La Alberca, cuando el sur de Salamanca también existe

La Alberca salmantina pertenece a la Comarca de las Batuecas, en el sur de la provincia de Salamanca.

Un lugar marcado por la magia y el misticismo de la Peña de Francia y su santuario, y de pueblos como Santa María del Castañar o Mogarraz.

En este lugar, en la Peña de Francia, el tiempo real y el tiempo imaginario se unifican y se detienen para dejar paso al infinito.

Porque lo que ocurre, en realidad, es que el paisaje te busca a ti; te enreda; te mima, y te obliga a volver mil veces a visitarlo.

Plaza mayor de la Alberca

La capital honorífica de la zona es la Alberca, y el camino hasta alcanzarla es uno de los viajes más bonitos que se pueden hacer al sur de Salamanca.

La Alberca, situada en uno de los valles de la comarca de las Batuecas, permanece silenciosa con sus calles empedradas y vida tranquila.

Es imprescindible sentarse en su plaza y tomar los productos típicos de la región, como las patatas revolconas, en alguno de sus restaurantes.

Eso si no vamos en fin de semana porque, entonces, seguramente la veremos llena de gente hasta la bandera.

Pero no les echeis la culpa de nada a nadie por esta masificación de «finde», porque cuando veais el pueblo comprendereis el porqué.

Casas típicas de la Alberca

Patrimonio histórico

La Alberca, fue declarado patrimonio Histórico Artístico en 1940, y su visita es entrar en contacto con olores tan intensos como los del jamón de pata negra, que se cura en las proximidades de la Sierra de Béjar.

Homenaje al cerdo

De hecho, el cerdo es allí una especie de especie protegida, tanto que el pueblo hacen una fiesta con un cerdo que vive todo el año con ellos.

Así que más que un animal es como un vecino al que se rinde tanto culto que hasta existe una figura en piedra cerca de la iglesia que viene al pelo para hacerse las típicas fotos.

Chacinas

Sus calles, además de por los típicos comercios de recuerdos, están salpicados por chacinerías y jamones, como impone la zona.

Los fines de semana hay mercadillo…pero de comida. Así que las obleas y los dulces, en general, se apoderan de las calles a traición.

Aparte de todo ello, uno no puede perderse un buen cuenco de patatas revolconas y las pastas típicas de la zona.

Se llaman perrunillas y, si eres aficionado a los mantecados, éste es tu dulce.

Las venden por todos lados, pero si queremos comprarlas en la tahona donde las fabrican, no hay más que acercarse hasta San Martín del Castañar.

Allí las venden en todas sus modalidades y las empaquetan recientitas.

Otros pueblos de la zona que merecen ser visitados son Mogarraz y Monforte.

Sierra de Francia

Pero la llegada hasta estos pueblos desperdigados por los valles de robledales y encinas, se debe completar con una visita a la Sierra o Peña de Francia.

Desde sus 1720 metros de altura, se divisa toda la comarca. Así que, si vamos en esta época y nos plantamos allí al atardecer, lo tenemos todo: es mágico.

Contemplarás unas vistas espectaculares sobre toda la llanura del Campo Charro hacia el norte, la Sierra de Tamames hacia el este y el pantano de Gabriel y Galán hacia el sur, aparte del resto del macizo montañoso.

Amanecer entre nubes

De hecho, el párroco del Santuario dice que desde aquí arriba se pueden ver más de cien pueblos en una noche clara.

Franceses

Si subes hasta el Santuario, ten en cuenta que suele hacer viento y si el día está frío, allí siempre hace mas frío, así que conviene abrigarse vayas cuando vayas.

La Sierra de Francia la componen una pequeña cadena de montañas que esconden pequeños reductos de vida autóctona y tradicional. Son las regiones de las Batuecas y las Hurdes.

Y se llama Peña de Francia en recuerdo de una colonia de franceses que se ubicó en esta zona para repoblar la provincia después del inicio de la Reconquista e los árabes en 1085.

El Santuario

Santuario

El Santuario también sirve de morada para la Virgen de la Peña de Francia, conocida como Virgen negra, y está construido como si se tratase de un refugio de alta montaña.

El Santuario se compone de una iglesia y un convento de frailes, además de la Hospedería. en un edificio independiente.

La Hospedería se ha convertido en un pequeño y confortable hotel cuyas habitaciones son las antiguas celdas de los monjes.

En los cobertizos, ahora austeros comedores, se disfruta de los productos de la tierra con cantos gregorianos de fondo.

Atardecer o amanecer

Pero si el atardecer es bueno, esperar a ver el amanecer: se llega a tener la sensación de estar flotando encima de las nubes cuando el cielo es claro y, por debajo de la Peña, si el día está cubierto.

Es como dormir entre algodones.

Atardecer en la Peña de Francia

Mucha gente piensa que este es un lugar muy espiritual y nosotros lo corroboramos.

El silencio te habla, y si guardas el respeto necesario notarás que una fuerza invisible te envuelve y te carga de energía.

Qué le vamos a hacer. No hay otro lugar en España que nos haya impresionado tanto, espiritualmente hablando.

Más pistas

Lo que las guías no dicen

Con niños o sin ellos, la Peña de Francia es un lugar especialmente recomendado para personas que quieran descansar un momento en su azarosa vida y dedicarse a meditar.

Sólo hay que mirar y dejar pasar el tiempo; un tiempo que siempre nos parecerá poco.

Salamanca desde las afueras

El frío que hace por estos lares, además de curar los jamones, sirve para curar el alma.

Lo que no te puedes perder

No hay que perderse un buen cuenco de patatas revolcones en cualquiera de los restaurantes de la Alberca.

En la plaza del pueblo hay restaurantes que las tienen de menú y están exquisitas.

Para subir a la Peña hay que prepararse porque hay curvas, también se puede subir a pie, pero hay que ser senderista experto y entrenado.

A la vuelta, si vas en dirección Salamanca, deberías pasar por Candelario, un bello pueblo al pie de la estación de esquí de la Covatilla.

Plaza Mayor de Salamanca

Comer y dormir

En cuanto a pernoctar tanto en la Alberca como en Mogarraz, hay casas rurales por todos lados, así que no es difícil acertar y, como último recurso, siempre nos quedará Salamanca.

Por lo que se refiere a los restaurantes, para comer sin lujos pero rico, como se ha mencionado, vale cualquiera de los restaurantes que están en la plaza.

En especial, la Taberna, el que hace esquina y tiene dos pisos y el Encuentro, la entrada del pueblo.

En Mogarraz, la recomendación es «yantar» en Mirasierra y en Salamanca, siempre mirando realción calidad-precio,lLa barra del Mesón de Gonzalo y el Alquimista.

Un comentario en «La Alberca, cuando el sur de Salamanca también existe»

  1. Doy fe. La Alberca es un sitio especial, como lo es toda la zona, sobre todo si uno tiene la suerte de evitar los días de máxima aglomeración. Y si la memoria no me falla, muy cerquita, en el río Alagón, está el meandro Melero. Desde el mirador de la Antigua las vistas son espectaculares. La Hospedería me la perdí, pero me has dejado con ganas de conocerla. Eso queda para la próxima visita. Gracias, como siempre, por las recomendaciones.

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