La Costa Brava, en Girona, tiene unos rincones increíbles y lugares tan emblemáticos como Cadaqués, Begur, Portlligat y Cap de Creus, por poner cuatro ejemplos.

Es como tener el Mediterráneo impreso en nuestros ojos y moderado por la mirada de Dalí, aunque por aquí tiene pocos adeptos.

Este es un ejemplo de como la política puede emponzoñar la obra de un genio como Salvador Dalí, con todos los peros que se le quieran poner a sus locuras.

Y es que en Cataluña son más de Joan Miró, que también tiene su arte y encanto pero, al menos para nosotros, no resulta tan atractivo como el genio de Port Lligat.

Al este de España

Uno de los atractivos de esta escapada –o vacaciones, más bien- a la Costa Brava, es llegar hasta el lugar más oriental de la península: el cap de Creus.

En él hay calas tan maravillosas y exclusivas que, en algunas de ellas, apenas caben dos toallas.

Desde la degollada hasta tres frares hay nada menos que 60 calas.

La carretera, sinuosa, como todas las del lugar, parte de Roses y llega hasta el propio cabo, donde está el faro y en el que hay un restaurante para tomar un tentempié.

Vistas del Cap de Creus

También hay unos preciosos acantilados, todos visitables.

Desde allí, el Mediterráneo se ve azul y turquesa, con zonas de algas que hacen preciosas formas en el agua e invitan a darse un chapuzón pero, cuidado, el agua está fresquita o helada, según cada cuál.

Además suele hacer bastante viento. De hecho, por encima de Playa de Aro, el agua del mar está fría, pero a cambio la mayoría de las calas gozan de una limpieza cristalina.

PortLligat

Siguiendo de noreste a sureste nos encontramos con PortLligat. Pequeña cala, preciosa, y un pueblín que tiene el honor de albergar la casa en la que vivió Dalí.

En ella, no hay nada que se haya dejado al azar, o que no tenga un sentido, hasta la colocación de los espejos de sus paredes estaba pensado para que desde la cama se viera amanecer y las noches estrelladas.

La casa también dispone de una habitación en la que sólo podía entrar Gala, con las paredes adornadas con fotos y recortes de periódicos, y donde la personalidad de la musa del genio ampurdanés está presente en cada rincón.

Como era de prever, la vivienda goza de unas vistas impresionantes y desde la terraza con los huevos y la cristalera los atardeceres son exclusivos.

Hay más, mucho más, así que no debeis perdérosla. Para que no tengáis problema os acosenjamos reservar la entrada con antelación.

Port de la Selva

Es difícil seguir por la costa y no encontrar lugares bonitos que recuerdan mucho a Menorca: pinos y mar, azules y verdes en perfecta simbiosis para los sentidos

Cerca de Cadaqués, otro de los lugares emblemáticos, aunque al otro lado de la montaña, es Port de la Selva.

Un lugar que no destaca por su belleza, pero sí por sus alrededores que incluye alguna que otra cala nudista.

De allí parte un barco que recorre las calas y da una vuelta por el Cap de Creus, es una especie de gondolilla, pero mola, es divertido y se ve la costa desde el mar, lo que siempre tiene su punto.

Port de la Selva está vigilado, desde la montaña, por el monasterio de Sant Pere de Rodas, otro lugar que no debeis perderos.

Begur

Y seguimos descendiendo hasta….Begur, aunque su bella playa, Sa Tuna, sea de chinarros.

Otro lugar interesante es Sant Martí d’Empuries, con sus ruinas romanas.

Si no tienes otra cosa mejor que hacer puedes visitarlas, pero no tienen nada espectacular: ya sabes: termas, pilotes y mucha, mucha imaginación para pensar en lo que podía haber allí hace siglos.

Por esta misma carretera, en dirección a Francia, y accediendo por un puerto lleno de curvas, se llega hasta Cadaqués, que es la joya de la corona.

Cadaqués

Calles encaladas, mar azul, puerto impoluto y una belleza indescriptible.

Todo en el pueblo es bonito aunque extraña que esté tan poco iluminado por la noche.

Aunque hay gente en verano, no está masificado y se puede vivir y pasear por sus empinadas calles con cierta holgura.

El puerto y el paseo por la bahía es el relajo total. Da igual lo que hagas, con sentarte y contemplar la belleza que te rodea, es suficiente.

Más pistas

Lo que las guías no dicen

Las carreteras son malas de solemnidad. Cuidado con los trayectos, hay muchas curvas y firme en mal estado.

Visita el pueblo de Sant Martí d’ Empuries; un pueblo pequeño, pero encantador que está al lado del mar, en un montículo y es coqueto y resultón.

Tómate algo en una de sus terrazas al atardecer, no te arrepentirás. Otra cosa es que se paga en todos lados.

Para ver cualquier monumento o lugar que quieras visitar, debes pasar por taquilla.

Lo que no te puedes perder

Las calas que rodean Port de la Selva, el Cap de Creus y el paisaje que lleva hasta el faro.

Un paseo por Cadaqués –de día y de noche– y las visitas a los museos de Dalí en Figueres, Portlligalt y Púbol.

Tampoco debes perderte la subida al monasterio de Sant Pere de Rodas y las vistas desde su terraza que son sencillamente impresionantes.

Comer y dormir

Las casas rurales de la zona son decentes y suelen estar en el campo, donde los payeses están aprovechando el tirón del turismo rural.

Los precios son elevados, pero uno se asegura dormir en medio de la naturaleza.

Aparte de restaurantes famosos como El Celler de Can Roca, aquí hay bastantes restaurantes con estrella michein como Bo.Tic o Massana, donde los 100 euros por comensal está asegurados.

Como alternativa te proponemos el también estrella michelin Ca l’Arpa donde podrías comer por unos 50 €, pero, sobre todo Quatre Estacions , Can Boix, donde puedes comer bien sin arruinarte (20-40 €).

En el propio Cadaqués tienes un restaurante donde no llegan los ‘guiris’. que es ‘Can Tito’: comida y trato espectacular.

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