Es Florencia la ciudad más bonita de Italia –excluyendo Venecia, claro- ?…tal vez.
Pero si no es así, desde luego es la que concentra mayor número de monumentos por metro cuadrado.
En esta ciudad hemos estado unas cuantas veces y estamos convencidos de que iremos unas cuantas mas.
Y no importará si hacemo un nuevo reportaje o no. Lo importante será que podamos disfrutar y sobrevivir a su belleza.
Y es que Firenze -permitidnos esta licencias en italiano- es tan bella que hay quien dice que es necesario llevarse un collarín para corregir la curvatura de las cervicales como consecuencia de tanto mirar hacia arriba.
Síndrome de Sthendal
De hecho, hay un síndrome médico denominado de Stendhal o síndrome de Florencia, que describe una especie de artefobia.
Esta patología se manifiesta por el miedo a salir del hotel y enfrentarse a tanta estatua, edificio, iglesia …porque su belleza aturde a quien lo sufre.
Desde Il Duomo, a la Galeria de los Ufizzi, pasando por Palacio Vecchio, la Piazza della Signoria, La Academia, el Palazzo Piti, el Ponte Vecchio, Santa María di Fiore, Santa Croce…
Todo es espectacular y abrumador, por eso es fácil enamorarse con y de esta ciudad, capital de la Toscana, y a mucha honra.
Hijos ilustres
Allí nació Dante Alighieri, y algunos genios como Miguel Ángel, Brunelleschi, Botticelli, Leonardo…dejaron su huella en parte como consecuencia del poder y el dinero de la Familia Medici (los médicos) auténticos mecenas casi sin límite.
Ponte Vecchio
Uno de los causantes de que volvamos una y otra vez a Firenze es Ponte Vecchio.
Romántico, sereno, bello al atardecer y bullicioso durante el día, es lo que el Puente de Rialto es a Venecia.
Es el puente más antiguo de Europa y fue diseñado por el pintor y arquitecto medieval Taddeo Gaddi.
Hasta Hitler debió encontrar algo mágico en este puente, ya que ordenó protegerlo a toda costa durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.
Piazza della Signoria
En la plaza de la Signoria se encuentra, aparte del Palazzo Vecchio, la famosa fuente del Tritone o de Neptuno construida por Bartolomeo Ammannati.
De hecho, la escultura no fue muy apreciada en sus comienzos, ya que el propio Miguel Angel dijo de ella, despreciando el trabajo de su autor, que no merecía el gran mármol en que se había esculpido.
Jardines de Boboli
Aparte de la fuente, y el Palazzo (se puede subir a su torre) hay que acercarse hasta el Palazzo Piti, la antigua residencia oficial de los monarcas de Toscana.
Es preciso pasear por los jardines de Boboli, la zona verde más grande de Florencia, y que guarda una bella historia de Amor con Leonor Alvarez de Toledo como protagonista.
Finalmente, y para no cansaros mas con datos turísticos, solo deciros que teneis que visitar el Duomo y subir al Campanille o a la cúpula de la catedral para apreciar vistas y fotos espectaculares.
Son más de 400 escalones, pero son imprescindibles, os lo prometemos.
Y como seguramente habréis hecho gana de comer, lo mejor es buscar un buen restaurante y en Florencia y alrededores hay unos cuantos, pero no todos tienen una relación calidad precio adecuada.
Dónde comer
De los que hay en la ciudad (los de fuera no los visitamos) el que gana por goleada es Del Fagioli.
Está en la calle de los tintori (en Florencia muchas calles llevan los nombres de los oficios o artesanos que tenían sus tiendas en ellas), no muy lejos del puente de Alle Grazie y Santa Croce.
Del Fagioli
Se trata de un restaurante frecuentado por florentinos y turistas ‘enteraos’
donde se sirve cocina toscana por un precio que ronda los 30 euros por persona.
Allí podrás probar platos de cocina toscana como la mítica ribollita: una especie de sopa con judias blancas (fagioli) y verduras (espinaca, sobre todo).
