Ocho lugares «de interior» imprescindibles para viajar en invierno

El cambio al horario de invierno que sufrimos hace unas semanas, aparte de otras incomodidades físicas y/o mentales, puede producir, como efecto secundario, cierta pereza para viajar.

El principal culpable de este retraimiento, además de las condiciones climáticas, es sin duda la ausencia de luz solar a partir de las 6,30 de la tarde.

Y no es baladí pensar que, mientras los centros comerciales se frotan las manos con el mal tiempo, la hostelería en general se prepare para una etapa de «estrés oxidativo» hasta la llegada de marzo.

Sin embargo, y aún reconociendo que la oscuridad limita mucho la visita a ciertos lugares, también hay que reconocer que algunos paisajes de interior tienen más encanto, y además es la única forma de visitarles y no morir (de calor) en el intento.

Nos referimos, claro, a rutas de interior que bien pudieran realizarse por las dos Castillas e incluso por zonas de Soria, Navarra o Aragón, que se vuelven más bellas cuando las nubes «bajan a besar la tierra firme» porque, como ya sabréis, un beso lo cura todo.

Por eso, en este reportaje os sugerimos algunos lugares que, por su belleza, merecen ser visitados en otoño/invierno, ya que es en esta época del año cuando sus paisajes adquieren un esplendor más vigoroso.

Castillo de Loarre

1.- Castillo de Loarre y Los Mallos (Huesca)

El castillo de Loarre es, probablemente, uno de los más valiosos y bonitos de España.

Situado en Huesca, muy cerca de los Mallos de Riglos (otra preciosidad), este castillo-abadía es uno de los tres en el mundo que tiene una iglesia románica: la iglesia de San Pedro y su Capilla Real.

La fortaleza cuenta, además, con una cúpula-torre del homenaje y un aljibe que podía albergar hasta 8.000 litros de agua.

Interior de la iglesia románica

Además, esta fortaleza jamás fue conquistada y el director de cine Ridley Scott la eligió para rodar algunas escenas de la película El Reino de los Cielos.

Aparte de otras consideraciones, esta película sirve para entender un poco mejor la reciente y terrible guerra que está teniendo lugar en la franja de Gaza entre la milicia de Hamás e Israel.

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Castillo de Loarre por dentro
Mallos de Riglos
Bardenas Reales

2.- Bardenas Reales (Navarra)

Visitar el Parque Natural de las Bardenas Reales, en la provincia de Navarra, es un viaje alucinante hasta el corazón del «Far West».

Porque eso es lo que parecen sus famosos cabezos: un paisaje que recuerda las películas de vaqueros corriendo por sus meandros, y a cuatreros, sioux o apaches chapoteando entre los arroyos con sus caballos.

Los famosos cabezos

También, por momentos, puede que creas haber aterrizado sobre la superficie lunar o de otro satélite o planeta deshabitado.

En todo caso, si te apetece pasear entre sus formaciones arcillosas, no te cortes y vete a conocerlo.

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El paisaje puede parecer lunar

Molinos en Campo de Criptana

3.- Ruta de los Molinos (Ciudad Real y Toledo)

Consuegra y Campo de Criptana, en Toledo y Ciudad Real respectivamente, forman parte de las mismas tierras manchegas a las que los humanos intentamos poner unas fronteras que la naturaleza no entiende.

Son lugares parecidos hasta en sus molinos de viento: unos artefactos del siglo XVI que han sobrevivido a numerosas contiendas y efemérides.

Molinos en Consuegra

En el caso de Campo de Criptana, tres de sus molinos son Patrimonio Nacional: Burleta, Infanto y Sardinero y los otros siete, Inca, Garcilaso, Cariari, Quimera, Pilón, Lagarto, Poyatos y Culebro, son museos.

Pero si hay una forma más que recomendable para rematar la visita a más molinos es acercarse hasta Consuegra, ya en la provincia de Toledo, pero a escasos 40 minutos en coche de Campo de Criptana.

