Croacia: guía completa de un país sorprendente

En las siguientes líneas os presentamos una guía completa (la primera en formato único) sobre qué ver en Croacia: uno de los países europeos más bonitos que se pueden visitar.

Con ella recorreremos el país desde Zágreb, la capital, hasta Dubrovnic, deslizándonos por la costa Dálmata sin olvidarnos de las joyas de Istria y haciendo alguna incursión hacia el interior; en concreto a los lagos de Plitvice y Krka.

Un viaje completo en el que no faltará la gastronomía que, por estos lares, se basa sobre todo en la carne y la pasta debido a su influencia italiana.

Situación

Croacia tiene apenas cuatro millones de habitantes, pero es una de las repúblicas balcánicas más bonitas y variadas.

Apetecible de norte a sur, guarda mil historias fascinantes en sus acantilados, en otro tiempo dominados por el poderío veneciano, en sus islas y hasta en sus lagos interiores.

Anfiteatro romano de Pula

Arrinconada hacia el mar por Bosnia-Herzegovina, solo tiene ‘aire’ por el norte, en la zona cercana a Zagreb.

Y aunque está cada vez más abierta al turismo, aún esconde lugares idílicos como las islas de Hvar, Kúrkula o Brac, los pueblos de Trogir y Omis, o los lagos de Plitvice o Krka.

Curiosidades

Una de las cosas que llaman la atención del pueblo croata es como, con tan poca densidad de población, son capaces de forjar deportistas de altísimo nivel.

Un territorio que, ocupado en su mayoría por la región de Dalmacia, es miembro de la Unión Europea sólo desde julio de 2013. Y se nota.

Y se nota no sólo en asuntos tan cotidianos como la ropa o su parque automovilístico sino, por ejemplo, en la cantidad de fumadores/as que hay o en como celebran las bodas (una caravana de coches, en fila, ‘escoltando’ al de los novios y utilizando el claxon de manera continuada por todo el recorrido).

Hablando con los/las croatas se adivina, además, cierta identidad confusa marcada por un acusado mestizaje, italiano, austriaco, turco y hasta alemán que se ve reflejado, entre otras cuestiones, en su gastronomía.

Para ilustrar lo que decimos baste decir que en un país pegado al Mediterráneo (Adriático se llama aquí) y que no define su cultura gastronómica como tal, ya que el pescado apenas tiene peso en su dieta y es la carne, sin embargo, la protagonista.

Llegada a Zágreb

Zagreb es la capital de Croacia y al sitio donde llegamos en un vuelo de Iberia. La ciudad, situada en la provincia de Panonia, fue devastada por los tártaros en el siglo XIII.

Dividida en dos, desde el punto de vista arquitectónico, tenemos la zona baja (ciudad baja) o Donji Grad donde se aprecia la influencia austro-húngara.

La calle Llica es la zona comercial por excelencia, y está muy cerca de allí. como también lo está el funicular que apenas cien metros más allá os trasladará a la zona medieval de la ciudad, Gornji Grad, que os encantará.

Si no os tomáis un café y le dáis charleta a cualquiera que esté cerca no estaréis integrados, así que hacedlo cuanto antes.

Muchos dicen que Zagreb es la ‘gran sala de estar’ del país y donde los turistas se sienten como en casa, se supone que por la gran cantidad de cafés y terrazas que hay repartidos por sus plazas.

Los sábados por la mañana, esta costumbre se ha convertido en un ritual conocido como Spica y que consiste en sentarse en una terraza para charlar, ver a la gente pasar y, por supuesto, tomarse un café.

Puerto de Roving, en Istria

ISTRIA

Después de poco más de dos horas conduciendo desde Zagreb, se llega a la península de Istria, en concreto, a Rovinj o Rovigno, que es, sin duda, la ciudad más bonita y donde establecimos nuestro primer ‘cuartel general’.

Desde aquí visitamos Hum, la ciudad más pequeña del mundo y otras joyas medievales como Groznjan, hasta llegar a Novigrad, Porec y Pula

Rovinj fue una isla hasta que en 1763 el canal que la separaba fue cubierto de tierra y unido como si fuera una península .

Todas las ciudades (Porec, Pula, Rovinj…) tienen un Stari Grad o barrio antiguo -casco viejo.

