Liubliana, la capital de Eslovenia, es uno de las ciudades que hay que ver en este país abducido por la protección a la naturaleza.
Y es que, esta ciudad tenía una deuda conmigo -o yo con ella- y necesitaba conocerla para ponerme «en paz».
He de añadir que esta no fue la causa de nuestra visita a Liubliana, pero sí que «me quité una espina que tenía clavada en el corazón», como decía aquella canción clásica.
La cuestión -y permitidme esta pequeña licencia personal- es que hace muchos años tuve una experiencia que ahora entiendo fue positiva.
Viajábamos a un congreso médico de Francfort a Dubrovnic, pero desde la salida del vuelo, en uno de esos invernales » días de perros», vimos que al avión de Jal (Jugoslavian airlines) le costaba tomar altura.


Anécdota
Los tirones que pegaba para alcanzar su nivel de vuelo puso en aprieto a las azafatas y llenó de incertidumbre, cuando no miedo, al pasaje.
Voy a ahorraros más detalles para no extender en demasía este relato, pero el caso es que tuvimos que hacer un aterrizaje imprevisto (de emergencia, diría yo) en Liubliana.
Así que, de repente, descendimos a toda pastilla entre nubes y niebla para encontrarnos con un bosque de árboles inmensos (o eso me pareció) y aterrizar sin mácula en Liubliana.
Ahora se, de buena tinta, que los pilotos, controladores y dirección de operaciones del aeropuerto esloveno hicieron un gran trabajo y se lo agradezco de corazón.
Sin embargo, en mí perduró por mucho tiempo este sucedido que yo recordaba como un incidente desafortunado y aterrador cuando, en realidad, ahora veo que tuvimos mucha suerte.
Por eso he escrito que tenía una deuda con Liubliana a la que no tuve en mucha estima durante mucho tiempo, por las razones ya explicadas, y a la que tenía que pedir disculpas por no haberla amado.
Así que la llegada aquí -aunque esta vez lo hice en coche desde Venecia porque era mucho mas barato el vuelo- supuso para mí algo más que una visita turística.

| POR SI NO QUIERES LEER TODO EL REPORTAJE… |
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| Liubliana es la capital de Eslovenia y la ciudad más bonita y completa de este país. Si no has viajado hasta aquí no conocerás Europa al completo, como tampoco una de sus mayores joyas «esculpida» por Jože Plečnik: el arquitecto nacional esloveno. En Liubliana, además, destacan su orden y limpieza, lo que da aún mas brillo a su belleza. No dejes de subir hasta el café Nebotičnik y contemplar la ciudad en una visión 360 grados. En Eslovenia se come y se cena pronto, así que no te despistes con los horarios. Sarajevo 84 y Sokol son los mejores lugares para comer a buen precio. |
Salvada
A excepción de casi todas las ciudades balcánicas, Liubliana apenas sufrió el impacto de una de las guerras de los Balcanes tal vez protegida por el mariscal Tito (Josi Broz Tito).
Tito era, por entonces, presidente de la antigua Yugoslavia y fuera por la áspera orografía de Eslovenia o porque fijó aquí su residencia de verano, en este país apenas se notó el conflicto.
Por ello, como ocurrió con Cracovia, en Polonia, donde los nazis instalaron su cuartel general, en plena guerra esta ciudad se mantuvo en pie y sus monumentos -que son bastantes- intactos.
Es llegar a su almendra central, la parte vieja o histórica, y Liubliana se convierte en un museo al aire libre de estilos arquitectónicos: venecianos, art nouveau…. mires adonde mires siempre hay algo que ver.

Lluvia
Para verla y recorrerla bastan dos días, pero una vez conocida tal vez tengas la tentación de quedarte a vivir allí.
Pequeña, pero acogedora, Liubliana está, ante todo, limpia. Aunque, eso sí, llueve mucho, lo que deberás tener en cuenta antes de sucumbir a la tentación de establecer allí tu hogar.
De hecho, en medio de la plaza Preseren, en el corazón de la ciudad, hay montado una especie de entramado de tuberías de goma que simulan lluvia.
Si te pones debajo de ellas se activan para que los visitantes sepan como es el clima aquí.

Qué ver 💯
✅Liubliana 📸Catedral 📸 Castillo 📸Plaza Preseren 📸Puente triple 📸Puente de los dragones 📸Mercado 📸Café Nebotičnik 📸 Ayuntamiento 📸 Tivoli Park 📸 Metelkova 📸 Biblioteca Nacional 🍗 Kranjska Klobasa (Salchicha ahumada con puré).
Breve historia
Liubliana fue campamento militar romano de la Legion XV Apollinaris a mediados del siglo I a. C.
Pero no fue considerada como ciudad hasta la fundación de la Colonia Iulia Emona años más tarde.
Hubo que esperar hasta el siglo VI para que se instalaran allí los antepasados de los eslovenos, y en el siglo XI cayeron bajo el dominio de los francos.
Desde aquí y hasta Napoleón, la ciudad fue conquistada por distintas facciones político militares hasta que en 1918, tras la Primera Guerra Mundial, se incorporó al Reino de Serbios, Croatas y Eslovenos.
Liberación
Después de la Segunda Guerra Mundial se convertió en la capital de la República Socialista de Eslovenia, formando parte de Yugoslavia.
Así se llega a 1991, dos años después de la caída del muro de Berlín, cuando, tras el conflicto bélico mencionado en los Balcanes, Eslovenia se independizó de Yugoslavia, siendo desde entonces Liubliana la capital del país.

