Puerto Rico: el archipiélago norteamericano con alma español

Puerto Rico lo tiene todo. Y dicho esto casi no haría falta escribir más párrafos en este reportaje, pero pensamos que vale la pena contar alguna cosilla mas.

Tiene playas, montañas, lagos, cuevas, zona monumental, compras… Y allí (en el bar del hotel Hilton), además, se inventó la piña colada.

De hecho, fue en1954 cuando el barman Ramón «Monchito» Marrero creó un cóctel especial que combinaba ron, crema de coco y jugo de piña: la piña colada

Monchito sirvió este cóctel durante los 35 años que trabajó como barman en el hotel y, en 1978, la piña colada fue declarada la bebida oficial de Puerto Rico.

Hotel Caribe Hilton

Estado asociado

Lo primero que llama la atención es que este archipiélago es un Estado Libre Asociado de Estados Unidos, pero con una cultura y alma que no quieren dejar de ser españolas.

Y es que, aparte de la Isla principal, el archipiélago de Puerto Rico, incluye varios cayos y pequeñas islas; entre las que destacan Vieques, Mona y Culebra.

Breve historia

Como seguramente sabéis, Puerto Rico fue descubierto por Colón en 1493. Y estuvo bajo su protectorado hasta que los españoles perdieron la guerra con Estados Unidos en1898.

Un año en el que, por cierto, se perdieron otras colonias españolas de ultramar y que alumbró una generación de escritores (la generación del 98) que, debido a ello, se instalaron en el realismo y el desánimo.

Pero cuatro siglos de influencia española dan para mucho y aunque los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses desde 1917, por mor de la Ley Jones, la lengua y la cultura siguen españolizadas.

Aunque Puerto Rico tiene su propia Constitución, depende del Congreso estadounidense mediante la llamada Cláusula Territorial.

Esto significa que el poder de ejercer su soberanía recae en el Congreso de los Estados Unidos, y los poderes existentes en la isla, al no gozar de protección en la Constitución estadounidense, son revocables.

De hecho, los puertorriqueños no pueden votar en las elecciones presidenciales de EEUU, a menos que dispongan de residencia oficial en ese país.

Explanada del Morro

Qué ver

Ese dominio español, y ese trasiego de barcos en los siglos posteriores al Descrubrimiento, produjeron la construcción de muchos fuertes, iglesias, puertos, faros y carreteras.

Como hemos dicho, en Puerto Rico hay de todo, pero los viajes desde España son demasiado caros; un problema, este, que no se ha conseguido solucionar con el paso del tiempo.

El viejo San Juan

El Sitio Histórico Nacional de San Juan fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1983.

Allí se encuentra el enclave más emblemático: el Castillo San Felipe del Morro («El Morro»), el Castillo de San Cristóbal, las murallas de la ciudad, la Puerta de San Juan y el Fortín de San Juan de la Cruz.

El Morro fue construído en el siglo XVI y está ubicado en la punta noroeste del Viejo San Juan, una fortaleza, que defendió con éxito la isla de varios ataques.

También fue bastión defensivo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos lo utilizó para vigilar a los submarinos alemanes en el Caribe.

La estructura de seis niveles, que ofrece impresionantes vistas del océano y de la ciudad, es un laberinto de murallas con mazmorras, cuarteles, cañones y garitas.

Los terrenos cercanos a la fortaleza suelen llenarse de gente en fiestas para hacer pícnic y volar cometas.

Viejo San Juan

Barrios

Los barrios residenciales de la ciudad se ubican al este y al sur del Viejo San Juan como la zona de Río Piedras.

También por esta zona están las playas como Ocean Park, la Plaza del Mercado y el Jardín Botánico de San Juan entre otros lugares turísticos.

Justo al otro lado, y mirando desde la explanada del Morro hacia el malecón, están algunos de los barrios más pobres.

La parte antigua esta llena de calles con pavés o adoquines y, en cierto modo, es una ciudad amurallada dentro de otra ciudad.

En la catedral de San Juan reposan los restos de Juan Ponce de León, primer gobernador de Puerto Rico, y cerca está el Paseo de la Princesa, lleno de estatuas, fuentes y vendedores callejeros

Si te alejas un poco del del casco antiguo, encontrarás el barrio de los artistas, Santurce, y cerca del parque Luis Muñoz Marín, la Plaza Las Américas: el centro comercial más grande del Caribe

El Yunque

Una de las excursiones obligadas es la visita a la selva tropical del Yunque. En ella, aparte de senderos y pasarelas increíbles encontrarás plantas y animales autóctonos.

