Suena a cuento o a título de canción ochentera, pero en realidad Breslavia (Wroclaw en su lengua vernácula) es una de las capitales más bonitas de Polonia.
Por situación geográfica, al oeste del país, y costumbres ancestrales puede que sea la más alemana de las ciudades polacas.
No en vano, está situada en la región de Silesia, territorio alemán hasta la conferencia de Postdam, tras la derrota alemana durante la Segunda Guerra Mundial
Esta conferencia movió las líneas fronterizas hasta situarla en Polonia y ser repoblada por los habitantes, sobre todo, de la ciudad de Lwow hoy territorio Ucraniano aunque perteneció a la Unión Soviética.
Vamos, un lío de identidades en una ciudad coqueta e indispensable si pensais viajar a Polonia.
Datos generales
Breslavia (Wroclaw) está bañada por el río Odra cuyo cauce y canales forman 12 islas y un total de 130 puentes.
Es, por número de habitantes, la cuarta ciudad más grande del país y hasta la Segunda Guerra Mundial formó parte de Alemania; de ahí que ‘la cabra tire al monte’ y en su ADN aún no se haya borrado la estirpe teutona.
Pero de lo que no se puede dudar es de que Breslavia, con poco más de medio millón de habitantes, es junto a Cracovia y Varsovia, una de las ciudades más apetecibles para visitar en Polonia.
Sus calles y edificios conforman una bonita fusión entre diferentes estilos arquitectónicos y corrientes artísticas que te van a enamorar.
Su historia
La ciudad nació a orillas del río Oder en torno al año 1.000 cuando el Rey Boleslaw el Valiente le concede un obispado.
En el año 1.138 se convierte en la capital de Silesia, año a partir del cuál la ciudad crece rápidamente hasta que en 1.335 Polonia pierde su control y pasa a manos de Bohemia.
Posteriormente, en el siglo XVI, pertenecerá a Austria y a mediados del siglo XVI, tras la guerra contra Prusia, pasa a formar parte del territorio de esta última que le dan el nombre de Breslau.
En fin, un lío geopolítico ‘del tres’ que hemos intentado resumiros en seis líneas para no aburriros.
Qué ver
Plaza del mercado
Pero lo que si es seguro es que en cuanto os instaleis en la ciudad estareis ansiosos por pisar su famosa Plaza del Mercado.
A nosotros nos ocurrió eso mismo y, desde luego, la visión colmó todas nuestras expectativas.
Habíamos visto fotos atrayentes, pero no eran nada comparado como la impresión que nos dio contemplarla en directo.
Y es que, pen nuestra opinión, esta plaza es la más bonita de Polonia. Coqueta, romántica, abarcable…es espectacular desde todas las perpectivas.
Decimos eso, porque es preciso subir hasta la torre de la Iglesia de Santa Isabel (Kosciol Sw.Elzbiety) para contemplarla desde arriba: increíble, sublime, no hay suficientes adjetivos para definirla.
A vista de pájaro
De forma incomprensible (lo comprobamos por los viajeros que nos íbamos encontrando durante nuestro periplo por Polonia) esta ciudad queda fuera de los circuitos de visita, cuando, en realidad, es imprescindible. ¡Cosas de la vida..y las agencias de viaje!
El caso es que nosotros sí que estuvimos y os la recomendamos encarecidamente.
Porque aunque no es muy grande (se puede recorrer casi en su totalidad, andando) cuenta con monotones de edificios y lugares de gran belleza.
La casa de Hansel y Gretel
Estilos que se funden en el Ayuntamiento de la Plaza del Mercado (Rynek) o en la casa de Hansel y Gretel…Edificios del siglo XV pegados unos a otros y a cuál más bello.
Si teneis paciencia y esperais hasta el atardecer, vereis unas puestas de sol espectaculares.
Así que en Breslavia se impone dejar el coche aparcado (aquí como en toda Polonia lo puedes dejar varios días sin moverlo del sitio y renovando solo el ticket de aparcamiento) y pasear.
Puente del amor
Os recomendamos que descendais desde el Stare Rynek por una de sus calles laterales hasta el rio Oder y busqueis el embarcadero.
Si os apetece, podeis dar una garbeo en barco, pero a nosotros no nos pareció muy apasionante.
Por el contrario, os aconsejamos que vayais hasta la Catedral y que cruceis por el puente del amor (inconfundible con su color verde).
Lleno de candados (que de forma avezada venden en puestos ambulantes) donde enamorados propios y foráneos dejan su huella y sus románticos mensajes
Mercado central
Todo este conjunto arquitectónico está en una especie de islote sobre el río y merece mucho la pena.
Desde allí podeis dirigiros al mercado central, un lugar curioso pero donde no creo que compreis nada, salvo que os guste la moda de 1950.
Pero es interesante ver como el puesto de urnas para guardar las cenizas de los muertos, flores y lápidas conviven, en el mismo espacio, con la frutería, la carnicería o la tienda de ¿moda? viejuna.
Panorama
Otro lugar pintoresco, pero al que hay que ir en tranvía, es el Panorama Raclawicka:un museo cuyo edificio circular parece una corona.
Alberga un cuadro de 120 metros por 15 de alto y ocupa todo el diámetro interior del museo de modo que se contempla en una visión de 360º y representa la batalla de Raclawice que los polacos ganaron a los rusos en 1794.