Dragones
El dragón, como pasa en Cracovia (Polonia) o Estocolmo, es uno de los símbolos o el símbolo más potente de Liubliana.
En algunos lugares, el mito de San Jorge luchando contra el dragón perdura en la cultura popular como símbolo de liberación.
El dragón de Liubliana (en esloveno Ljubljanski zmaj) forma parte del escudo de la ciudad desde la época barroca y simboliza la fuerza, el valor y la sabiduría.
De hecho, uno de los lugares imprescindibles de la ciudad es el Puente de los dragones que comunica las dos partes de la ciudad atravesada por el río Ljubljanica.

Jože Plečnik
Pero al igual que los dragones, no se puede entender esta ciudad sin mencionar el arquitecto Jože Plečnik.
Venerado allá donde vayas en Eslovenia, este hombre diseñó la mayoría de los edificios más destacados de la ciudad.
Considerado el Arquitecto Nacional esloveno, quiso hacer de su arte un instrumento al servicio de la afirmación de la identidad eslovena frente a la cultura germánica dominante en el Imperio austrohúngaro.
Además del Mercado, situado a la vera del río Ljubljanica, con una monumental columnata que llega hasta el puente de los dragones, es autor de la Biblioteca Nacional y Universitaria.
También diseñó el famoso Cementerio de Žale, e intervino directamente con reformas o reestructuraciones en los canales, en el Puente Triple, el Castillo o la plaza Levstik, entre otros.

Castillo
Ya hemos hablado del Mercado (al lado ponen los fines e semana un mercadillo inmenso al aire libre) y de la Biblioteca Nacional, pero uno de los monumentos más emblemáticos es el Castillo.
Aunque se puede subir andando, te aconsejamos que tomes el funicular porque las vistas de la ciudad son impresionantes.
Puedes tomarlo solo para subir (lo que hicimos nosotros) o para subir y bajar del castillo, ambos por un ticket razonable.

El Ljubljanski grad es un castillo medieval situado sobre una colina a 376 m. sobre el nivel del mar.
Excepto las murallas, las torres y la capilla de San Jorge, el resto fue reconstruido en los siglos XVI y XVII.
Hasta el año 1814 el castillo funcionó como una fortaleza y más tarde como prisión provincial, y hay que decir que es más bonito por fuera que por dentro.


Preseren
La plaza de Preseren, en el centro histórico de la ciudad, honra al poeta France Prešeren y uno de sus mayores atractivos es el llamado Puente Triple.
En esta plaza, llena de restaurantes, heladerías, terrazas…se aglutina gran parte de la vida de la ciudad.
Entre otros monumentos se encuentra la Iglesia franciscana de la Anunciación, principal punto de atención, con su peculiar fachada de color rojizo.
A su lado el edificio que representa el Art Nouveau de Eslovenia.
Puente triple
Jože Plečnik diseñó en 1929 la extensión del puente triple con dos pasarelas en un ángulo leve a cada lado.
La construcción empezó en 1931 y continuó hasta la primavera de 1932.
El puente se abrió al tráfico en abril de 1932 y desde 2007, los tres puentes son peatonales.

Ayuntamiento
Otro de los monumentos que debes visitar en tu paseo por la ciudad es el ayuntamiento, que está junto al Tivoli Park.
Allí también está la fuente de Robba que fue construida en mármol por Francesco Robba en 1751. y representa los tres ríos de la antigua región de Carniola: Ljubljanica, Krka y Sava.
La que verás es una réplica porque la original está ubicada en la Galería Nacional.
Desde allí llegaras a la Biblioteca Nacional y a la Universidad, y te toparás con el río y otra vista del castillo allá en lo alto.


Imprescindible
En Liubliana es imprescindible pasear por la orilla del río, disfrutando de la tranquilidad y de los restaurantes, cafés y heladerías que hay en el recorrido.
Además. al lado del mercado, está el puente de los dragones y también el de las cadenas y candados.
Una curiosidad del mercado son las máquinas de vending en la que se puede adquirir leche de vaca recién ordeñada. Llevas tu recipiente, lo llenas con la cantidad que quieras y ya está.
Y no podemos terminar este reportaje sin mencionar las vistas del café Café Nebotičnik.
Puedes subir en ascensor hasta la azotea y hacer fotos de forma gratuita, pero lo mejor es que pases allí un rato y te tomes algo para disfrutar de una experiencia 360.


Metelkova
Finalmente, Metelkova es el barrio bohemio de Liubliana.
Situado cerca de la estación de trenes y autobuses, sus vecinos viven en antiguos barracones militares que han convertido en un centro artístico independiente.
No vamos a negar que el lugar está tomado también por ocupas y hay quien dice que no es recomendable ir allí de noche.
Transgresor y representante de la cultura alternativa, si vas por primera vez existe un brevaje llamado sangre de oso que pocos soportan con gallardía. ¿Te atreverás?

Comer
En Liubliana se come y se cena pronto y los desayunos son bastante aburridos, a base de cruasanes rellenos y poco mas.
La comida autóctona de Eslovenia se parece mucho a la austriaca y húngara lo que quiere decir que hay mucha salchicha y mucho goulash (ese guiso de de carne y verduras servido dentro de un pan).
También es común tomar una Kranjska Klobasa que es la típica salchicha ahumada con mostaza o chucrut o el Strukli (masa rellena dulce o salada).

Para comer en Liubliana los restaurantes más apañaos en calidad/precio son el Sarajevo 84; Vino y Ribe y vinoteka Sokol. Y más caro, pero de calidad, Altroké.
Sarajevo 84 siempre está lleno y hay que hacer cola (mucha) para entrar.
Pero burlar la fila es fácil si vas a última hora (poco antes de las 22h).


Galería














