Los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz son una de las comarcas más visitadas de Andalucía.
Y además, este año, el New York Times ha elegido a esta provincia andaluza como uno de los 52 destinos a los que recomienda viajar en 2019, y ha señalado a este conjunto de pueblos,como uno de sus atractivos.
Aparte de eso, el NYT también menciona la gastronomía y, en concreto al chef Angel León, como una razón poderosa para visitar Cádiz.
De hecho, los periodistas del NYT hacen especial hincapié en la gastronomía. No solo en el restaurante Aponiente , sino también en su segunda marca, Alevante, en Sancti Petri, que ya ha logado su primera estrella.
También citan otros locales emergentes como Saja River o Código de Barra, además del clásico El Faro donde puedes tomar las mejores tortillitas de camarones del Universo. Damos fe.
Pero, desde un punto de vista turístico, y además de las playas, lo más destacado de la provincia de Cádiz son los llamados Pueblos Blancos.
La mayoría de ellos situados junto a la Sierra de Grazalema. Y decimos la mayoría de ellos porque, por ejemplo, Setenil de las Bodegas está dentro de la primera denominación, pero no de la segunda.
Sierra de Grazalema
Los pueblos más famosos de esta ruta son Grazalema, Ubrique, Zahara de la Sierra, Setenil de las Bodegas y Olvera.
De ellos, solo los tres primeros están en la Sierra de Grazalema. Vamos, un lío del tres, si tenemos en cuenta, además, que la ciudad más influyente de la zona es Ronda, y Ronda es de Málaga.
Esta Sierra que casi hace frontera entre Málaga y Cádiz es famosa, entre otras cosas, por ser uno de los lugares donde más llueve de España.
A pesar de eso, el ganado más numeroso son ovejas y cabras, aunque el paisaje es anormalmente verde para hallarnos en Andalucía.
Oveja merina grazalemeña
Aquí se cria la famosa oveja merina Grazalemeña y la cabra payoya, cuyas leches se emplean para elaborar el famoso queso Payoyo, uno de los más curiosos y exquisitos de España.
Potente, sabe un poco a queso azul, sin serlo, y con el se preparan deliciosas tapas y postres.
Paisajísticamente, la Sierra de Grazalema es un lugar único. Con montañas increíbles, y mucho verde, por lo que las carreteras tienen muchas curvas y velocidad media de 40 km/h.
Por aquí anduvieron los romanos, los árabes…ya sabéis, ese crisol de culturas que caracteriza a Andalucía, y existe un culto al toro, al toreo y a la ‘Fiesta Nacional’ que encandila a muchos de los extranjeros que pululan por aquí (y son muchos).
Zahara de la Sierra
Puede que Zahara de los Atunes, sea más conocida pero, como dice el refrán, unos tienen la fama y otros cardan la lana (de oveja payoya, por supuesto).
Y es que Zahara de la Sierra puede que sea el pueblo más bonito de toda esta comarca.
No queremos pillarnos los dedos, porque es difícil hacer esta elección, pero el pantano y el castillo creemos que son definitivos para decir, sin temor a equivocarnos, que este es un lugar de ensueño.
El Castillo
El Castillo es una de las piezas fundamentales del pueblo que, como era de prever, está sobre una empinada loma.
Al llegar, dejarás a la derecha el embalse de El Gastor y el Rio Guadalete. Puedes subir con el coche hasta el centro del pueblo donde hay varios aparcamientos justo enfrente de la Iglesia de Santa María de la Mesa.
Sube al castillo y verás lo que es bueno. A mitad de la escalada hay un pequeño centro de interpretación, con algunos restos de la época árabe.
Es pequeño, aunque visitable, y desde las almenas de la Torre del Homenaje podrás hacer las mejores fotos.
Iglesia de Sta. María de la Mesa
Esta pequeña y coqueta iglesia está en el centro del pueblo. La bajada desde el castillo te conducirá hasta ella sí o sí.
La entrada, sobrecargada, ya nos dice que aquí hay barroco y neoclasicismo ‘por un tubo’, pero, eso sí, es de mármol rosa y un fiel representante de la arquitectura religiosa andaluza de la segunda mitad del siglo XVIII.
Así que entra a verla. Otra de las edificaciones religiosas que puedes ver es la Capilla de San Juan Letrán y, sobre todo, la Torre del Reloj, adosada a la ermita de San Juan.
Mas que ver en Zahara
Aparte del embalse de Gastor, otros lugares de interés son el pequeño bosque de Pinsapos (abeto azul y fósil viviente) que esta en la ladera del mismo pueblo; la garganta verde y la garganta seca y el puente de los palominos.
Grazalema
De origen romano, Grazalema no solo es el pueblo que da nombre a la Sierra, sino que es uno de los lugares más potentes, gastronómicamente hablando.
Aunque es gaditana por razones fronterizas, se miran en el espejo de la malagueña Ronda y en Ubrique como las ‘capitales en lo que se cuece todo’.
Y es que Ronda aparece sin rubor en las guías de la provincia de Cádiz como una mas de las atracciones.