Ubicado en el noreste de Puerto Rico, es el único Bosque tropical dentro del Sistema de Parques Nacionales de Estados Unidos

Se encuentra en la Sierra de Luquillo, al este de la isla, y es conocido como uno de los lugares más lluviosos del mundo gracias a su clima semitropical.

Cuenta con diferentes caminos para practicar senderismo y disfrutar de la gran diversidad biológica de flora y fauna, algunas, exclusivas de este bosque.

No deberías perderte la cascada La Coca, la Torre Yohahú, los senderos Angelito, Mt. Britton, La Coca y El Yunque.

Fajardo

Cerca del Yunque, en la región oriental de Puerto Rico, se encuentran dos de las ciudades costeras más importantes: Fajardo y Río Grande, además del animado «centro y corazón» de Puerto Rico, Caguas.

Fajardo está repleto de puertos desde los que zarpar para hacer alguna excursión marina a las islas.

De los puertos de Fajardo salemn la mayoría de las excursiones

Entre ellos se encuentra el puerto deportivo más grande del Caribe: Puerto del Rey.

Aparte de excursiones en catamarán para visitar las 10 islas de la Cordillera Nature Reserve (Reserva Natural de los Arrecifes de Cordillera) y ver corales, también puedes alquilar un kayak, o bucear.

Bahia de Laguna Grande en Fajardo

Pero si quieres tener una experiencia inolvidable, pasea de noche en un kayak (con fondo de cristal) en la Laguna, para ver esta bahía bioluminiscente: sus aguas están llenas de algas que destellan y brillan al anochecer.

Islas

Vieques

Sleepy Vieques es una escapada de fin de semana muy popular en San Juan. Dicha isla está situada frente a la costa este, donde también está Fajardo y cuenta con su propio espectáculo luminiscente.

De hecho, en Puerto Rico se encuentran tres de las cinco bahías bioluminiscentes del mundo: Laguna Grande, en Fajardo; Mosquito Bay, en Vieques; y la Parguera, en Lajas.

Estas bahías son un verdadero espectáculo en la noche, repletas de millones de organismos unicelulares que iluminan el agua como estrellas resplandecientes.

Por suerte, el turismo de masas aún no ha llegado a esta isla donde podrás ver caballos salvajes y libres y no hay semáforos.

Durante el día, sus playas casi desiertas, te permitirán disfrutar del sol, bucear con esnórquel, nadar, o hacer paseos en kayak y pescar.

No olvides visitar las tiendas y los bares de las dos pequeñas ciudades, Isabel II y Esperanza, porque son muy curiosos.

Culebra

La otra isla famosa de Puerto Rico es Culebra, situada a 27 kilómetros al este de la Isla Grande de Puerto Rico.

También es conocida como «Cuna del Sol Borincano«, «Isla Chiquita» y «Última Virgen«. Aquí no hay marcha, ni grandes resort. Esto es otra cosa. Si te gusta la naturaleza, es tu isla.

Playa en Isla Culebra

Compras

Pero si el el viaje a Puerto Rico no tuviera sufiente gancho, nos faltaba otro: las compras.

Si eres aficionada/o a las mismas, y a los buenos precios outlet, aquí encontrarás naves enteras de las mejores marcas del mundo a buenos precios.

Y aunque ahora, los outlets se han extendido por España como un reguero de pólvora, sigue habiendo productos y ocasiones que no verás aquí.

En el centro de la ciudad, el comercio más conocido es el Mall de San Juan, aunque también tienes el Plaza Caribe.

Sin embargo, lo mas de lo más, es el Mall de Plaza de las Américas, está al otro lado de la isla, en el sur, así que deberías dedicar todo un día a esto, si te gustan las compras, claro.

No te olvides de su extensión , ya que estamos hablando del Centro comercial más grande del caribe. Aquí tienes Nike, Ralph Laurent…todo lo que puedas desear: una locura.

Arecibo

Dejadnos que os contemos unas líneas de un mito: el radiotelescopio de Arecibo, al noroeste de la isla.

