Split: la ciudad croata que está en deuda con Diocleciano

Aunque no lo parezca, Split es la segunda ciudad más importante de Croacia.

Eclipsada siempre por la bella Dubrovnic, esta ciudad esconde rincones arquitectónicos y gastronómicos muy interesantes que no deberías dejar de lado si viajas hasta Dalmacia.

Además, siempre acompaña el aliciente de poder visitar las cercanas islas de Hvar y Brac, dos complementos imprescindibles a una ciudad que quizá no existiría si no hubiera fijado aquí su jubilación el emperador Diocleciano.

La plaza del Ayuntamiento cercana al Palacio

La segunda ciudad de Croacia

Split, es la capital más importante de Dalmacia y con sus 200.000 habitantes (recordemos que todo Croacia tiene 4 millones) la segunda de Croacia tras Zagreb.

Eso sí, esta es la verdadera capital de la gastronomía, pero no porque le haya otorgado el título ninguna organización ‘mindundi’, sino porque su oferta gastronómica es abundante y, en muchos casos, de altísimo nivel.

Sin embargo, es difícil entender la vida de Split y su transitado puerto (de aquí parten todo tipo de barcos, veleros y cruceros a las cercanas a las islas, sin la presencia de Hvar y Brac, entre otros lugares de interés turístico.

Palacio de Diocleciano

Estratégicamente situada al norte de la monumental Dubrovnic, en Split conviven aún los viejos edificios de la ‘antigua Yugoslavia’ con barrios modernos.

Y estos cada vez se van acercando más al cogollo de la zona vieja y momumental coronada por su puerto y por el espectacular palacio de Diocleciano.

De hecho, imposible referirse a Split sin citar las veces que sea necesaro este conjunto monumental tan imponente.

Adrede o no, el caso es que unas estratégicas escalinatas hacen de improvisado patio de butacas para contemplar un espectáculo bello de día y cautivador de noche.

Por eso, no es extraño que los bares y cafés que tienen la suerte (o no) de estar frente a él, programen actuaciones en directo de solistas que envuelven con la necesaria aúrea romántica sus edificios iluminados.

Lo cierto es que puede que estés contemplando el bellísimo palacio del emperador romano Diocleciano (Cayo Aurelio Valerio Diocleciano Augusto) y al lado haya un solista interpretando el Let It be, de los Beatles.

O también puedes encontrar unos cuantos espontáneos haciendo virtuosisimos con un balón de ese fútbol del que los croatas, en general, son forofos.

El Palacio de Diocleciano de día

Emperador perseguido

Diocleciano fue un emperador atípico, no solo por las reformas que emprendió -una de las más interesantes fue su edicto sobre precios máximos.

Con ellos pretendía poner fin a la inflación reinante fijando un máximo controlado por el Estado-, sino por el fortalecimiento de la estructura militar.

En el siglo IV, abdicó y fue peseguido por Majencio y Constantino, sus sucesores, en la que ha sido considerada como la más tenaz persecución oficial del Imperio Romano contra los cristianos.

Pero no solo no lograron su objetivo, sino que a partir del año 324 el cristianismo se convirtió en la religión mayoritaria del Imperio.

Desde su abdicación, Diocleciano se retiró a su Palacio en la costa Dálmata y desde el cuál se forjó la actual ciudad de Split.

Por eso, todo nace y muere allí; porque Split y su puerto no serían lo que son sin la existencia el Palacio del emperador Romano que hoy se sigue conservando en bastante buen estado.

Murallas de Split custodiadas «por romanos» listos para una foto

Patrimonio de la Humanidad

Construido entre los siglos III y IV, la UNESCO lo declaro patrimonio de la humanidad en 1979. Pero, ¡cómo no iba a hacerlo….si es una maravilla!

El Palacio tiene forma de rectángulo con una serie de torres que miran al norte, este y oeste. Mezcla los estilos de una villa y una fortificación militar y, de hecho, está amurallada salvo por la fachada que da al puerto.

