Ibiza interior: el discreto encanto de la isla blanca

Ibiza huele a pinos y a Mediterráneo y se mira en Formentera como el sueño de una noche de verano.

Sigue siendo la isla y zona costera con más glamour de España, más allá de Marbella y ese olor a rancio abolengo que desprende.

Nadie ha buscado esta competencia, pero está claro que las Islas Baleares, incluidas Mallorca, Menorca y Formentera, están a años luz del litoral peninsular.

Cala Llentía con la isla de Es Vedrá al fondo

Cambio inminente

Antes recorría la isla una especie de tren nocturno gobernado por clubes y discotecas, de turismo «guiri», y playas de carne muy hecha, trémula y, en ocasiones, hasta soez.

De manera que ese espíritu, un poco hippie y de moda ad lib inicial de la isla, se había perdido entre el olor penetrante de la implacable vida nocturna.

Ahora, sin embargo, la isla camina hacia otro tipo de ocio más consecuente con el día, las calas, el disfrute de la naturaleza y, sobre todo, de la gastronomía.

Si será una tendencia conyuntural o estructural nadie lo sabe, pero está claro que, de momento, esta nueva forma de vivir está atrayendo al turismo nacional a pesar de los elevados precios de la isla.

La puertas y, al fondo, la isla de Es Vedrá

Doce dólmenes

Y en este contexto, y aparte de las calas, si hay dos lugares de interior que destacan en Ibiza, uno es el Dalt Vila, o Murallas de la capital, y el otro es el llamado Stonehenge ibicenco y las misteriosas puertas.

Empezando por el final, diremos que los llamados dólmenes de Cala Llentía están cerca de Cala Tarida, en concreto, en cala Codolar.

A ellos se accede por un camino de tierra, pero razonable, con un pequeño aparcamiento. Está a 8km. de la localidad de San Josep y realmente vale la pena llegar hasta allí.

Estos 12 dólmenes de basalto, simbolizan un reloj solar y forman parte de la colección Time and Space, del artista australiano Adrew Rogers.

De hecho, forman parte de la colección Rhytm of life y es una de las 50 obras repartidas por el mundo de este autor.

El mecenas de esta aparente chaladura no es otro que Guy Laliberté, a la sazón creador del Cirque du Soleil.

Los doce dólmenes mirando al mar

Energía

Dicen que si te pones en el medio del monumento te cargas de energía, y también que si tiras una piedra y se queda en lo alto de cualquiera de los pilotes -sin caerse- se te concede el deseo que hayas pedido.

Y un poco zen si que es esta práctica porque te enseña al menos una cosa: que no siempre las piedras más grandes y más pesadas son las mejores para que se queden sobre las columnas.

Muy al contrario, las pequeñas y ligeras son las que tienen más probabilidades de quedarse enganchadas.

Como los dinosaurios y la teoría del meteorito que les hizo desaparecer: solo sobrevivieron los animales más ligeros y que podían emprender largas distancias para buscar alimento; es decir: los que podían volar.

Esta es, sin duda, toda una enseñanza de vida, pero si tienes la necesaria sensibilidad, seguro que encuentras más hipótesis que te cautiven.

Las puertas del cielo (Ibiza)

Pero si el Stonehenge ibicenco, es raro, a unos cien metros de allí hay unas misteriosas puertas que no tienen autor conocido.

Leyenda o no, nadie sabe quien ha sido el creador, pero alguien ha interpretado que las citadas puertas simbolizan del cielo o una habitación con vistas al precioso islote de Es Vedrá.

De hecho, si te colocas en el ángulo adecuado, y abres las puertas, verás como a través de ellas aparecerán las vistas mas hermosas.

Las puertas de Cala Llentía

Las Puertas de Cala Llentia muestran diferentes grabados y motivos árabes entre los que destaca una jamsa, también conocida como la mano de Fátima que, en el norte de África, era asociado con un atributo de la diosa Tanit, la Diosa de Ibiza.

Ahí lo dejamos, con su misterio y el magnetismo que le han permitido ser uno de los hotspot (punto caliente) de las redes sociales.

las puertas, desde el otro lado

Dalt Vila

En cuanto al Dalt Vila (ciudad alta) del casco antiguo de Ibiza, pocos saben que fue encargada construir por Felipe II en el siglo XVI.

Sus imponentes murallas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.