El Gobierno norteamericano tenía programada su demolición, dado su estado cochambroso, pero no hizo falta porque en noviembre del año pasado se derrumbó solito.

Su plato pesaba más 900 toneladas y tenía de 300 metros de diámetro y se le conocía como el ojo del Universo.

El observatorio de Arecibo era a su vez uno de los atractivos turísticos principales de Puerto Rico y era visitado anualmente por casi 100.000 turistas.

Ahora, en esta zona, solo queda el faro oceánico y disfrutar, en su exposición interior, de un recorrido histórico que cubre desde 1493 hasta el 1898.

Foto recogida por la agencia Efe

Cuevas

Ya dijimos que este archipiélago caribeño tiene de todo y la prueba de ello es el Parque Nacional Cavernas del Rio Camuy.

No son las únicas cuevas que puedes visitar, pero sí son las más famosas.

El Parque Nacional de las Cavernas del Río Camuy son uno de los mayores sistemas de cuevas en el mundo.

Tanto es así, que el río Camuy que pasa por el centro de la isla de Puerto Rico, es el tercer río subterráneo más grande del mundo.

Y ha hecho sus travesuras con sus piedras calizas en un entorno que es, nuevamente, natural, aunque dicen que fueron exploradas por los indios taínos, cientos de años atrás.

Otras cuevas interesantes son la Cueva Ventana en Arecibo, donde está el observatorio astronómico, y el famoso Cañón de Tanamá, en Utuado.

Cañón de San Cristóbal

Mención aparte merece el Cañón San Cristóbal ubicado entre Barranquitas y Aibonito.

Si te decides a visitarlo, verás distintos ríos, charcas, como Charco Azul y cascadas, así como conocer los hábitats de 695 especies de flora y 144 especies de fauna.

Este cañón no es peligroso, pero si un tanto especial y físicamente muy exigente, por eso conviene ir acompañado por personal adiestrado que conozca el lugar y que te pueda proveer de todo el equipo y seguridad necesarios.

Mas pistas

Lo que las guías no dicen

Mientras exploras los pasillos y cuarteles del Morro, busca la Garita del Diablo.

Cuenta la leyenda que en esa garita lejana, que se extiende sobre el océano, se ve al fantasma de un soldado español que desapareció hace mucho tiempo.

Ten en cuenta el cambio de euro a dólar, que normalmente está a favor del euro, a la hora de comparar precios.

El clima es tropical y no suele bajar de 22 grados, así que no te hará falta ropa de abrigo.

Lo que no te puedes perder

No te puedes perder el fuerte del Morro, una excursión a la selva El Yunque, y otra a una de las bahías luminiscentes, las cuevas del rio Camuy y unas compritas en Plaza de las Américas.

Si te gusta la naturaleza «casi virgen» y las playas, entonces los lugares que debes visitar son isla Culebra y/o Vieques.

Tampoco te pierdas una piña colada en el Caribe Hilton, mejor en su terraza que da a la playa.

terraza del Caribe Hilton

Comer

La gastronomía de Puerto Rico, es muy variada, pero limitada a determinados productos, como ocurre en casi todo el Caribe (excepto México).

Abundan la yuca, batata, el chayote, (fruta en forma de pera que se prepara de forma similar a la calabaza), coco, piña y papaya.

Entre los platos más famosos está el asopao ( sopa de arroz y pollo), las empanadillas, los tostones (el plátano verde frito), los pastelillos (masas fritas rellenas de carne de vacuno) y el mofongo (puré de plátanos verdes).

Por lo que se refiere a los restaurantes, solo nos vamos a fijar en los que hay en San Juan y Fajardo.

Con respecto a la mejor relación calidad -precio, tal vez el más ajustado sea, en San Juan, Musa, pero en el cómputo global, los más reputados son Marmalade (desde 55$), y Mario Pagan, con el chef más renombrado de Puerto Rico a la cabeza.

Marmalade tiene una fundación (Retoño) que recoge fondos para incentivar los cultivos ecológicos y apoyar la economía circular.

En Fajardo y gracias a la labor de la chef Myrta Pérez Toledo, recomendamos Pasión por el Fogón. Luego, en menor medida, Kasavista, para tomar pescado y marisco, y Calizo.



