¿Quieres sanar tu alma? Vente a la Peña de Francia

La Peña de Francia pertenece a la Comarca de las Batuecas, en el sur de la provincia de Salamanca, y es un lugar marcado por la magia y el misticismo.

Si buscais un sitio capaz de sanar las almas más torturadas este es, sin duda, el destino ideal.

En la Peña o Sierra de Francia, el tiempo real y el tiempo imaginario se unifican y detienen para dejar paso al «no tempus».

Porque lo que ocurre, en realidad, es que el paisaje te busca a ti; te enreda; te mima, te acurruca y, si ya estuviste, te obliga a volver mil veces a visitarlo.

La capital honorífica de la zona es la Alberca, y el camino hasta alcanzarla es uno de los viajes más bonitos que se pueden hacer al sur de Salamanca.

La Alberca

Sierra de Francia

Pero la llegada hasta estos pueblos desperdigados por los valles de robledales y encinas, estarían incompletos si no te adentraras en la Peña de Francia.

Y es que desde sus 1720 metros de altura, se divisa toda la comarca. Así que si te plantas allí al atardecer el paisaje se vuelve mágico.

Contemplarás unas vistas espectaculares sobre toda la llanura del Campo Charro hacia el norte, la Sierra de Tamames hacia el este y el pantano de Gabriel y Galán hacia el sur, aparte del resto del macizo montañoso.

De hecho, el párroco del Santuario dice que, en una noche clara, desde aquí arriba se pueden ver más de cien pueblos.

Exterior del santuario

Franceses

Si subes hasta el Santuario, ten en cuenta que suele hacer viento y si el día está frío, allí siempre hace mas frío, así que conviene abrigarse vayas cuando vayas.

La Sierra de Francia la componen una pequeña cadena de montañas que esconden pequeños reductos de vida autóctona y tradicional. Son las regiones de las Batuecas y las Hurdes.

Y se llama Peña de Francia en recuerdo a una colonia de franceses que se ubicó en esta zona para repoblar la provincia después del inicio de la Reconquista a los árabes en el año1085.

Santuario

El Santuario también sirve de morada para la Virgen de la Peña de Francia, conocida como Virgen negra, y está construido como si se tratase de un refugio de alta montaña.

El Santuario se compone de una iglesia y un convento de frailes, además de la Hospedería. en un edificio independiente.

El Santuario

La Hospedería se ha convertido en un pequeño y confortable hotel cuyas habitaciones son las antiguas celdas de los monjes.

En los cobertizos, ahora austeros comedores, se disfruta de los productos de la tierra con cantos gregorianos de fondo.

Atardecer o amanecer

Pero si el atardecer es bueno, espera a ver el amanecer: se llega a tener la sensación de estar flotando encima de las nubes cuando el cielo es claro y, por debajo de la Peña, si el día está cubierto.

Es como dormir entre algodones. Mucha gente piensa que este es un lugar muy espiritual y nosotros lo corroboramos.

El silencio te habla, y, si guardas el respeto necesario, notarás que una fuerza invisible te envuelve y te carga de energía.

Qué le vamos a hacer. No hay otro lugar en España que nos haya impresionado tanto, espiritualmente hablando.

Y por eso os lo contamos. Aquí hemos visto a gente llorar de emoción y cargarse de energía para un año. Si nunca estuviste, debes ir y, si ya fuiste, estarás de acuerdo en que lo suyo es volver.

Más pistas

Lo que las guías no dicen

Con niños o sin ellos (mejor sin ellos, en esta ocasión), la Peña de Francia es un lugar especialmente recomendado para personas que quieran descansar un momento en su azarosa vida y dedicarse a meditar.

Sólo hay que mirar, dejar pasar el tiempo y perdonarse a uno mismo; un tiempo que siempre nos parecerá poco.

Es como estar en un confesionario natural. Tus miedos y penas se las quedarán las montañas y los pequeños pecados de soberbia que hayas podido cometer, te serán perdonados.

Así que el frío que hace por estos lares, además de curar los jamones, sirve para curar el alma.

Atardecer en la Peña de Francia

Lo que no te puedes perder

Pero como a nadie le amarga un dulce; pues eso, que también hay lugar para probar unas maravillosas pastas que se llaman perrunillas.

Si eres aficionada/o a eres aficionada/o a los mantecados, te encantarán.

Las venden por todos lados, pero si queremos comprarlas en la tahona donde las fabrican, no hay más que acercarse hasta San Martín del Castañar.

Allí las venden en todas sus modalidades y las empaquetan recientitas.

Para subir a la Peña hay que prepararse porque hay curvas, también se puede subir a pie, pero hay que ser senderista experto y entrenado.

Salamanca desde las afueras

Tampoco hay que perderse un buen cuenco de patatas revolconas en cualquiera de los restaurantes de la Alberca.

A la vuelta, si vas en dirección Salamanca, deberías pasar por Candelario, un bello pueblo al pie de la estación de esquí de la Covatilla.

Otros pueblos de la zona que merecen ser visitados son Mogarraz y Monforte

Comer y dormir

En cuanto a pernoctar, aparte de la propia hospedería de la Peña, tanto en la Alberca como en Mogarraz hay casas rurales por todos lados, así que es fácil acertar y, como último recurso, siempre nos quedará Salamanca.

Por lo que se refiere a los restaurantes, para comer sin lujos pero rico, como hemos mencionado, vale cualquiera de los restaurantes que están en la plaza mayor de la Alberca.

En especial, la Taberna, el que hace esquina y tiene dos pisos y el Encuentro, la entrada del pueblo.

En Mogarraz, la recomendación es «yantar» en Mirasierra (30-47€) y, sobre todo, Sierra Quil’ama, en San Miguel de Valero (25-35€).

Y en Salamanca, siempre mirando relación calidad-precio, y aparte de las estrellas Michelin, La barra del Mesón de Gonzalo y el Alquimista.



ENLACE RELACIONADO. La Alberca, cuando el sur también existe

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *