Lucca, la ciudad de las cien torres al norte de Toscana

Lucca es ‘el patito feo’ de la Toscana o eso nos parece a nosotros. Situada entre Florencia y Pisa, ha sufrido cierto ninguneo turístico, aunque es una de las urbes toscanas más hermosas.

Conocida como “la ciudad de las cien torres y las cien iglesias”, su casco histórico guarda aún una docena larga de iglesias, campanarios y palacios renacentistas.

El corazón de Lucca está rodeado por una muralla que es tan ancha y está tan bien conservada que, en realidad, es un parque al aire libre por donde la gente monta en bici, pasea o hace running.

Aquí nació el compositor Giacomo Puccini y tuvo como huésped de lujo, durante parte de su exilio, al dramaturgo Dante Alighieri

Subir a la muralla

Así que lo primero que debes hacer cuando llegues a la ciudad es subir a la muralla.

Es el mejor modo de hacerse una idea global de los monumentos y lugares que esconde el casco viejo –prácticamente peatonal- , pero, cuidado, recorrerla entera lleva mucho tiempo porque es muy extensa (3 km.)

La muralla de Lucca tiene 3 km.

Torre con jardín

La ciudad, aparte de la citada muralla renacentista (s. XVI), cuenta con joyas como el Palazzo y, sobre todo, la Torre Guinigi (siglo XIV),  que perteneció a la familia del mismo nombre; una de las más afamadas de Lucca. 

Torre Guinini

El palacio alberga actualmente el Museo Nacional, pero lo que realmente llama la atención es su torre de defensa de 41 metros de altura.

Y no solo porque desde ella se divise toda la ciudad, sino porque en lo alto de la torre hay árboles.

¡Sí, como lo leéis! Arboles y un jardín plantados a 41 metros del suelo.

San Martino

Otro sitio, que ya habréis divisado nada mas subir a la muralla, es el Duomo di San Martino o catedral.

Catedral de San Martino

En el interior, fantástico y deslumbrante, se encuentra il Volto Santo, una figura de madera de Cristo de la que dicen es el verdadero rostro tallado por Nicodemo, presente en la crucifixión.

Alli está también el imponente monumento funerario de Ilaria del Carretto.

Si tenéis suerte, es posible que cuando la visitéis haya algún concierto de órgano (como nos ocurrió a nosotros) con lo que las sensaciones se saturan al máximo.

Aparte de esta iglesia, que se comenzó a construir en el siglo XI, también debeis visitar la de San Michele in Foro.

El puente del diablo

Pero, sobre todo, debes ir a la Basílica de San Freidiano –el que desafió, con su ingenio al diablo, en el puente del mismo nombre– y, si puede ser, por la noche, para apreciar la belleza de su fachada ornamental.

Basilica de San Freidiano

Otro lugar mítico es la plaza del Anfiteatro, construida sobre un antiguo anfiteatro romano del 177 a.C. Unica en el mundo, destaca por su forma ovalada.

Puente del diablo

Al norte de Chianti

La región de Chianti (cerca de Florencia) es la ‘rival’ de Montalcino, al sur de Siena.

Ambas regiones se disputan el mercado vinícola como podría ser en España Rioja y Ribera del Duero.

Y por eso, hay que tener cuidado con el terreno que se pisa y que no se te ocurra citar al Brunello di Montalcino porque te echarán a los perros.

Viñedos en Chianti

El arte de Giglio

Y ahora dejádnos que nos detengamos un momento en un análisis artístico-gastronómico sobre el restaurante Giglio.

Un restaurante que fue nuestra primera elección gastronómica cuando llegamos a Lucca. (¡Qué intuición!)

Está situado en la misma piazza de Giglio, muy cerca de la Plaza de Napoleón y el palacio Ducal, en el centro del casco histórico.

Plaza del anfiteatro

El restaurante cuenta ahora con tres chefs: Lorenzo Stefanini, Stefano Terigi y Benedetto Rullo y ya ostenta una estrella Michelin.

Los tres cuidan el producto de temporada preservando la tradición de Lucca por eso uno de sus platos estrella son los tortelli luchesi (al ragú).

Y estando en la zona de influencia de Chianti no podía faltar un excelso risotto a la parmesana con reducción de chianti, equilibrado, suave y con el toque mágico de este vino.

Pero Giglio no es sólo cocina sino el equilibrio entre forma y fondo, significado y significante.

Techo del restaurante Giglio

Frescos en el techo

Por eso no es extraño que el restaurante rezume distinción: manteles de hilo en un palacio del s. XVIII y frescos en los techos.

Un sueño hecho de ese «marketing’ que aplican los italianos y de los que deberíamos aprender..

Giglio y uno de sus tres chefs, Lorenzo Stefanini

Más Pistas

Lo que las guías no dicen

Vía Fillolungo es la principal calle comercial de Lucca, y atraviesa el casco medieval de la ciudad de norte a sur.

Tiene precios interesantes y hay alguna tienda como la italiana Kappa que suele tener ofertas en ropa (no solo deportiva).

Lo que no te puedes perder

Subir a la torre Guinini para ver la panorámica de la ciudad y su jardín a 40 metros de altura.

También te recomendamos el interior de la catedral y la torre de las horas ( o del reloj), la más alta de la ciudad.

Construída en el siglo XIII, en ella se instaló el primer reloj a finales del XIV, cuyo mecanismo manual del reloj se aprecia mientras subes a la misma.

Durante la Edad Media se erigieron hasta 130 torres, estas dos mencionadas son las más famosas y visitadas.

Tampoco olvides disfrutar de un delicioso paseo por La Mura, su famosa muralla.

Comer

Aparte del mencionado Giglio, otra opción interesante dentro de la ciudad es Buca di Sant Antonio, en via della Cervia 1. (23/45€).

En la planta baja se hallaba el establo donde se cambiaban los caballos en las antiguas tabernas, o bucas, toscanas.

También son recomendables la Osteria Verciani (25/50€) y la Cecca (22/37€).


2 comentarios en «Lucca, la ciudad de las cien torres al norte de Toscana»

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