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2 comentarios en «Puerto Rico: el archipiélago norteamericano con alma español»

  1. Estimados amigos: Estoy intentando buscar una forma de remitirles un artículo, titulado «CACERES, FASCINANTE CIUDAD MEDIEVAL», pero, por alguna circunstancia, no lo logro.
    Natural de Cáceres, escritor, licenciado en Periodismo, de larga trayectoria en Televisión Española, dos libros, algún premio literario, y autor-administrador del blog «CACEREÑEANDO», al que se accede desde juandelacruzgutierrez.es.
    Aquí les dejo el trabajo referenciado, por si fuera de su interés, y para cuya ilustración dispongo de extraordinarias fotografías del Portal de Turismo de Cáceres.
    Perdón por acceder por esta vía tan anómala.
    Atentamente.
    Juan de la Cruz Gutiérrez
    DNI: 06926448K
    juangutgom@yahoo.es
    Tfno: 665850302
    CACERES, FASCINANTE CIUDAD MEDIEVAL

    Por Juan de la Cruz Gutiérrez

    El viajero se llena de luz en su andadura y emociones por la Ciudad Medieval de Cáceres. Paso a paso, rincón por rincón, la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, se alza a la eternidad de forma permanente a través de su conjunto histórico-artístico-monumental… Una ciudad española fascinante. El viajero se llena de hechizo y sabor, de pasión, en su recorrido por esta ciudad caminando entre el pálpito de las luces de la historia que se expanden por la calma del amanecer, por el sosiego cuando los pasos transcienden en el atardecer, en los recorridos, de puntillas, por sus noches de admiraciones contemplativas, cuando el alma se serena y se radiografía, sublime, la intensidad y diversidad de la luz de Cáceres.
    Siempre inmensa, intensa. Siempre caminando entre esas luces de eternidad que se expanden por la calma del amanecer, por el sosiego cuando los pasos transcienden en el atardecer, en los paseos, de puntillas, por sus noches contemplativas, cuando el alma se serena y se radiografía, sublime, la luz de Cáceres.
    Cáceres destila aromas de una ensoñación que pareciera resurgir de sus cenizas en aras a lo más bello. Todo un recorrido al Medievo entre aventuras, mercados, adarves, iglesias, palacios, casonas palaciegas, beaterios, juglares, peleas… Piérdete, caminante, entre sus callejuelas y plazoletas y comprenderás cómo ha renacido su recreación con el tiempo. Una Ciudad Medieval de ensueño y lujo.
    Verás: El viajero se llena de luz por la Ciudad Medieval de Cáceres, abrazándose al trasluz estival. Un haz de tonalidades amarillentas, azules, naranjas, malvas, rojizas, grises, obscuras, blanquecinas, que se dan cita una y otra vez con ese sentir de quien encuentra la vida como fuente de luz de Cáceres, de quien camina con la luz de Cáceres, de quien marcha hacia la genuina luz de Cáceres. En cualquier lugar, a cualquier hora, en uno y otro esquinazo, por sus caminos y surcos. Una luz tan profunda como mágica…
    Más allá toda una impresionante serie de estampas e imágenes que transitan en un recorrido de sublime sabor medieval: La Muralla árabe, el Adarve de la Estrella, la Plaza de Santa María, la Casa Mudéjar, de arquitectura toledana, la Cuesta de la Compañía, el Aljibe, el Palacio de las Veletas, sobre la Alcazaba almohade, la Puerta del Postigo, torres defensivas cristianas y árabes, la de los Púlpitos, la de la Yerba, la Mochada, La Enfermería de San Antonio, el Baluarte de los Pozos, el Arco del Cristo, que rezuma el sabor de la romana muralla, el Foro de los Balbos, donde se alzaba una de las puertas cuando la vieja Norba Caesarina, el Hospital de los Caballeros, el Balcón de los Fueros, la Casa del Judío Rico, la iglesia de San Mateo, alzada sobre una mezquita, campanas que espantan a un vuelo asustadizo y acelerado a cernícalos, vencejos, golondrinas, el conventual de San Pablo con monjas en clausura y voto de castidad, pobreza y obediencia, entre oraciones, trabajo, silencio y canticos gregorianos, un desfile de casas hidalgas cacereñas, la Judería, entre estrechos callejones sefardíes, y su barrio, San Antonio de la Quebrada, con ermita sobre una sinagoga, donde una deslumbrante luz reverbera en sus casitas encaladas, calles con nombres como Amargura, de la Gloria, del Mono, Callejón del Gallo, la Calleja del Moral, Rincón de la Monja, tantos otros tan silenciosamente recogidos y tan deslumbrantes, amplias plazas, estrechas y angostas callejuelas…