Dicen las crónicas, que en sus tiempos de esplendor pudo albergar hasta 9.000 personas.

Vista del puerto de Split desde la torre de la catedral

El mausoleo de Diocleciano es hoy es la catedral de Split con una torre a la que se puede accerder (pagando, porque en Croacia se paga en todos los lados), pero cuyas vistas son maravillosas y dan una idea más cercana de cómo se expandieron la ciudad y el puerto.

Construido en piedra caliza y mármol, cuenta con una pasadizo ahora convertido en lugar para el comercio, que comunica el Palacio con el puerto.

Aparte del palacio, los lugares de mayor interés son la plaza de peristil, sus esfinges egipcias, el templo de Júpiter y sus cuatro puertas monumentales que también dan acceso a la zona vieja.

Vista de Split desde el adriático

El Obispo Ninski

Cerca de la puerta de oro, en una de las murallas se encuentra la estatua de Grgur Ninski un obispo del X, famoso por introducir el croata en las misas.

De un tamaño colosal, dicen que tocar el dedo gordo de su pie da suerte, así que por eso luce el bronce descolorido de tanto toqueteo turístico al que, naturalmente, nosotros también dimos lustre…por si acaso.


Aparte del palacio de Diocleciano, desde el que parten las preciosas calles medievales de la ciudad, otros lugares de interés son la sinagoga, el museo de la ciudad y etnográfico y la  Meštrović Gallery.

Aunque nuestra preferida siempre será la plaza del ayuntamiento con sus terrazas y bares para relajarse sin medir el tiempo. Split es así.

Más pistas

Lo que las guías no dicen

Para dormir en Split, aparte de los hoteles, cerca del puerto hay casas particulares convertidas en hotel que se alquilan a precios razonables y, lo más importante, con parking incluido.

Si no tienes parking no vayas al centro de la ciudad en coche.

Las ruinas de Salona, a unos 7 km de Split, no merecen la pena, asi que yo que tu no perdería el tiempo con todo lo que hay por ver.

El Ayuntamiento es una barbaridad ….de bonito

Si vas a visitar las islas de Hvar y Brac, no hace falta coche, digan lo que digan. En Brac, las carreteras son endiabladas y mejor ir en un taxi compartido.

En caso de que quieras quedarte más de dos noches, entonces el coche es más que recomendable.

Los ferrys con y sin coche parten del puerto de Split y la naviera Jadrolinja ofrece un buen número de horarios.

Lo que no te puedes perder

Campanario de la catedral

Subir al campanario de la catedral de Split y visitar el Palacio de Diocleciano al completo.

Las calles de los alrededores y la maravillosa plaza Narodni, la del ayuntamiento con su reloj y sus terrazas superanimadas, donde puedes comer por un precio moderado.

Si dispones de tiempo deberías visitar las Islas Pakleni , pero sobre todo no te olvides de Primosten, Trogir y Omis, tres pueblos maravillosos y diferentes.

Comer

Siguendo hacia el norte y casi cuando termina la zona medieval se encontraba uno de los restaurantes de referencia de Split, no solo por sus vistas y su terraza, sino por la idea de cocina que intentó plasmar en sus platos como fue Paradigma.

Dirigido por Zoran Pejovic ahora se han trasladado a la isla de Hvar para iniciar allí un nuevo proyecto.

Terraza de Perivoj

También en Split, pero un poco más alejado del puerto destaca Perivoj,con el chef Marko Gajski, un gran admirador de la cocina española y que refleja en sus platos la inquietud incesante de una cabeza que no deja de crear platos.

Admira a Arzak y a los hermanos Roca y, como no, a Adriá, pero en nuestra opinión su cocina se acerca más a la cocina del terruño donde el sabor es lo que importa sobre todas las cosas.

Otros lugares a los que puedes ir a comer en Split son Konoba MaracumKitchen5Apetit, y Konoba Matoni.

Isla de Brac

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