Los 250 enanitos
Finalmente, no quisíeramos terminar este reportaje sin citar lo que es uno de los símbolos de Breslavia.
Nos referimos a las figuras de sus enanitos en bronce.
Son pequeñitos y como los níscalos en otoño: cuesta ver el primero, pero cuando ves uno los localizas a todos.
Hay nada menos que 250 repartidos por toda la ciudad y cada uno representa un oficio.
La leyenda dice que estos gnomos llegaron hasta Breslavia para defender a la ciudad del diablillo de Odra, un tocanarices que se pasaba el dia haciendo maldades y que los gnomos pusieron en su sitio.
Otra leyenda habla de una papa enano y su descendencia esparcida por la ciudad, pero lo cierto es que los enanitos representan a la ‘libertad’.
El movimiento Orange
Y es que el primer enano fue ‘plantado en la ciudad’ en 2001 como homenaje a los miembros de un grupo clandestino llamado The Orange Alternative que protestaban contra el gobierno comunista de la época.
En algunas manifestaciones se disfrazaban de enanos y así se convirtieron en todo un símbolo de la lucha por la libertad de la ciudad.
Después vieron que estas figuritas podrían ser un reclamo turístico para la ciudad y decidieron poner muchos más repartidos por la ciudad y a fe que lo han conseguido.
De hecho, existe un mapa de la ciudad con su localización, aunque puede ser más divertido buscarles o lozalizarles por sorpresa.
Pero, cuidado, son como las patatas fritas, ves uno y ya no puedes parar.
Mas pistas
Lo que las guías no dicen
La mejor vista de la plaza del mercado se obtiene desde la torre de la Iglesia de Santa Isabel (Kosciol Sw.Elzbiety) justo en una de las esquinas del Rynek (foto del inicio del reportaje).
Hay que pagar 5 PLn o zlotis, poco mas de dos euros, para subir hasta su torre de 80 metros de altura, y aunque hay que hacer pierna la recompensa es brutal.
El Hala Ludowa (Pabellón del Pueblo), está un poco fuera del circuito turístico, pero puedes tomar un tranvía cerca del Rynek.
También, si lo prefieres, puedes caminar hasta la plaza de Ronald Reagan (como lo leeis) para tomar el tranvía que te llevará sin equivocaros de dirección.
El arquitecto Max Berg fue el diseñador de este inmenso edificio de hormigón y vidrio.
Está coronado por una gran cúpula que además en su día sirvió para conmemorar el centenario de la victoria de Prusia sobre Napoleón.
Pero lo bonito no es este edificio, sino el bosque donde está situado y la fuente con espectáculo de luz y sonido que le da vidilla.
Justo al lado, está el jardín japonés. De pago, si quieres acceder al interior, pero gratis, si das una vuelta por sus puentes, islas y riachuelos zen.
Lo que no te puedes perder
El Stare Rynek o Plaza del Mercado es el centro de la ciudad medieval. El ayuntamiento fue construído en el siglo XIII en el emplazamiento que ocupa el actual edificio.
Cerca de allí está la Plaza de la Sal (Plac Solny), emblemática por el ‘Konspira’.
También debes buscar el puente “Most Tumski“, es verde, metálico, y está lleno de candados.
También le llaman el puente del amor y conduce hasta la Isla de Arena (Wyspa Piaskowa).
Alli se encuentran un conjunto de edificios históricos como la iglesia ortodoxa Santa Ana (Kosciol Sw.Anny), el edificio de la biblioteca de la Universidad y una iglesia de estilo gótico.
Comer
Con respecto a la gastronomía, aparte de las sopas, algunas de ellas se consumen dentro de una hogaza de pan.
Los otros productos típicamente polacos son los pierogis; una especie de empanadillas rellenas que se toman cocidas, fritas o asadas… y los lody, que son los helados polacos.
El plato estrella es la carne y el pescado ni está ni se le espera. Por otro lado, existen unos lugares curiosos donde comer bien y barato.
Nos referimos a unos establecimientos llamados Bar mleczny (en español significa «bar de leche») que es un tipo de restaurante donde se sirven menús y comidas a precios económicos (unos 5 euros).
Ah y no os olvideis de lo bollos tradicionales de Paczkan.
Van cubiertos de azucar o rellenos de chocolate, mermelada de arandanos, crema…parecidos a los donuts, pero mucho más ricos y baratos tienen una inconfundible forma de jamón. Exquisitos es poco.
Para comer, el restaurante más famoso donde sirven pierogis está en una esquina de la plaza del Mercado (Rynek 26) y se llama Pierogarnia.
Los camareros-as no son simpáticos, pero todo sea por probar las empanadillas y alguna cosa más.
Pero si quereis comer distinto, a un precio competitivo y en lugar chulísimo debeis llegar hasta la Maddalena (Pawła Włodkowica 9) restauracja@lamaddalena.pl.
Otro de los lugares más conocidos, sobre todo porque cierra tarde (lo cuál es raro en Polonia) es Kurna Chata (Odrzańska 17), Konspira. (Pl. Solny 11).
Si quieres tapas y cerveza, Novocaina. (Rynek 13). Przedwojenna (pl. Sw. Mikolaja 81) y el Stolna (ul. Szwedzka 17) si buscas lo mas barato.
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