Berlín: un cruce de caminos entre las dos alemanias

Berlín es una de las ciudades más fascinantes de Europa. Tal vez no sea la más bella, pero suple estas carencias con un puñado de historias demoledoras.

Algún capítulo de esas historias no es agradable, pero son recuerdos que hay que conocer para no repetir.

Nos referimos, por supuesto, al nazismo y también al llamado «telón de acero» surgido tras el reparto de Alemania al finalizar la Segunda Guerra Mundial.

Hoy más de 30 años después de la unifación de las dos alemanias en 1989, tras la caída del muro de Berlín, la capital de Alemania es una ciudad cosmopolita y curiosa.

El que reparte…

El que parte y reparte se lleva la mejor parte, que dice el refrán, y eso fue lo que hizo el «el zorro» Stalin.

Ocurrió en febrero de 1945, durante la Conferencia de Yalta (Crimea), y tras la reunión de Churchill, Roosevelt y Stalin.

Los vencedores de la guerra dividieron el territorio alemán en cuatro zonas de ocupación, que, en realidad, eran dos: la oriental, controlada por la URSS, y la occidental compartida Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

En Postdam, ciudad cercana a Berlín, se acordó el reparto de Alemania

Sin embargo, esta no sería la ultima reunión que acabara con un acuerdo definitivo, sino la Conferencia de Postdam en agosto de 1945.

Entre una y otra cita, Roosvelt, el presidente americano, había fallecido y Churchil fue relevado por Clement Attlee tras perder las elecciones.

De manera que en la conferencia final de Postdam, sólo repetía Joseph Stalin y jugo sus cartas ante Truman (sustituto de Roosvelt) y Atlee, quedándose con la mejor parte del pastel.

Dos ciudades

Así fue como Berlín quedó dividida en dos: Una, la parte occidental, de los aliados, completamente destruída.

Otra, entera, y con los edificios intactos, entre ellos todos los museos como el de Pérgamo, que se quedó Stalin.

Todo esto es muy importante para entender el trazado actual de una ciudad dividida (conceptualmente) solo por la puerta de Brandeburgo.

Puerta de Brandeburgo

Cuadricula

Igual que sucediera en otras ciudades como Chicago, tras incendiarse en el siglo XIX, la reconstrucción de Berlín por los aliados se hizo en cuadrícula.

Solo quedó en pie la catedral del kaiser Guillermo, con una parte de su torreón medio destruído en uno de los bombardeos que sufrio la ciudad. Y así sigue.

El resto, en esta zona de la ciudad, son edicificos modernos, con una orientación de las calles absolutamente racional y geométrica, pero sin mucho interés para el turista ocasional, salvo por los restaurantes.

Iglesia del Kaiser Guillermo con la cúpula medio destruída

El muro

La caída del muro del Berlín lo cambió todo en noviembre de1989.

Antes de eso, y cuando aún presidía el país Eric Honecker, para pasar al este, los «visitantes» tenían que subir a un autocar turístico y atravesar el Checkpoint Charlie.

La avenida del Check point Charlie en la actualidad

En este puesto fronterizo, entre las dos alemanias, había que rezar para que no ocurriera nada raro y la policía de la DDR no te diera ningún susto.

Check point Charlie

Las medidas de seguridad eran tan estrictas que metían los perros a husmear las pertenencias de quienes se aventuraban a visitarles.

Daba repelús. Por la calle, todos vestidos de gris y caminando en la misma dirección; las casas cercanas a esta frontera, derruidas –para que no se les olvidara la guerra, decían– y en cada esquina una garita de policía.

Apenas te dejaban bajar del autocar que hacía el recorrido turístico o tomar fotografías salvo en el parque mausoleo de Lenin y en el museo de Pérgamo.

Bajo los tilos

Por eso, aún hoy, cuando uno pasea por Berlín, se pueden apreciar claramente las dos partes de la ciudad.

Partiendo de la Alexander Platz, por ejemplo, se pasa por la isla de los museos y se llega a la avenida Unter der Linden, (caminando bajo los tilos).

Esta avenida engaña, porque parece pequeña en el plano, pero cuando te pones a andar son varios kilómetros.

Restos del muro de Berlín

Es probablemente la más importante de Berlín, y la que te conduce hasta la famosa Puerta de Brandeburgo construida en 1789 y que es de estilo clasicista.

La Puerta está decorada con una cuadriga llevada por la diosa Eirene y con figuras que muestran la paz, aunque siempre se ha asociado a la Guerra y ha sido símbolo de escisión.

Los leones yla diosa sobre la puerta

Holocausto

Un poco más allá, curiosidades de la vida, hay un parque dedicado a las víctimas del holocausto nazi con 2.711 lápidas de cemento, colocadas a distintas alturas.

El Memorial del Holcausto fue «pensado» por Peter Eisenman como lugar de reflexión sobre el destino de los seis millones de judíos exterminados durante el nazismo. El lugar es sobrecogedor.

Memorial del holocausto

Reichstag

También muy cerca de la famosa puerta de Brandeburgo se encuentra el edificio más visitado de Berlín: el Reichstag, sede del Parlamento.