En el caso de Rovinj, hay un puerto y un embarcadero a cada lado de la península que está dividida por una amplia zona peatonal.

Hum , la ciudad mas pequeña

Aparte de Rovinj, es imprescindible que os acerqueis hasta Pula para admirar su anfiteatro romano, el templo de Augusto, la catedral, los mosaicos romanos y el arco del triunfo.

La ciudad más pequeña

En Porec, en el norte de Istria, lo más notable es la Basílica Eufrasiana (declarada Patrimonio de la Humanidad por Unesco) visitable (previo pago), y con subida al campanario incluído.

Groznjan se podría describir como el pueblo de los artistas, ya que está ‘tomado’ por estos y sus talleres artesanos. Es chulísimo y guarda cierto encanto decadente con sus casas pintadas de colores.

Entre los pueblos medievales Hum -que aún conserva su estructura urbana, su fortaleza y frescos que datan del siglo XII- está considerado por el libro Guinness como la ciudad más pequeña del mundo con sus 17 habitantes.

En el camino puedes buscar los monumentos de las letras glagolíticas. Búscalas e indentifícalas.

PLITVICE Y KRKA

En Plitvice y Krka el agua y sus ‘saltos’ son los protagonistas. Cascadas, cuevas y fuentes naturales, algunas de tamaño descomunal, son las protagonistas de dos de los maravillosos Parques nacionales con los que cuenta Croacia.

Plitvice está situado en la zona interior de Lila-Karlovac y, Krka, cerca de la ciudad costera de Sibenik y a orillas del río del mismo nombre. No visitarlos, hará que tu viaje a Croacia siempre esté incompleto.

Todo en Plitvice es mágico y la luz del sol cambiante a lo largo del recorrido incorpora matices a unos colores para los que te faltarán fotos.

Pero no te precipites. porque a lo largo del trayecto, que se hace por pasarelas de madera y en barco, están señalizados los miradores desde los cuales se obtienen las mejores instantáneas y que no necesariamente son las primeras de la ruta.

En cuanto a Krka, más pequeño que el inmenso Plitvice, también guarda rincones extraordinarios aparte del transbordador que os llevará por el rio.

Plitvice

ZADAR

Esta ciudad dálmata, junto al Adriático, cuenta con una península que está parcialmente amurallada.

Su casco viejo es sorprendente y junto a él sus jóvenes son capaces de pasar la tarde tirándose al mar desde unos vetustos trampolines, en el mismo puerto, o jugando a baloncesto en cualquier cancha improvisada.

Zadar significa terraplén y tiene que ver con los muros defensivos que cuidaron de la ciudad desde la antiguedad a la Edad Media.

Las puertas antiguas de esta urbe situada en plena costa dálmata están perfectamente conservadas y junto a un pequeño puerto marcan la frontera entre lo nuevo y lo tradicional.

Sorprendente y acompasada, sus mejores cartas son el foro romano, la iglesia de San Donato, y la de San Simeón.

Además, también son de interés la catedral de Santa Anastasia, el monasterio franciscano, el museo de vidrio, la plaza del pueblo; pero, sobre todo, el saludo al sol y el órgano marino; ambos pegados el uno al otro y situados al final del puerto.

La plaza de Pet Bunara en Zadar

SIBENIK

Esta ciudad a orillas del Adriático es una de las ‘olvidadas’ del turismo que llega hasta Croacia. Claro que tampoco es que la promocionen mucho.

Sin embargo, esconde algunas joyas arquitectónicas y también gastronómicas, porque alli se encuentra el mejor restaurante del país: Pelegrini.

Además, el local está situado junto a la catedral de Santiago que es patrimonio cultural del la Unesco. Solo por eso y por admirar su estilo ‘toscano’ calizo ya vale la pena la visita.

También puedes subir a su castillo y deambular por sus calles pintorescas. Y sobre todo, sobre todo, no dejes pasar la oportunidad de cenar en Pelegrini.

SPLIT

Aunque no lo parezca, Split es la capital más importante de Dalmacia y con sus 200.000 habitantes (recordemos que toda Croacia tiene 4 millones) la segunda ciudad de Croacia tras Zagreb.