Y nos parece muy bien, porque al contrario de lo que ocurre normalmente con regiones limítrofes que compiten, aquí no hay rivalidad y todos informan de las bellezas de su vecina sin tapujos. Ole.
Asomaderos
Es posible que si habeis llegado en coche lo hayais dejado cerca de alguno de los miradores de los asomaderos que, como su propio nombre indica, hay que asomarse para mirar.
Las vistas del pueblo, con la sierra detrás, es idílica. Caminando hacia el centro, encontrareis la plaza de España.
Seguramente, en ese camino también habreis pasado por una de las esculturas más famosas de Grazalema: la dedicada al Toro de Cuerda, que homenajea a esta famosa fiesta grazalemeña.
Calzada Medieval y Plaza de España
La plaza de España es el centro neurálgico del pueblo. Plagado de terrazas donde tomar el aperitivo, también cuenta con alguno de los restaurantes más famosos de Grazalema.
Como en otros pueblos andaluces, aquí hay bastantes iglesias, aunque las más pintorescas son la de San José y la de San Juan.
Si te asomas a uno de los miradores que salen de la plaza del Ayuntamiento o más arriba, verás por donde discurre la Calzada Medieval.
Tapas y toros
Ya hemos dicho que si hay un lugar donde la tapa es ley, ese es Grazalema. Aquí se come (y se compra) queso payoyo (hay varias tiendas artesanas cerca de la plaza de España) y cuenta con lugares para yantar de distinto pelaje y precio, pero todos de ‘buen comer’.
El local más famoso quizá sea Cádiz el Chico, en la misma plaza, pero si vas hacia el Ayuntamiento, encontrarás otros dos templos culinarios como son los mesones de El Torreón y el Simancón.
La maroma
Aunque si buscas el mejor lugar, y con la mejor relación calidad-precio, entonces tienes que ir a ver al famoso recortador de toros, Polin Barea, propietario del Gastrobar La Maroma.
Este restaurante siempre está hasta la bandera y no nos extraña nada. Crece y crece cada día y ya es imposible encontrar no solo mesa, sino hueco en la barra para llevarse a la boca una de sus famosas tapas.
Si hace bueno, ponen una pequeña terraza en la calle. Su ubicación está un poco alejada del centro, junto al cuartel de la Guardia Civil.
Está en el puesto número 1 en Tripadvisor , pero, para nosotros, es el número uno porque allí se disfruta de la comida a unos precios más que asequibles.
Setenil de las Bodegas
Lo de Setenil de las Bodegas es casi extraterrestre. Un pueblo partido en dos por un río y lleno de pedruscos que techan las calles.
Había que verlo y allá que nos fuimos. Curioso de principio a fin, debes tener cuidado donde dejas el coche, porque es posible que atasques la calle o no puedas volver sobre tus pasos.
El pueblo es un laberinto. Un caos de casas, y paredes de piedra.
Es como si hubieran vertido espuma entre las calles y las casas y ésta se hubiera endurecido hasta quedarse como el pedernal.
Impresiona caminar por una calle-cueva en la que el techo es piedra y asomarte a uno de sus balcones y ver el rio.
Y al otro lado una nueva piedra que hace de techumbre, y otra mas….y así casi hasta el infinito.
No son casas excavadas en la piedra, como en Alcalá del Júcar, o el Sacromonte, en Granada, sino que las calles se han acomodado siguiendo el curso del río Guadalporcún.
Y son los tajos que ha horadado el rio, donde se han habilitado las casas. La imagen, a veces, es dantesca porque parece que la piedra amenazara con aplastar las viviendas en cualquier momento.
Sol y Sombra
El pueblo es un laberinto, así que no desesperes si no te haces con el durante el primer embite. Eso sí, si pasas por el Rincón de los Besos, estás en el buen camino.
Esta ruta te llevará hasta una curva del río, en la llanura, y habrás dejado el castillo en lo alto, a la izquierda.
Una vez que bordees y vayas a la otra orilla, harás una ‘ese’ y verás las dos cuevas (calles) más famosas.
A un lado la Cuevas de la Sombra y al otro las Cuevas del Sol, que tienen la particularidad de que solo podemos ver la roca de la montaña, en lugar del cielo, cuando miramos hacia arriba. Vamos, que no se ve el cielo.
Castillo y Torre
Si habeis dejado el coche en la parte alta del pueblo, al volver sobre vuestros pasos podéis visitar el Castillo.
Su origen es medieval, de los siglos XIV y XV, pero aún conserva la Torre del Homenaje y un aljibe. Pertenece al Patrimonio Histórico Español desde 1985 y en 1993.
La Junta de Andalucía le dio el reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad. Otro lugar importante y curioso del pueblo es La Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, ya que mezcla los estilos mudéjar y gótico.
Otros pueblos blancos
Los otros pueblos blancos de renombre son Olvera, Algodonales, Ubrique y, aunque está en el extremo suroeste de la zona, Arcos de la Frontera.