El Reichstag con su polémica cúpula

Fue construído entre 1884 y 1894 por el arquitecto Paul Wallot, bajo el estilo neo-renacentista.

Interior del parlamento desde la cupula de cristal

Los más críticos dicen que sufrió (tal cuál) la rehabilitación de Norman Foster, que colocó una cúpula de cristal encima del edificio que no venía a cuento.

Sin embargo, el Reichstad de Berlín permite tener una gran vista de la ciudad, aunque no comparable a la de la Torre de Televisión, de 368 metros de altura, también en la zona oriental.

La torre de televisión

Museos

Tampoco hay que perderse la visita a la isla de los museos, formada por cinco edificios construidos durante el siglo XIX, de claro estilo neoclásico con el fronton en triángulo.

El museo de Pérgamo, a la derecha

Entre ellos destaca el Pérgamo. En él se encuentra el altar y la Puerta de Ishtar, que los alemanes trasladaron piedra a piedra desde Persia (Babilonia).

Puerta de Isthar

Galeria al aire libre

Otra de las actividades mas recomendables es contemplar los restos del muro que artistas anónimos pintan cada día en Berlín..

La East Side Gallery es el lugar más recomendable para verlo, ya que es donde más tramo del mismo se mantiene en pie.

Una de las «pintadas» mas famosas del muro

Bohemia

En cuanto a los barrios, Friedrichshain es uno de los más populares entre quienes van en busca de la vida alternativa de Berlin.

Se trata de un barrio joven, moderno y dinámico lleno de opciones de ocio tanto diurnas como nocturnas.

Otros barrios interesantes son el Barrio Judío o Barrio de las Granjas, que parte de plaza de Postdamer Platz.

También el Barrio medieval o de San Nicolás (por la famosa catedral) cuyos eficios fueron reconstruidos en la década de los 80 del pasado siglo.

La catedral de San Nicolás con sus inconfundibles torres

Más pistas

Lo que las guías no dicen

Aparte de sus famosos cabarets, Berlín es una ciudad para pasearla, pero, cuidado, las avenidas engañan, porque son más largas de lo que parecen..

De hecho esta ciudad es más grande que París o Londres, aunque solo tenga 3,5 millones de habitantes.

Así que el metro, el bus (y bus turistico) y el tranvía van a ser la mejor forma de recorrela sin que «quemes suela».

En Berlín se come y se cena pronto, ya sabéis, pero en los restaurantes cercanos a la Alexander Platz estiran un poco el horario.

Terrazas

Allí, en el ático de uno de los edificios de Alexander Platz está una de las terrazas más concurridas de la capital alemana: la House of Weekend.

Es un lugar maravilloso y tranquilo sobre todo cuando hace buen tiempo.

40 segundos

Otras terrazas famosas son Watergate, en el barrio hipster de Kreuzberg; y 40 seconds (Postdamer strasse), desde donde se divisa la National Galery, la Filarmónica de Berlín y el Sony Center.

Por la noche, con la iluminación a toda pastilla, las vistas desde esta terraza son únicas.

Lo que no te puedes perder

Imprescindible visitar el museo de Pérgamo y contemplar la puerta de Isthar, una de las ocho puertas de Babilonia y la más grande, ya que mide 14 metros de altura por diez metros de ancho.

Puede que a alguien ‘le duela’ que los alemanes la trasladaran hasta allí desde Mesopotamia, pero también es probable que si no estuviera en Berlín, ya habría desaparecido fruto del saqueo o la desidia. Vaya una cosa por la otra.

Leones mesopotámicos en el museo de Pérgamo

Otro de los monumentos de obligada visita es la catedral de Berlín y el zoo, que también es mundialmente famoso.

Catedral de Berlín

Llegada la noche, hay que pasearse por el lado occidental en busca de un cabaret, o una de las mencionadas terrazas, para completar la jornada.

Asimismo, puede que te interese visitar el palacio de Charlottenburg, el campo de concentración de Sachsenhauser, o darte un paseo en barco por el río Spree.

Un paseo en barco por el río Spree puede resultar muy agradable

Comer

Restaurante Barra

Berlín tiene 17 restaurantes con estrella Michelin, cinco de dos estrellas y uno de tres estrellas (Ruth).

Pero los de mejor relación calidad-precio, y nuestros recomendados, son Kochu Karu (28-59€), Colette Tim Raue (26-60€), Barra (34/47€). y Grundschlag (32/49 €).

Además de eso también tienes Chicha (29/41) y Lucky Leek (32/54€).

Restaurante Sky kitchen

Los que tienen una estrella Michelin, y un precio más asequible, son Savu (a partir de 78 €), Sky kitchen (a partir de 67€) y, sobre todo, Cookies Cream (a partir de 59 €).

Un comentario en «Berlín: un cruce de caminos entre las dos alemanias»

  1. El mueso Pergamon es una maravilla y Berlín una ciudad muy especial y recomendable…ah, y el reportaje, cojonudo

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