Pero, eso sí, esta es la verdadera capital de la gastronomía porque su oferta es abundante y, en muchos casos, de altísimo nivel.

Eclipsada siempre por la inigualable Dubrovnic, la ciudad esconde rincones arquitectónicos y gastronómicos muy interesantes.

Además, siempre acompaña el aliciente de poder visitar las cercanas islas de Hvar y Brac.

Estas islas son dos complementos imprescindibles a una ciudad que quizá no existiría si no hubiera fijado aquí su retiro el emperador Diocleciano.

De hecho, su Palacio (y el conjunto de edificios que lo envuelve) es una auténtica salvajada para la vista.

Construído entre los siglos III y IV, la UNESCO lo declaro patrimonio de la humanidad en 1979. Pero, ¡cómo no iba a hacerlo….si es una maravilla!

Palacio de Diocleciano al atardecer

HVAR y BRAC

La isla de Hvar, frente a Split, en Dalmacia, es la más famosa y visitada del país.

Sus aguas cristalinas, así como su famoso ocio nocturno y su oferta de restauración ya la convertirían, por si misma, en un aliciente para visitarla.

Pero es que, además, es bella y tiene monumentos y rincones realmente preciosos que marcan el tempo de una isla para pensar, soñar y divertirse. 

A la isla se llega en catamarán o en ferry (con cohe o sin el) desde Split. Lo mejo es comprar los billetes en Jadrolinja que, por otro lado, es la compañía ‘naviera oficial croata y la que ofrece más horarios.

En el catamarán se tarda una hora, y desde el puerto de Hvar se puede ir andando a cualquiera de los hoteles o apartamentos en los que pernoctar.

Brac

En cuanto a Brac, es más familiar y tranquila que Hvar, aunque tiene unas carreteras tan endiabladas como las de su hermana ‘marchosa’.

Carreteras que conocen bien los taxistas del puerto que hacen el recorrido desde Supetar hasta el sur (Bol) y su famosa playa de Zlatni Rat .

Para que os hagais una idea, en este recorrido, de unos 40 km se emplea una hora y los taxistas lo hacen en media hora escasa. Así que adelantan hasta en línea continua, pero, tranquilos, que controlan un montón.

El cabo dorado o Zlatni Rat es el lugar más famoso de la isla y prácticamente ésta vive de él. Pero también hay otros lugares como la playa de Stomarica, en la bahía del mismo nombre que merece la pena ver.

Plaza principal de Hvar

OMIS

Cuando uno camina por las empinadas calles de Omis, se da cuenta del recorrido que hacían los piratas hacia sus barcos-flecha una vez divisada la nave que iban a abordar.

Y es que este pueblo sorprendente y estratégico jamás fue conquistado por nadie.

Omis es una de las pequeñas joyas más desconocidas de Croacia. Con una población de apenas 15.000 habitantes está situado a unos 25 km. al sur de Split.

El pueblo se encuentra en la desembocadura del río Cetina que desemboca en el Adriático y cuenta con unas paredes-cañones de piedra que ahora sirven de reto a los aficionados a la escalada pero que, en su día, fueron el mejor refugio para los corsarios.

Las montañas de Omis fueron refugio de piratas

TROGIR

Es un pequeño pueblo-isla que se encuentra al sur de la costa Dálmata (Adriático) y a mitad de camino entre Sibenik y Split.

El casco histórico está, precisamente, en este pequeño islote de apenas un kilómetro cuadrado que se encuentra conectado al resto del pueblo por dos puentes situados al norte y al sur.

Medieval, renacestista y barroco hasta el tuétano, recorrer sus calles sin prisas es más que un placer.

Declarado Patrimonio de la Humanidad en 1997 lo primero que debéís hacer, si vais en coche, es dejarlo aparcado a las afueras en alguno de los múltiples parkings de pago que hay (cuanto más lejos del centro, más baratos).

Pero no os preocupeis porque todo está ‘a tiro de piedra’ andando.

Una de las recomendaciones es que callejeis hasta el puerto, y una vez allí, visitéis el Castillo del Camarlengo, construido por los venecianos en el siglo XV y que cuenta con las mejores vistas.

DUBROVNIC

Dubrovnic se encuentra a unos 500 km. de Zagreb, la capital, y es, sin duda, la ciudad más turística de Croacia.

