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Puerta del restaurante Ostau |
La magia de un convento hecho restaurante
Quedan apenas 20 días para que acabe el verano meteorológico, pero ni nuestros cuerpos ni nuestras mentes están preparadas para ello. Por eso, y con el objetivo de que sigáis apurándolo al máximo, os proponemos una escapada o un finde al precioso pueblo de Altea y un lugar para disfrutar de una noche mágica: el restaurante Oustau.
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Plaza de Altea ‘la vieja’ |
francés provenzal y este nombre le viene de sus antiguos dueños, franceses ellos,
que abrieron el restaurante en lo que fuera un antiguo convento en la parte vieja de Altea, ceca de
la catedral. Un edificio con 200 años de antigüedad que se transformó en restaurante hace 29 años, y cuya historia está repleta de vicisitudes y cambios; de socios que ocuparon cargos políticos y supuestamente blanquearon dinero con la compra del local (y ahora residen en alguna isla perdida del Caribe); de traiciones y sufrimientos; vamos que no me quiero extender en esto, pero que la historia da para un guión de serie televisiva.
Así que tras casi 30 años de supervivencia el restaurante lo regenta ahora en solitario el suizo Olivier Burri, ayudado por su jefa de sala Carmen y su cocinero, Pascual Robles, y escoltados en sala por un grupo de chicos que forman una auténtica torre de babel del servicio.
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Interior del restaurante, la mitad está al aire libre |
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Tartar de atún |
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Bacalao con ali oli |
quiera escucharles lo duro que se hace despachar comandas y platos a diestro y
siniestro.
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Dorada con salsa de cangrejitos |
ellos acerca de una carta cargada de alusiones cinematográficas como el lenguado Stanley Kubrick, el solomillo de ternera Love Story o la ensalada Sofía Loren. Guiños graciosos, que despiertan una sonrisa en los clientes. Los platos nuevos o fuera de carta los cantan de viva voz, pero
no hay mucha variedad. En mi opinión, tendrían que darle una vuelta a los entrantes, para poder compartirlos mejor, pero tienen unos precios más que contenidos. Un ejemplo de ello es la habitual ensalada de jamón de pato, o ensalada Donald, o el tartar de atún, que están entre y y 8 euros, como otros entrantes como la crep Marlene Dietrich (salmón ahumado y perlas de caviar) o gambas al ajillo Dr Zhivago, el mejor de los remedios, dicen en la carta (donde pone Jivago, un lapsus).
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Solomillo Doce Vita |
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Panacota beso de K.B. |
Altea está en cuesta, pero es muy agradable darse paseitos por sus calles blancas, sentarse en alguna de sus terrazas o tomarse algún helado en cualquiera de los locales que salpican sus calles. A nosotros el que más nos gustó fue QUO, una heladería artesana situada justo al comienzo de la calle Mayor. Hay helados de distintos tamaños según el recipiente, pero hasta el más pequeño tiene su aquel, si es que has cenado. Las chicas que atienden al público son, además, amabilísimas y te recomendarán el que más se ajuste a tus preferencias. A nosotros nos gustó el de yogur -aunque la cereza que lleva barre un poco el sabor-, el de Oreo y sobre todo el de Ferrero, y el de coco, espectaculares.
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Hotel Asia Gardens |
Y si lo que estais buscando es pernoctar en un lugar idílico y tranquilo, a unos 10 km. de Altea, al lado de Terra Mítica, está el hotel Asia Gardens. Un cinco estrellas gestionado por la cadena Barceló, que es el lugar ideal para descansar en sus espectaculares habitaciones, piscinas, spa…y su maravilloso jardín con un bonsai gigante de más de 150 años. Es como estar en Bali, pero sin moverse de la Comunidad Valencia. Un lujazo.