París es, probablemente, una de las ciudades más bellas y visitadas del mundo.
Demasiado grande, en extensión, para nuestro gusto, pero hemos de reconocer que es extraordinaria e inolvidable.
Tanto que en una de las mejores películas de la historia del cine, Casablanca, y en boca de un Humphrey Bogart enamorado ( ¡y quien no!) de Ingrid Bergman, se dice -frase mítica, por cierto-: ‘siempre nos quedará París’.
Y es que esta ciudad, en parte por pura leyenda y en parte porque allí se han iniciado o han confluido grandes momentos de la historia del mundo moderno, sigue siendo mítica.
La moda o la gastronomía, son dos de sus puntos fuertes, pero tampoco nos podemos olvidar de su emblemática arquitectura.
Por eso, París se desenvuelve entre la fascinación del visitante y su frustración por no poder abarcarla como haría, por ejemplo, con Florencia.
Ciudad inmensa
Para entender esta amplitud baste decir que París no tiene un centro definido como ocurre con Madrid, Barcelona o Sevilla, por poner tres ejemplos.
Sino que cualquier barrio puede ser el centro ya que está formada por pequeños municipios que se han ido uniendo a ella formando un conjunto.
Dicho de otro modo: París no tiene afueras, sino distritos grandísimos, que son un trozo representativo de la ciudad.
Tal vez por ello su aspecto romántico, señorial y clásico sigue perenne incluso aunque se coloque una polémica pirámide de cristal en las mismas puertas del Louvre.
También se la llama la ciudad del amor y de la luz, ya que fue la primera ciudad que introdujo en calles y edificios luz eléctrica.
Incluso hoy, vista desde el espacio, sigue proyectando su luminosidad desde la estratosfera.
Por cuadrantes
Una vez que tenemos claro todo esto, ya sólo necesitamos un plano y, dependiendo de los días que vayamos a estar, ir recorriéndola en cuadrantes.
París tiene plazas, cafés (bistró), pastelerías, mercados…impresionantes. No es que las cosas estén buenas, sino que parece que lo están.
De manera que cada producto –como los edificios de la ciudad- entran primero por los ojos y nos hacen un marketing visual sin que nos demos cuenta.
Precios más altos
Sin embargo, como ocurre con otras ciudades europeas de postín la equivalencia del precio de los productos no se corresponde con lo que se vive en nuestro país.
Así que debéis estar preparadas/os para pagar un poco más por productos como un café o un combinado (aparte de que el alcohol aquí lo sirven con dedal).
Lo de la comida es un apartado especial. En los restaurantes buenos (y hay muchos) se come bien y caro, pero en los regulares, se come regular..y caro.
Así que, probablemente, la mejor opción es, si no quieres rascarte el bolsillo, acercarte a una brasserie donde existen menús adaptados (no son para tirar cohetes) a cada persona y bolsillo.
Nos hemos pensado mucho si hablar o no de la fascinante restauración parisina porque todo lo que se diga es poco, y siempre nos quedaremos cortos, pero, aún así, «vamos a entrar al trapo».
Alta gastronomía
Los grandes cocineros franceses como Ducasse (14 estrellas Michelin), Gagnaire o Robouchon (fallecido en 2018) tienen aquí sus atelieres y sus bistró; es decir, sus locales ‘B’ un poco más asequibles al bolsillo.
Es el caso del Benoit (un estrella Michelin) donde Alain Ducasse hace de supervisor de este local, uno de los más antiguos de París.
Otro es el Gaya Rive Gauche que firma Pierre Gagnaire, cerca de St.Honoré, con un menú asequible; incluso L’Atelier de Joël Robuchon, en St-Germain, donde, apretando los dientes, se puede comer por 60 euros.
Clásicos y turísticos
Luego están los clásicos de ayer de hoy y de siempre como el famoso La Tour d´Argent (una estrella Michelin) con vistas (y facturas) inolvidables a la catedral de Notre Dame.
O el Julio Verne (Jules Verne), situado en la segunda planta de la Torre Eiffel de París, y lugar donde se dan cita muchos turistas.
Si es vuestro primer viaje a París, y aunque suene un poco hortera, a lo mejor no está mal cenar en uno de los barcos mosquito (bateaux mouches) que navegan por el río Sena mientras vemos la ciudad desde el agua.
¿El mejor restaurante? No sabemos qué deciros, pero uno de los más de lo más (3 estrellas Michelin) es Le Bristol, en St-Honoré.
El menú a mediodía sale por unos 90 euros y la carta va de 135 a 300 euros. (ver más en comer y dormir).
Qué ver
¿Y qué ver?. Pues depende del tiempo meteorológico que haga y del tiempo real que tengamos, pero os diremos lo que nosotros, sobre todo si vais por primera vez, no nos perderíamos.