Allí te esperan un total de once molinos que dibujan la silueta y el paisaje de Consuegra, destacando, entre ellos, el denominado Sancho, que se encuentra en perfecto estado y donde se celebra la tradicional Molienda de la Paz.

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La ermita del Cañón del río Lobos

4.- Cañón del Río Lobos (Soria)

El cañón del Rio Lobos, situado en la provincia de Soria, es un clásico del otoño/invierno.

Antes fue un río, pero millones de años de erosión han dejado al descubierto un cañón que es emblemático no sólo para la provincia de Soria, sino para toda España.

Eso sí, comienza en la provincia de Burgos, tiene 25 kilómetros de longitud y fue declarado Parque Natural en 1985.

Imagen «clásica» desde el interior de la cueva

La grieta actual de roca caliza comenzó a gestarse casi en la época de los dinosaurios, en el periodo cretácico, a través de la erosión que produjo el cauce del río Lobos.

Sin embargo, ahora es otro río, el Ucero, quien contempla el vuelo de las rapaces que cruzan sus cielos.

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El paisaje dorado de las Médulas

5.- Las Médulas (León)

El paisaje de las Médulas, en la provincia de León, sigue deslumbrando a los visitantes, no sólo por su acusado color dorado sino por su emplazamiento.

Situadas en la comarca de El Bierzo, las Médulas son un lugar que tiene un encanto especial.

La historia es muy curiosa porque los restos que vemos hoy pertenecen a una antigua mina de oro excavada a cielo abierto por los romanos.

Una mina de oro a cielo abierto

Nada se sabe, al menos oficialmente, de cómo averiguaron los romanos que en esas tierras arcillosas podría haber abundante oro, pero el caso es que lo sabían.

Y además, se las apañaron para llevar hasta allí; hasta los montes de Orellán, el suficiente agua (a través de canales y cañerías) para lavar la tierra que iban excavando.

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Mirador de Orellán

Casca en el Monasterio de Piedra

6.- Monasterio de Piedra (Zaragoza)

Este parque natural recibe el nombre del monasterio cisterciense que lo vigila y del río Piedra que lo atraviesa y va modelando la roca caliza en sucesivas y preciosas cascadas y lagos que conforman su esqueleto.

El Monasterio de Piedra lo integran una serie de saltos y recintos que tienen al agua como protagonista.

Monasterio

Aunque parezca increíble, este conjunto kárstico estuvo en el fondo del mar y fue el plegamiento de la formación de los Pirineos quien lo trajo hasta la superficie.

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Fuente del Monasterio
Altos del Tajo

7.- Alto Tajo (Guadalajara)

Viajar hasta la comarca del Alto Tajo siempre es una aventura divertida.

Y no sólo porque la zona sea espectacular y bella, sino porque está tan diseminada en el mapa que ocupa parte de las provincias de Cuenca, Aragón y Guadalajara.

Por esa misma razón, se puede llegar allí de distintas formas pero, la opción más segura -y más recta, dentro de lo que cabe- es hacerlo desde Molina de Aragón.

El tamaño de las moles de piedra son impresionantes

Curiosamente, Molina de Aragón no pertenece a Aragón, sino a la provincia de Guadalajara.

¿Pero donde está el corazón de la zona? Pues en Peralejos de las Truchas. Donde, si quieres, te puedes hinchar a ver cuevas.

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Ermita de San Bernabé

8.- Ojo Guareña (Burgos)

El paraje de Ojo Guareña, en la provincia de Burgos, es tan espectacular como atrayente.

La «culpa» la tiene la ermita de San Bernabé excavada en la piedra y que es espectacular.

Pero esta ermita no es sino la parte visible de casi cien kilómetros de cuevas que convierte al lugar en el laberinto subterráneo más extenso de la Península Ibérica.

Además de su indiscutible interés espeleológico, en su interior se han localizado varios santuarios prehistóricos.

De hecho, es uno de los pocos lugares del mundo en donde se puede seguir, sin que falte ninguna etapa clave, la evolución de la religiosidad desde el Paleolítico.

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