a aparecer casos por quemaduras de recto, esófago, laringe y lengua.
Incluso no habría que descartar algún deceso por introducirse hasta la garganta el pincho ardiendo de la barbacoa para producir el calor que mate al virus.
Y si no es por eso, puede que se vayan tocar la trompeta con Fausto, por tomar vasos de lejía y amoníaco como si fuera Bourbon.
Eso sí, el amoniaco perfumado, que Tromp también ha dicho que no le gusta el olor de los muertos.Ya veresis que lío

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