    Y, también, entre fachadas platerescas, góticas, renacentistas, portadas adinteladas, otras adoveladas, con sillares almohadillados, retablos barrocos, espadañas, matacanes, arpilleras, escudos esculpidos en cantería, unos; en alabastro, otros, blasones heráldicos de familias nobiliarias, con torres, águilas, flores de lis, estrellas, osos, soles, becerras, perales, garzas, yelmos, escudos episcopales, muros de mampostería, almenas picudas, barbacanas, balcones esquinados, ramas de olivo, llamativas gárgolas, ventanas ojivales, gemelas otras, también enrejadas con hierro forjado, ajimeces cacereños, faroles, con preciosa luz que amarillea la noche, nobles medallones, alfices, saeteras, coronas voladas, conchas de peregrinos, leyendas pétreas por los siglos: “Esta es la casa de los Golfines”, “Sé tú Señor para nosotros torre de fortaleza y se renovará como la del águila, nuestra juventud”, “Vanitas vanitatum et omnia vanitas” (1), “Aeterna memoriam iustorum” (2), “Ave María”, “Non habemus hic civitatem manentum sed futuram inquiribus” (3), hornacinas como la de la Puerta del Río, con un Cristo crucificado o la de San Francisco Javier, bóvedas de rosca, patios herrerianos, mudéjares, renacentistas, toscanos, con claustros porticados, policromados artesonados, una salpicadura de jardines, salas de linajes, tapices, cuadros de siglos, pinturas renacentistas al fresco en paredes palaciegas, chimeneas de ladrillos, capillas, sepulcros artísticos, distinguidos, que velan una infinidad de testimonios y retazos en la configuración de la historia cacereña…
    Piérdete, caminante, mejor envuelto por la luz de la noche, y comprenderás el sortilegio histórico-artístico de Cáceres y su recreación, que han renacido con el tiempo. Una Ciudad Medieval por la que te irás sorprendiendo en todas sus esencias, tratando de alcanzar a tocar la luz de Cáceres. Un haz de tonalidades con pinceladas azules, naranjas, malvas, grisáceas, oscuras, blanquecinas, amarillentas, doradas intensas, cuando el sol quema, que tocas el granito y pareciera ardiente en tardes de estío… Colores que se dan cita constantemente con el corazón embargado y asidos a la luz de Cáceres, de quien lo hace exultante por la fuerza de los rayos de la propia luz, real, preciosa siempre, bajo el haz donde se siente Cáceres, aún con los ojos cerrados, qué digo, guiados, alumbrados por la luz que se impregna sobre la ciudad…
    Te preguntas ¿Qué sucede? Sencillamente, que te vas contagiando por la magia, sorprendente, de la luz de Cáceres, esparcida hacia todas partes como un ramillete de haces gigantescos de luz, tal como antes nunca habías percibido… Con una riqueza de siempre. Ayer, en los cauces de la Historia y su legado entre raíces judaicas, de la morisma y de la cristiandad; hoy, avanzando desde Cáceres, serpenteando por sus callejuelas y plazoletas, y hacia la esencia de la ciudad, su recinto amurallado, soberbio de esplendor; mañana, como un cielo infinito de luces…
    ¡Qué hechizo el que se encuentra más allá, al otro lado del telón de esa escenografía de la historia que se engalana por los rincones cacereños…! Por uno y otro tiempo histórico, en uno y otro lugar, a una y otra hora, en una y otra estación del tiempo, por uno y otro esquinazo, por todos sus caminos y surcos, en todas las direcciones, con la compañía de la lluvia, con sol radiante, cobijados entre sombras, envueltos entre nieblas, con calores, con fríos, con el misterio del encanto, siempre, a cada palmo, con la luz de Cáceres, fascinante, radiante… Siempre, en Cáceres, el rito y el ritmo de su luz perpetua…!
    Adéntrate más, entonces, amigo caminante, por la hondura de Cáceres, y avanza de la fuente de luz a las piedras monumentales. Tal vez no puedas expresar más palabra que la que sugieren e imantan los ojos abrillantados…
