A Cacela Velha (cacela antigua o cacela vieja) no se llega por casualidad sino a propósito.
Y decimos esto, porque desde la carretera comarcal que lleva del Algarve (Tavira) hasta España (Huelva) apenas hay un letrero indicativo, sin pistas, que nos hagan sospechar que el desvío de nuestra ruta valdrá la pena.
¡Pero, vaya que si vale la pena!

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Cacela Velha es, sin duda, la sorpresa inesperada si viajas al Algarve portugués. Sus paisajes, con el Parque Natural de la Ría Formosa como fondo, tienen más efectos positivos sobre el ánimo que si recibes 50 clases de yoga o te tomas un ansiolítico. La paz y la energía que desprende esta aldea es inigualable. |
Cacela Velha imprescindible 💯
✅Cacela Velha 📸Iglesia de la Asunción 📸 Castillo de los caballeros 📸Aljibe📸Parque Natural de Ría Formosa 📸 Pasear y mirar…fotografiar

Impacto visual
Si, como dicen los neurocientíficos, los humanos somos eminentemente visuales (aunque este sentido no tenga línea directa sobre el cerebro, sino sobre los receptores que codifican su señal) estamos ante un éxtasis visual.
El asunto a resolver es que buscan los viajeros cuando llegar a un sitio o si encuentran lo que realmente esperaban.

En Cacela Velha no esperábamos este espectáculo y tal vez por eso la sorpresa elevó nuestra admiración por encontrar tanta belleza y paz.
Sin embargo, cuando llegas a la aldea y aparcas el coche (hay parking gratuito a la entrada al pueblo) nada te hace sospechar de lo que te espera.

Cuatro casas
Apenas un restaurante, muy mono, eso sí, y unas cuantas casas rodeadas de una especie de muralla.
Pero es acercarte hasta «el murete» que linda con el océano y aparecen las primeras islas del Parque Natural de la Ría Formosa: un lugar no solo bello sino exclusivo.
Un paisaje que rezuma paz, meditación, casi misticismo viajero.
Toque de paz
Es uno de esos lugares, como la peña de Francia en Salamanca, donde las fuerzas telúricas, de existir, se conjugan para equilibrar la energía del cuerpo asestándole un toque de paz que te dejará mudo (textual).
Porque vociferar aquí, como si fueras un turista patoso, debería estar penado por ley, com también habría que prohibir el paso -es un decir- a quien no sea capaz de asimilar tanta energía positiva.

Así que el propio paisaje te somete a un ejercicio de «mirar y callar» que parece muy saludable y conveniente en un mundo lleno de voceros y predicadores de bulos.
De manera que, si queréis dejar «de cuajo» los ansiolíticos e hipnóticos, y sin efecto rebote, mirad lo que os traemos a continuación y decidnos si no es un eliogio de la belleza, como diría el extinto Umberto Eco.

Parque Natural
El Parque Natural de la Ria Formosa tiene una superficie de 18.000 hectáreas y es un laberinto de canales, islas, marismas y bancos de arena.
Se extiende a lo largo de 60 km del litoral algarvío, entre las Playas de Garrão y Manta Rota.

En Cacela Velha, en concreto, está protegido del mar por cinco islas barrera (Isla Barreta también conocida como Isla Desierta, Isla de Culatra, Isla de Armona, Isla de Tavira e Isla de Cabanas).
También cuenta con dos penínsulas (la península de Ancão, mas conocida como Isla de Faro y la Península de Cacela).


La Aldea
En cuanto a la aldea(o pueblo) en sí o, apenas cuenta con cinco calles empedradas con casas blancas y puertas y ventanas azules como corresponde a una joya marinera.
Todo impoluto y con ciertas reminiscencias árabes, que fueron quienes primero plantaron aquí «sus posaderas».
A pesar de ser un lugar minúsculo, que se puede ver en media hora, lo normal es que tu estancia se dilate mas de lo previsto sobre todo, y es lo que debes hacer, si bajas hasta las marismas.

Descenso al Paraiso
Para descender hasta el pie del Parque de la ria Formosa, tienes dos opciones.
Una de ellas es el camino que baja desde el final del pueblo (a la izquierda); y la otra vereda parte desde una esquina del mirador, a la derecha, y discurre entre alguno chalets y plantaciones de chumberas.

Nosotros subimos por uno y bajamos por el otro, pero da igual el camino que elijas.
Desde abajo, y ya sin perspectiva, podrás descalzarte y caminar por la ría (mejor con escarpines u otro calzado adecuado) y recorrer sin rumbo fijo todo el paraje.
En medio de los arenales encontrarás barquitos de pesca varados y esperándote para que te hagas cien fotos con ellos….a ser posible al atardecer.

Volver al pueblo
De regreso al pueblo, en la parte de arriba, hay cuatro casas, estupendamente cuidadas y un restaurante (además de una antigua cabina de teléfono).
Otras de las edificaciones que destacan es la Iglesia Matriz o de Nuestra Señora de la Anunciación (de origen medieval y remodelada en los siglos XVI-XVIII).
También tienes la fortaleza de los caballeros de Santiago de Cacela (del siglo XVII reconstruida tras el terremoto de Lisboa en 1755, y normalmente sin acceso) y el aljibe.

Justo en la entrada del pueblo, a mano derecha, se localiza el cementerio municipal, un lugar también que dicen hay que visitar en Cacela Velha, pero nosotros no fuimos.
Cacela Velha pertenece al municipio portugués de Vila Real de Santo Antonio, por lo que se encuentra a escasos 10 minutos de esta conocida ciudad famosa por la venta de sábanas y toallas “made in Portugal”.

Toallas y playas
Si quieres playa, playa, tendrás que esperar a la pleamar y/o retroceder un poco en tu camino (con coche) y acercarte hasta Cabanas.
Allí, unos barcos-taxi te trasladarán por pocos euros hasta las playas mas alucinantes.

Comer
En Cacela Velha, justo a la entrada, hay un restaurante que no tiene mala pinta y podrás tomar lo que quieras.
Pero si no es así, siempre puedes volver a Cabanas o Tavira donde encontrarás muchos lugares donde comer más que bien.

En Tavira, por ejemplo, los restaurantes A Ver Tavira, A Mesa y O Castelo, aunque con distintos estilos y precios, serán aciertos seguros.