La ciudad amurallada era, y sigue siendo, el centro de gobierno, comercial y cultural de la isla.

Situada sobre un pequeño monte, el Puig de Vila, entre sus murallas se encuentran algunos de los edificios más importantes de Ibiza.

Y en lo más alto, como ocurre con el castillo de Bellver, En Mallorca, la Catedral de Ibiza se alza como uno de los símbolos de la isla.

Una de las entradas al Dalt Vila, con la catedral en lo más alto

Obviamente, es el mayor atractivo cultural de Ibiza capital y uno de los lugares imprescindibles que no deberías perderte por mucho que la subida a la catedral, si hace calor, resulte trabajosa.

Las vistas del puerto, y la navegación de los ferrys que atraviesan el canal que lleva hasta Formentera os dejarán magnetizados. Solo por estas vistas, ya vale la pena subir.

Vista panorámicadesde la parte más alta

Calle de la soledad

Además de la catedral (ahora cerrada por obras), lo más famoso del Dalt Vila son sus callejuelas. Y una de las más famosas es la calle de la Soledad con sus flores y enredaderas.

Esta callejuela se encuentra cerca de los muros del Palacio Episcopal o Cal Bisbe, residencia desde 1782 del obispo de Ibiza y Formentera.

Calle de la Soledad

Si desciendes del Dalt Vila desde las puertas de la catedral, casi será imprescindible que te topes con ella justo antes de llegar a la plaza.

Sin embargo, si inicias la subida desde la plaza de la catedral parte es la primera calle de la derecha que sube hasta lo alto de la fortaleza. No tiene pérdida: sus flores y enredaderas la delatan.

Lo que las guías no dicen

En Ibiza, como en cualquier lugar de la tierra, las guías más o menos oficiales suelen indicar lugares a los que hay que ir.

Y estos lugares no siempre responden a las expectativas creadas.

Es el caso del pueblo de Es Cubells, que se habla de él como el lugar de interior que debes conocer y luego llegas allí y no hay más que una iglesia (y normalita) y nada mas.

Eso sí, los alrededores son fantásticos, sus pequeñas calas (para apenas cuatro personas) una pasada y sus acantilados brutalmente bellos.

Parecido es el asunto de Cala D’Hort, una cala preciosa paisajísticamente hablando, pero que «in situ» no es, ni de lejos, de las mejores de Ibiza.

Es Vedrá

Justo lo contrario de lo que sucede con el acantilado en el que conseguiréis las mejores vistas del islote de la reserva natural de Es Vedrá.

Para llegar a este mirador, si vais desde San Josep y Es Cubells con destino a Cala D`Hort, tendréis que fijaros en un camino (con parking) que sale a la izquierda, cerca de una curva, un km. antes de llegar a la cala.

Una vez estacionados en el aparcamiento hay que tomar el camino de tierra, que después de unos 15 o 20 minutos andando, os llevará hasta el acantilado-mirador de la isla de Es Vedrá.

La altura de Es Vedrá es de 382 metros y está acompañado de Es Vedranell, otro islote de menores dimensiones. Juntos tienen una superficie de 79,30 hectáreas.

Además, las/os más osadas/os podréis subir hasta la torre de Savinar o del pirata, situada en plena montaña, pero si queréis que os diga la verdad con llegar hasta el mirador es más que suficiente.

Os haréis cientos de fotos y veréis como hay gente que prueba aquí sus drones para tomar fotos y vídeos aéreos espectaculares.

Islote de Es Vedrá desde el acantilado

Mercadillo

Por último, si os gustan los mercadillos, deciros que el más importante está en San Carlos, un poco más arriba de Santa Eulalia.

Hablamos del mercadillo de las Dalias que cuenta con parking de pago, pero que si no os importa andar un poco, a las afueras del pueblo, encontraréis uno gratuito.

En este lugar, un tanto hippie, se vende casi de todo, aunque principalmente hay ropa (vestidos) y alguna que otra camiseta.

Uno de los puestos más interesantes es el de sloppy tunas ya que venden bañadores y camisetas fabricados a partir del reciclado de botellas de plástico, lo que resulta ideal en una isla que presume de ecofriendly,

No son baratos (49€ aprox.), pero vale la pena el esfuerzo económico si estás preocupada/o por la salud del Planeta (y de la isla).



*** Lo que deseabas saber sobre las calas de Ibiza y Formentera

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