Navarra de Olite a Zugarramurdi entre vino y brujas

Brujas y selvas indescriptibles, pueblos mágicos y montañas inexpugnables, así es la provincia de Navarra: un lugar que ofrece tantos alicientes que es difícil que el paisaje no nos deje impactados.

Pamplona, casi en el centro geográfico de Navarra, tiene suerte; porque allí donde la ciudad mire encontrará belleza: Irati, Lumbier, Urdax, Ochagavia, Zugarramurdi y Olite son ejemplos de lo que decimos.

Por eso es un viaje que hay que hacer en algún momento de nuestra vida

Tampoco debemos olvidar que goza de una gastronomìa excelsa, variada y exquisita.

De hecho, Navarra ha sido cuna, desde siempre, de los mejores cocineros españoles.

Qué ver

Ochagavia

Podemos comenzar el viaje por el norte de la Comunidad Foral, dirigiéndonos a Ochagavia.

Este pueblo, situado en el límite del valle de Salazar, en la confluencia de los Ríos Zatoya y Anduña, dista 85 km. de Pamplona.

Es uno de los pueblos más típicos del Pirineo Navarro.

Lo caracterizan, su puente medieval, sus calles empedradas y sus cuidadas casas situadas a ambos lados del río Anduña.

No está muy lejos del bosque de Irati, si vamos volando, pero en coche es otra cosa.

Así que si hemos decidido iniciar nuestro periplo Navarro por aquí, de regreso a Pamplona conviene detenerse en la Hoz o Foz de Lumbier.

Antes de llegar a este pueblo hay que ir pendiente de la carretera pues, poco antes de llegar, en el lado izquierdo, se alza un mirador con unas espectaculares vistas del valle.

Ochagavia

Foz de Lumbier

Desde la cercana localidad de Lumbier, se llega a un aparcamiento situado a escasos metros del acceso a la garganta.

La foz es una de las gargantas más espectaculares de Navarra y reserva natural desde 1987.

Si vamos por la tarde, hay que tener cuidado y llevar ropa de abrigo porque la humedad del río y la frialdad del lugar nos pueden sorprender.

Foz de Lumbier

La hoz, propiamente dicha, transcurre sobre el lecho que las aguas del río Irati dejaron millones de años atrás.

El camino, por la parte alta de los acantilados, es corto y asequible -300 metros de longitud-, y mas o menos a la mitad del recorrido tiene un túnel poco iluminado, como los que utilizaba el ferrocarril.

Pero es que por allí, pasaba el tren que transportaba mercancías y maderas

Fue el primer tren eléctrico de España, y comunicó Pamplona con Sangüesa entre 1911 y 1955.

Las paredes verticales del cañón alcanzan en su cota máxima 150 metros de altura.

En sus grietas, roturas y repisas viven grandes rapaces, entre las que abundan los buitres leonados, cuyo vuelo te acompañará en tu visita al desfiladero.

También sirve de refugio para zorros, jabalíes, tejones y alimoches, y está poblada de quejigos y coscojas, además de arbustos como tomillo, espliego y ollaga que se cuelan por las grietas.

La vegetación se transforma en bosques de álamos, sauces y fresnos tanto a la entrada como a la salida de esta belleza natural.

Urdax, el pueblo de las brujas

Si Lumbier es el pueblo del ferrocarril, Urdax es el pueblo de la brujería, aunque en estas historias haya más sombras que luces.

Hay varias cuevas para visitar. Situada en la ladera de los pirineos atlánticos, y tras atravesar valles y montañas preciosas encontramos la primera de ellas: Ikaburu.

Las visitas siempre son guiadas y duran alrededor de 30 minutos. Allí hay numerosas estalactitas y estalagmitas que, por supuesto, no se pueden tocar.

Siguiendo hacia Urdax y una vez pasado el pueblo (se puede ir a pie), está la segunda maravilla: las cuevas de Zugarramurdi.

En 1610, la Inquisición proceso a 40 vecinas de este pueblo bajo la acusación de brujería y condenó a 12 de ellas a morir en la hoguera.

Desde entonces, las cuevas se asocian a la brujería, y son conocidas por las celebraciones de akelarres que tuvieron lugar en su interior.

Cuevas de Zugarramurdi

Bosque de Irati

Finalmente, no nos podemos ir de Navarra sin visitar la selva o bosque de Iratí, un extenso territorio, (17.195 Ha) que desde la antigüedad ha tenido un aprovechamiento ganadero- forestal y cinegético.

Ubicado en gran parte en los Valles de Aezkoa y Salazar, es una de las más importantes masas forestales de hayedo-abetal que hay en Europa.

En este periplo viajero, tampoco hay que olvidarse de Olite: una joya monumental, que solo por su castillo y el parador ya merece una visita.

Bosque de Irati

Más pistas

Lo que las guías no dicen

Un consejo sencillo, pero eficaz, es que prepareis bien las excursiones.

Porque aunque no hay mucha distancia entre cada lugar, sí mucha carretera de montaña, por lo que se tarda bastante.

Así que es preciso planificar bien para no dar vueltas sin sentido y perder un tiempo precioso que podemos aprovechar para ver con detenimiento cualquiera de los pueblos.

En la zona pirenaica, además, podemos encontrar lluvia y nieve, así que hay que ir bien pertrechados.

A Irati conviene ir por la mañana porque desde el aparcamiento se tarda un buen rato en llegar hasta la presa donde comienza el recorrido circular.

De vuelta, y justo antes de salir a la carretera general, hay un restaurante grande, hecho de madera, donde ponen un menú del día para chuparse los dedos.

La visita a Olite y su castillo (en parte parador) es imprescindible. Si nos olvidamos de ella es que estamos locos, embrujados o somos el mismo diablo

Castillo de Olite

Lo que no te puedes perder

Orchagavia, Orbaizeta, Irati, Lumbier, Urdax, Olite, las Bardenas Reales y Pamplona.

Duración de la excursión: Varios días, así que vale la pena utilizar días de vacaciones o un puente para poder ver todo con tranquilidad.

Qué veremos. Bellísimos pueblos entre montañas, bosques inmensos que se autorregulan sin la mano del hombre.

También veréis cuevas, diablos, brujas y akelarres impresos en piedra y dibujos.

Comer

En Navarra se come entre bien y muy bien. Producto excelente y cocina similar a la vasca en un territorio con grandes restaurantes.

En Pamplona a los clásicos Rodero y Europa (60-90€), hay que unir la ultima incorporación que es la Biblioteca, todos con una estrella Michelin.

Si buscas la mejor relación calidad precio, tu elección debería de ser el restaurante Abaco (30-50 €), también en la capital.

Asimismo, en el pueblo de Urdániz está el único dos estrellas de Navarra: el Molino de Urdániz, y el restaurante Origen comandados con suma discreción por el chef David Yarnoz.

Plato en el menú del Molino de Urdániz

Finalmente, y por pueblos, en Ochagavia, la recomendación es el restaurante Etchemaité (20-45€).

En Lumbier, La Cocina del Principal (28-40€).

Luego también en Legasa teneís el Arotxa (35-45€); en Belate, Venta Ulzama, y Donamaria´ Ko benta (20-30€), situado entre los pueblos de Donamaria y Oiz.

Un comentario en «Navarra de Olite a Zugarramurdi entre vino y brujas»

  1. una buena opción esta en Tuela, su huerta, sus verdura y la gastronomía de la zona me apasiona. Recuerdo unos mesones, bares, hace mucho tiempo que tenía en sus cartas todo tipo de verdura. Uno era el "PICHORADICAS" fantástico. Típico (bodega) parecido a las bodegas de los laboratorios roche. Buscalo en este pueblo es todo bueno. Tambien la guardia. Enhorabuena por este blog se lo paso a mis amigo.

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