Y también la papa al pomodoro, que junto a otros entrantes, puedes pedir en formato de media ración.
Más manjares
Otra de las elaboraciones típicas del local son las croquentinas o albóndigas, que sirven con unas patatas con regusto a hierbas que enloquecen.
En Del Fagioli puedes pedir el vino de la casa con tranquilidad porque está bastante bueno y tiene un precio módico (solo te cobran lo tramos de botella que consumes, a razón de 12 euros litro.
Si tomas la mitad, te cobrarán 6 euros). Y es que tenemos que advertiros que los precios de los vinos de carta en general, en Italia, suelen ser muy elevados.
Naturalmente, también puedes tomar el archiconocido filete a la Fiorentina y con tranquilidad porque las piezas de carne que maneja el chef son alucinantes.
Precios contenidos
Sin lujos en la sala, el secreto de esta trattoria está en la calidad de la comida casera que elaboran y en sus precios.
Unos precios contenidos para lo que se estila en esta glamourosa ciudad en la que una porción de pizza ‘low cost’ puede costar 4,50 euros.
Otro de los secretos culinarios de Del Fagioli son sus tripas florentinas (callos) que aquí si que saben a callos, así que si te gustan es el lugar idóneo para tomarlos con seguridad.
Y de postre, si te dejas llevar por el jefe de sala es posible que te ofrezca los famosos Cantuccini con vino dulce, y varias porciones de tarta de miel (crema de miel y almendras) caliente -espectacular- tarta manzana también caliente -y otra vez espectacular-
En Del Fagioli. trabajan 5 personas. El vino y la cocina se hacen igual desde hace 50 años. Utilizan la materia prima local y en el comedor tiene capacidad para 55 personas máximo.
Il Latini
Otra de las opciones, sobre todo por su excepcional bodega, es Il Latini.
Aquí no os aconsejamoso el vino de la casa porque es peleón, pero si teneis posibles, pedidles que os sirvan la cena en la bodega.
Los penne straciata, y casi toda la pasta la ponen tan ‘al dente’ que te sorprenderá, pero no te arruges y dales caña que están muy buenos.
Una de sus especialidades es el jabalí al dolcefort, pero huid de los segundos platos baratos, como el codillo de maiale porque no están a la altura del resto.
Amables y simpáticos, el restaurante tiene un servicio extraordinario en un local para 150 comensales.
Está situado cerca de la catedral de santa Maria di Fiore y no lejos del rio Arno.
Otros restaurantes
No lejos de allí, por detrás del mercado de San Lorenzo, se encuentra otro de esos lugares a los que van los florentinos.
Se llama Mario y chulos que son ellos, sólo abren a mediodía.
Suele haber colas, pero liquidan al personal a toda pastilla, así que normalmente no se espera mucho porque se suele compartir mesa con otros clientes.
Es uno de esos restaurantes de toda la vida, con pocos platos y todos tradicionales. Aquí el vino de la casa vuelve a ser bueno.
Y casi enfrente de Il Latini, cruzando el río Arno, teneis Il Santo Bevitore (via santo spirito 64) y un poco mas alejada la Trattoria Cibreo-Cibeino (via dei macci 122).
Y si quereis innovacion absoluta el sitio es The Fusion Bar & Restaurant (vicolo dell Oro 5), justo al lado de Ponte Vecchio).
El mítico Rivoire
No quisiéramos finalizar sin recomendaros que os paseis por otro lugar mítico en Florencia: la cafetería y pastelería Rivoire.
Por su ubicación, en la piazza de la Signoria, es famoso por sus chocolates, pero, sobre todo, porque aquí se inventó en 1920 el cóctel Negroni (ginebra, Campari y vermut).
Como cuenta su distinguido propietario Aurelio Bardelli, que nosotros hemos bautizado como el Mastroniani florentino, este local no será la dolce vita, pero sí es la dolce vista.
- Toscana, una guía para disfrutar