Alberobello: el pueblo italiano con casas en forma de cono

Alberobello sería el vencedor si estuviéramos en una competición de pueblos bellos en la comarca de Puglia (Apulia).

Sin embargo, no quedarían a la zaga Ostuni, Gallipoli, Monópoli, Locorotondo o Polignano a Mare que sin duda podrían estar en lo más alto del podio.

Sin embargo, por el cuidado de su arquitectura, su trullis increíbles y su completa oferta gastronomómica, sería Alberobello el que se alzaría con este hipotético galardón.

Si quereis pasearos por sus ‘trullos’, nada que ver con la acepción coloquial española, acompañadnos en este fabuloso viaje.

El encanto de su nombre

Solo con pronunciar su nombre ya suena bien: pegadizo, musical, perfecto para el italiano: Alberobello.

Pronunciado «Alberobelo» es el pueblo más bonito de Puglia.Todos los que ven las primeras fotos en internet dicen lo mismo: ‘yo quiero ir ahí’.

Panoramica de los tejados de Alberobello

Nosotros no fuimos una excepción y encontramos justo lo que esperábamos: la madre de todos los pueblos, ¿qué, si no?

Da igual por donde comiences a pasearlo porque las piernas y la vista siempre te van a llevar al mismo sitio; a sus famosos trullis.

Estos trullis no son obras aisladas, sino que están por todos lados y salpicando todas las calles.

Historia de los «trullis»


Turístico y a mucha honra, Alberobello merece todas las menciones y sus habitantes, algunos perennes y otros ocasionales, tienen sobradas razones para tenerlo más limpio que la patena (que es como está).

La historia de los trullis (trullos), tiene que ver con los origenes de la ciudad allá por el siglo XV.

En esa época, bajo el dominio de los Acquaviva y los condes de Conversano, el pueblo se llenó de colonos-campesinos que querían cultivar su fértil tierra.

Los condes autorizaron que construyeran sus casas siempre que lo hicieran a la piedra seca; es decir, sin mortero (cemento) para poder ser derribadas fácilmente si llegaba una inspección real, ya que estas casas de pobres no pagaban tributos.

Los campesinos encontraron en esa forma redonda, como de cono, que tienen sus cúpulas, y los techos abovedados, la mejor forma de hacer casas simples y sólidas…y solo con piedra.

Rituales

Algunos de estos trullos están pintados con extraños símbolos que se supone se identifican con el zodíaco o con rituales religiosos, pero nadie lo sabe en realidad.

Sea como fuere, el caso es que hasta la iglesia de San Antonio di Padova, es un reflejo de la arquitectura de este pueblo. 

Esta se halla sobre la cumbre del Monti Rione, tiene planta de cruz griega y fue rehabilitada en 2004.

El arado

Incluso, algún restaurante ineludible, como ocurre con L’Aratro (el arado) que regenta su chef y propietario, Domenico Laera, está dentro de uno de estos trulli tan llamativos y preciosos.

De algún modo, el nombre del restaurante y también las productos que se sirven tienen que ver con esa historia de campesinos y productores.

Y es que aquí está obsesionados por asegurarse la trazabilidad de los productos; de conocer los nombres y apellidos de todo lo que se cocina.

La idea es trasladar esta transparencia del campo a la mesa en un ejercicio de slow food al que ahora está despertando España.

Esto es lo nuevo, porque es lo más auténtico, y no le demos más vueltas.

Iglesia dedicada a San Antonio de Pádua

En L’Aratro, por ejemplo, no hay cocina de autor, ni se la espera, porque los protagonistas son el producto y el producto.

Patrimonio de la humanidad

Volviendo al pueblo, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y no nos extraña, porque los trullis seducen desde el primer vistazo.

Si vas, puedes aparcar el coche fuera del casco urbano, frente a la gasolinera, te ahorrarás el parking.

Además, tendrás la oportunidad de acercarte al pueblo poco a poco para no quedar paralizado por la impresión.

Locorotondo

Cerca de allí, en la misma carretera que corre por el interior, pero paralela a la costa del Adriático está Locorotondo, que es como el hermano menor de Alberobello.

Locorotondo desde la lejanía
a

Con su muralla blanca y su situación en lo alto de una loma, es coqueto y puede recorrerse en poco tiempo.

A las afueras del pueblo y salpicados por la campiña ya se aprecian los primeros trullis.

Rincones gastronómicos en Locorotondo

Pero esto no es nada para lo que os espera en el pueblo vecino, aunque éste es ligeramente más grande y tiene 4.000 habitantes mas (14.000 frente a 10.000 de Alberobello).

Ostuni

En lo que respecta a Ostuni, le llaman la ciudad blanca. Encalada hasta las cejas está cerca de Locorotondo y Alberobello.

Ostuni

Similar a Ibiza o a las islas griegas, cuenta con calles empinadas y los colores blanco y azul como muestra de su espíritu marinero – tiene el mar a solo 6 km.- aunque sea un pueblo de tierra adentro.

Situada como los otros dos pueblos en el Valle de Itria, es la más grande y poblada de las tres con casi 33.000 habitantes 

Ostuni está a solo 6 km. del Adriático

Su nombre procede del griego Astu-neon o ciudad nueva y su lugar más emblemático es la plaza de la libertad que, dicho sea de paso, es triangular.

Con más cuestas que el mes de enero, está salpicado de casas blancas para defenderse del calor (que no hace mucho, la verdad) y las plagas de insectos como en La Mancha española.

Tres pueblos en una radio de 50 km que os transportarán al corazón de Puglia y Bríndisi y os acercará cada vez más al mar Adriático.

Más pistas

Lo que las guías no dicen

En un día de excursión se pueden hacer los tres pueblos, pero si quieres viajar tranquilo y disfrutar de su gastronomía que por estos lares es auténtica y de grandisima calidad, tal vez necesites dos días.

Para ello puedes alojarte en Bríndisi, la localidad más cercana o incluso en Bari, la capital de San Nicola.

Lo que no te puedes perder

Los trullis de Alberobello y sus vistas. Hay tiendas y casas de artesanos que tienen acceso gratuito a sus terrazas desde donde se divisa el pueblo y sus casas desde ‘lo alto’.

cavatellucci en l’aratro

Recorrer las callejuelas de Locorotondo te agradará y ver cómo vive la gente tras la muralla, además de poseer rincones de restauración inimitables.

Tanto Locorotondo como Ostuni merecen un visionado desde lejos.

Busca la perspectiva desde las carreteras antes de llegar a los sitios para conseguir estas instantáneas que no te dejaran infiferente.

Dónde comer

La primera opción para comer está en Alberobello, en el restaurante L’Aratro en la calle Monte San Michele 25/29.

Domenico Laera, propietario de L Aratro

Brutal el sabor de los platos y de la cocina auténtica de siempre con las recetas más suculentas no exentas de virtuosismo en la cocina.

Si quieres estrella Michelin y cocina de autor, entonces la opción es Il Poeta Contadino, justo a la entrada del pueblo, a la izquierda, en via Indipendenza 21 .

Dispone de restaurante y gastrobar. En Ostuni, Osteria Piazzetta Cattedrale, Archidiacono Trinchera 7; y cerca de Brisdisi, en Ceglie Messapica, Cibus  y en Carovigno, Gia Sottto L’Arco, con una estrella Michelin. 

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