Empezando por el viaje en un barco mosquito, pasando por el Louvre y, por supuesto, la Torre Eiffel y Notre Dame (por mas que esté en obras tras el incendio)
En esta primera visita, y dando por supuesto que el hotel que habéis elegido no está lejos de los Campos Eliseos y la Concordia, iríamos a Montmatre, siempre que las piernas aguanten.
Después de estos objetivos imprescindibles otros lugares interesantes son La Madeleine, Les Invalides y también la plaza de Vendôme.
Y ya puestos, el Georges Pompidou y el barrio latino.
Mas pistas
Lo que las guías no dicen
Cuidado con los paseos y las distancias, sobre todo si se vuelve de madrugada cuando no funciona el metro.
Los taxis escasean y las distancias son larguísimas.
Durante el día se producen atascos monumentales, así que ir a pie o en metro es lo mejor, sin duda.
Lo que no te puedes perder
La Torre Eiffel de día, pero también de noche ya que se ilumina y cambia de colores cada cierto tiempo.
Hay gente que lo critica, pero a nosotros no parece precioso sobre todo si lo ves desde algún pub o disco que tenga cristalera y esté en alto.
Tampoco nos perderíamos los Inválidos, El Louvre y Notre Dame, y echar un vistazo a la Concordia y los Campos Elíseos.
Los pastelillos en París son extraordinarios. Tal vez los más famosos sean los «macarons» y los de «La Durée» (en Francia tienen 41 locales) tienen fama.
Sin embargo, antes de cargar con ellos como recuerdo, pruébalos porque igual no te gustan.
Comer y dormir
De hoteles no os hablaremos porque seguramente ya lo llevéis reservado por vuestra cuenta.
Eso si, una advertencia: los hoteles regulares son malos; los buenos, son regulares; y los muy buenos, son buenos.
Y en lo que respecta a los restaurantes, Paris tiene diez restaurantes con tres estrellas Michelin; 15 locales con dos estrellas; 99 con una estrella Michelin y 57 bib gourmand, casi nada.
Aún así, y con las dificultades que entraña hacer una buena seleción y con las salvedades sobre algunos cierres temporales por la pandemia, nos atrevemos a daros algunas pistas.
Estas son, por distintas razones (cocina, estética, ubicación…) nuestra selección especial.
Selección gastronomoyviajero
Uno de ellos está cerca del Georges Pompidou y se llama Le Dôme du Marais.
Emplazado bajo la cúpula de la antigua sala de subastas del Crédit Municipal, por la noche se adorna con velas y es superromántico.
También por aquello de «la sangre patria», os recomendamos el Fogón, del chef español Juan Alberto Herráiz, que ha conseguido una estrella Michelin con sus paellas y sus tapas.
El restaurante está en una situación magnífica con vistas al río Sena y a la catedral de Notre Dame.
Asimismo, y en plena plaza de la Concordia, Les Ambassadeurs (una estrella) el restaurante del famoso hotel de Crillon que data del siglo XVIII.
Y después de citar a uno de los templos actuales de la gastronomía parisina, como es el restaurante Lasserre –dos estrellas Michelin-, con menú a mediodía de 85€ y carta de 150 a 200€, vamos con los locales apañados en calidad y precio.
Por ejemplo, nosotros os recomendamos el Café Panique. Es un antiguo taller textil que luce look de loft contemporáneo. El lunch cuesta 20€ y dispone de menú a 35€.
También está bien el restaurante de Jean-Pierre Frelet, con cocina de mercado y excelentes productos, con un lunch por 21€ y un menú de 29€.
Caracoles y ostras
Y si no os importa iros un poco más lejos del centro, la recomendación es Le Procope.
Ponen unos caracoles (a nosotros no nos gustan mucho, pero estos nos encantaron), o escargots de Borgona, que son espectaculares.
Le Procope, además, es una de las mejores y más antiguas brasseries parisinas.
Fundada en 1686 por el italiano Francesco Procopio Dei Coltelli, tiene una decoración singular, napoleónica, diríamos nosotros.
Está en Saint Germain y sirven un extraordinario boeuf de joue, ostras, salmón, magret de canard..todo estupendo.
Otras recomendaciones mas que interesantes -y todas por debajo de 50€- son el bistró italiano Tempi Lenti (20/43€); Mee, otro bistró, este de cocina coreana (15/21€) y L’Oseille, cocina francesa (29/48€).
Asimismo, puedes almorzar en Depot Legal, que tiene tres locales: uno localziado en Palais Royal, otro en Montparnasse y el último en Champs Elysees (30/45€).
Más opciones son Itacoa, café y restaurante de cocina saludable (25/44€); Le Pertit Prince, (29/39€); Bistrotters (24/38€); Jouvence (24/37€); Mandobar, otro de cocina corerana (21/35€); Clamato (30/40€) y Chez Michel, otro bistró (26/38€).