    Ya estás de pleno ante la luz histórico-monumental, artística y excelsa de la ciudad. Jamás se perderá de tu memoria este hallazgo de luz y piedras, rehabilitado y realzado como jamás pudiera imaginarse.
    Con la riqueza que impresiona siempre la luz cacereña. Déjate ir, pues, hacia donde te lleve caprichosamente la vista, hacia donde te guíen los ojos, allá por donde te conduzca la mirada, hacia donde te dirija el corazón, por donde te pilote el sentimiento y el alma. Te lo aconsejo. Pasearás, entonces, con esa serenidad emocionante y sugerente que inducen las entrañas de la privilegiada ciudad.
    Un consejo: No te pierdas un solo rincón, ni tan siquiera de rayo de luz, ni una sola de sus piedras, ni tampoco un solo palmo de sus muros, que se dan cita como el tercer conjunto histórico-monumental europeo. Penetra por toda la geografía del callejero, aprovecha esa inmensidad de luz, escucha el concierto del silencio y el encanto penetrante de la noche cacereña y sitúate en aquel Cáceres en el punto de encuentro con la Edad Media y el Renacimiento. ¡Ahí es nada…! Ese paseo, con el reloj de las prisas arrinconado en el mayor olvido. Medítalo, resulta todo un privilegio, ahora que avanzas tus pasos con las múltiples combinaciones de los colores que se funden con las infinitas pinceladas que emanan de la luz de Cáceres. ¡A cual más bella de todas…!
    Uno se enamora de la luz de Cáceres como una estampa sagrada de vida en los adentros del viajero por ese conjunto abierto de calles y plazas palacios e iglesias… Toda una luz con sus juegos de magia, diversa, variopinta, hermosa de toda hermosura, como los campos, los horizontes, los cielos, los parajes, los paisajes y los prismas sacrosantos de todos y cada uno de los miles de rayos, que convergen y zigzaguean cada segundo, bajo el prisma multicolor de las bellezas, de los misterios, de la fascinación por todas las siluetas cacereñas pintadas, desde siempre y, sin embargo, a cada instante, por el esplendor de la luz…
    Ahí radica el secreto del enigma, amigo viajero: La combinación de la hermosura de la luz de siempre, plasmada sobre los lienzos y bordada sobre los tapices de Cáceres. Cáceres es luz, sobre todo luz, siempre luz. O, mejor, Luz, con mayúscula. Genuina, plenamente cacereña, más bella que la propia belleza…
    Entonces verás en esa Ruta de la Luz de Cáceres, numerosos haces de luz que brillan y de qué forma tan majestuosa y bella… ¡Cómo se distingue, entonces, la luz, la luz especial, con sabor de Cáceres…!
    Siempre la luz inolvidable en el viajero y caminante intramuros de la Ciudad Medieval de Cáceres.
    1: “Vanidad de vanidades y siempre vanidad”.
    2: “La memoria de los justos es eterna”.
    3: “No tenemos aquí ciudad permanente sino que buscamos la futura”.

    1. Apreciado Juan, esta es, sin duda, la forma de comunicarte con nosotros porque, además, es la única a través de wordpress. Tu trabajo sobre Cáceres nos parece muy literario y, desde luego, meritorio, casi poético, así que está demostrado que sientes lo que escribes y eso te honra. Sin embargo, no es objetivo de la revista publicar trabajos de otros, aunque, como tú, sean periodistas y escritores. De hecho, los que escriben nuestros reportajes también lo son y, en algún caso, son, además, master o doctores en otras disciplinas como el marketing, por el MIT de Boston; o médicos e investigadores del área de la salud y atesoran premios periodísticos para dar y tomar. Nuestros reportajes gustarán más o menos, que para gustos…ya sabes, pero te puedo asegurar que los que los escriben, no son gacetilleros de medio pelo, ni otras categorías relacionadas con el auge de las redes sociales que preferimos no comentar. En cualquier caso, te agradecemos tu interés y el texto que nos has enviado, pero que, lamentablemente, no entra en nuestro «negociado». Solo publicamos lo que escribimos nosotros y con nuestro propio material fotográfico y de vídeo. Muchísimas gracias por tu interés, querido Juan, y te mandamos un afectuoso saludo.

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