A ello contribuye, sin duda, el atraque de cruceros y cruceristas que llenan la ciudad durante horas como si fueran hordas invasoras.

Y es que esta es una de las ciudades que mas sufrió la guerra contra Serbia, y nosotros que la hemos visto antes y después de ese fatal acontecimiento, podemos asegurar que la restauración -que nunca se detiene- ha hecho milagros.

Su muralla con 16 torres es paseable. Pero hay mucho que ver: la puerta de Pile, La Placa, la Plaza Luza, y, sobre todo, el Palacio de los Sponza y la iglesia de San Blas.

Otro de los monumentos importantes de Dubrovnik es el Palacio de los Rectores (Knežev dvor) que fue la sede del gobierno y del rector en los tiempos en que Dubrovnik fue una república independiente y la espectacular Catedral de Velika Gospa, que fue construida en 1192.

Si llegas desde Split ten en cuenta que hay que cruzar la frontera con Bosnia para llegar a Dubrovnic y algunas casas de alquiler de coches. cobran fianzas y suplementos descomunales por ello.

Dubrovnic es conocida como la perla del Adriático

Consejos prácticos

Iberia vuela directa a Zagreb y a Dubrovnic o a Split, de manera que puedes empezar tu ruta por donde quieras o saltarte Dubrovnic para evitar problemas con el coche de alquiler.

En cuanto a la moneda y aunque Croacia pertenece a la UE, tiene el kuna como moneda (1 euros=7,50 kunas).

Si alquilas un coche, te aconsejamos que lo hagas desde España, para que no haya problemas al recogerlo o vía web.

Como es costumbre, te cobrarán una fianza alta y un seguro. Tenlo en cuenta, así como llevar tarjeta de crédito.

Infórmate bien porque algunas compañías te cobran más si devuelves el coche en una ciudad distinta a la que lo recogiste, pero lo normal es que haya oficina en los principales aeropuertos.

Si vas a visitar una isla no lleves el coche en el ferry, no hace falta y algunas como Brac tienen carreteras más que endiabladas.

Lo más práctico es acordar con otros viajeros coger una minivan para que os hagan precio y os trasladen donde queráis, aunque dadas las circunstancias de pandemia quizá no sea aconsejable.

La carreteras en Croacia (solo hay una autopista) están bastante mal señalizadas. Respeta los límites de velocidad, sobre todo al paso por pueblos, porque ponen multas para aburrir.

Gastromomía

Ya hemos dicho que aunque está junto al mar Adriático, y salvo en Rovinj y en Sibenik que se come pescado, los platos por excelencia de Croacia son la carne y, en el norte, los Pljukanci (pasta).

En general, se come bien en casi todos lados, pero ten en cuenta que no todas las konobas (tabernas) están a la altura en calidad.

Istria, por ejemplo, cuenta con una oferta gastronómica más que interesante representada, entre otros, por la trufa.

Restaurantes como Barba Danilo o Monte, son dos buenos ejemplos de que aquí la gastronomía es interesante.

En Porec, sin ninguna duda, el mejor restarurante es Konoba Daniela.

El chef de Pelegrini

Ya en Zadar, la cuna del slow food, nuestra recomendación es Pet Bunara, cerca de la muralla, o Kastel (hotel Bastion).

Y en Sibenik, por supuesto, Pelegrini, uno de los mejores restaurantes de Croacia, al que le concedieron (por fin) la estrella Michelin.

En Hvar también hay lugares interesantes, y sitio para las algarrobas, el producto local, como las que cocinan en el restaurante Dalmatino, nuestro restaurante recomendado en Hvar.

En la isla también tienen buena fama Agava, Konoba Menego y Zori. Y si te va la marcha, y esperamos que sí, poneros ‘guapas’ y ‘guapos’ e iros a tomar algo a Carpe Diem.

Es lo más. Copas a 100 kunas, unos 14 euros, y lugar donde va la gente guapa. Está en el puerto y es ideal para ver y ser visto/a.

En Split las recomendaciones gastronómicas pasan por Konova Fetivi y Perivoj, y en Dubrovnic, Bistro Tavulin, Pantarul  o si queréis algo mas potente 360º también con estrella Michelin.

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