Guimaraes: la semilla de la que creció Portugal

Guimaraes no solo es una de las ciudades más bonitas de Portugal, sino que ella representa el espíritu de la nación portuguesa.

Pocos saben que esta urbe tiene un pasado emblemático, puesto que aquí, en el siglo XII, se forjó la identidad nacional de este país ibérico e incluso de la lengua portuguesa.

Panorámica de Largo do Toural

De hecho, aquí nació en el año 1110 Afonso Henriques, el primer rey de Portugal, que inició desde este mismo lugar la principal ofensiva de reconquista contra los árabes que aquí llaman, con naturalidad, «moros».

Cómo llegar

La llegada a la ciudad en coche es gloriosa porque va de menos a mas. Se adivina que esconde muchas joyas nada más llegar.

Primero, las fachadas de la plaza Largo do Toural. Justo detrás de ella, comienzan las sorpresas y un centro histórico arrebatador.

También podéis ir en avión hasta Oporto y allí tomar un autobús o un tren hasta Guimares (55 km.).

Fachadas de las casas de Largo Do Toural

Qué ver

Guimaraes cuenta con un centro que es un laberinto de maravillosas callejuelas.

Pero están tan perfectamente diseñadas que cada una conduce a las maravillas extramuros del Castillo, el Palacio de los duques de Braganza o al Santuario de la Peña, rodeado de rocas, con teleférico incluido.

En cuanto a su centro medieval, fue declarado como bien único por la UNESCO en 2001, y ha sido incluido en la lista de bienes de Patrimonio Mundial; lo cuál no es de extrañar en absoluto.

Plaza de Oliveira

Largo de Oliveira

El Largo da Oliveira (Plaza o Bulevar del Olivo) es el centro neurálgico de toda la parte medieval. Debe su nombre a un olivo centenario que sigue plantado en este lugar.

Rodeado de pintorescas casas típicas del norte del país, es el punto de partida ideal para recorrer a pie las calles de la ciudad.

Puedes quedarte allí horas y horas sentado en alguna de sus terrazas o simplemente en un escalón de cualquiera de los que escoltan el templete gótico del Padrón.

Padrón de Salado

Allí se encuentra el Padrón de Salado y la Iglesia y Colegiata de Nuestra Señora de Oliveira, junto al Museo Alberto Sampaio y una parte de la antigua muralla de la ciudad.

De hecho, la Praça de Santiago recibía a los peregrinos que en la Edad Media se dirigían a Compostela, y hay marcas en el suelo que así lo atestiguan, como también las hay de la creación de la nación portuguesa.

Colegiata de Nuestra Señora de Oliveira

La iglesia y Colegiata de Nuestra Señora de Oliveira bien puede ser vuestro primer destino.

Gótica y situada junto al antiguo edificio de los Pazos del Consejo (Antiguos Paços do Concelho) dan forma a dos de las plazas medievales (que se comunican entre sí).

En el interior del precioso claustro fue instalado el Museo Alberto Sampaio, con una notable colección de obras de platería medievales y de la época del Renacimiento

Colegiata de Nuestra Señora de Oliveira

Junto a su puerta principal se encuentra un curioso templete gótico erigido durante el reinado de D. Afonso IV para conmemorar la batalla del ´Salado´, donde portugueses y castellanos vencieron a las fuerzas del reino moro de Granada, en 1339.

Monasterio de Sto. Domingo

En el norte de Portugal te puedes hinchar a ver iglesias, monasterios, ermitas y catedrales. Pero en el Monasterio de Santo Domingo, al final del Largo do Toural, se encuentra una buena colección de piezas de arqueológicas del país.

Estas piezas proceden del conjunto arqueológico de la Citania de Briteiros, situado a 10 km de Guimarães, y que constituye un testimonio evidente de la cultura de los castros de la Edad de Hierro.

Interior de la Colegiata

Plaza de Santiago

La Praça de São Tiago es de visita obligada tanto si cenas, comes, tienes intención de tomar algo o simplemente dar un bonito paseo.

En la muralla de la plaza Toural se encuentra la frase «aquí nació Portugal» y en el suelo de la plaza de Santiago otra incripción que dice » A vosotros hombres que vinisteis a poblar Guimaraes y a aquellos que aquí quieran habitar” que fueron las primeras palabras de la Carta Foral concedida por don Alfonso Henriques, primer rey de Portugal.

Plaza de Santiago

Castillo

El Castillo de Guimaraes es uno de los monumentos «extramuros» que no os debeis perder.

Se accede fácilmente desde la Plaza de Santiago y a través de la Rua de Santa María, plagada de tiendas de artesanía.

Se da la circunstancia de que el castillo de Guimaraes está justo al lado del Palacio de los Duques de Braganza, otra de las maravillas que hay que visitar.

Interior de las murallas del Castillo

Tiene siete torres y se eleva sobre una colina de la histórica ciudad. Y es mejor ir temprano antes de que se llene de turistas y apriete el sol.

Fue construido en el siglo XI para defender al monasterio y las nuevas poblaciones de la región, así como para afirmar el poder ante otros señores feudales.

Como anécdota interesante, se cree que en él nació Alfonso Henriques, como hemos dicho, el primer rey del reino de Portugal.

De hecho, en el interior del Torreón del castillo principal hay una minimuseo medieval donde se explica todo.

Exterior del Castillo de Guimaraes

Palacio de los Duques de Braganza

El Paço dos Duques de Bragança está junto al castillo (y entre ambos, descansa la ermita), así que lo mejor es hacer ambas visitas a la vez.

Imponente y rodeado de jardines y árboles, hay una fuente pública, justo en la la esquina de la calle que desemboca en su puerta principal, donde podrás rellenar tu necesaria botella de agua sin problema.

Palacio de los duques de Braganza

El Palacio fue construido en el siglo XV bajo órdenes de D. Alfonso y se la distingue desde la distancia gracias, en parte, a sus torres almenadas y, sobre todo, a sus características chimeneas cilíndricas de ladrillo que, en realidad, son «de pega».

Sus numerosas habitaciones albergan una gran colección de tapices flamencos, armas de los siglos XV y XVI, y una capilla con fantásticas vidrieras.

Está abierto todos los días de 9:30 a 18:15 . Los menores de 14 años no pagan y hay descuentos para carnet joven y mayores de 65 años.

Los domingos por la mañana es gratis hasta las 14 h. La entrada conjunta con el Castillo cuesta 6 euros y si añades el museo Sampaio, 8 euros.

Interior del Palacio

Santuario de la Peña

Al Santuario de la Peña se puede subir en coche, pero es más divertido hacerlo en el funicular (aunque nos pareció un poco caro, ya que hay que pagar casi 10 euros).

Cierra a las 18,45 h de la tarde, así que es preciso que calcules bien el tiempo, porque en esta peña hay mucho campo que ver y pasear.

Este paisaje plagado de pedruscos, a poco mas de 600 metros de altura, es perfecto para escapar del calor veraniego que aprieta y mucho, en la ciudad.

Teleférico al Santuario

En ella hay unas gigantescas rocas «tuneadas» donde los niños pueden jugar. Además, en la zona también hay algunas grutas ocultas que resultan interesantes, y que puedes ir descubriendo a la vez que paseas bajo su arbolado.

En lo más alto de la montaña se alza el Santuario da Penha, símbolo de la fe y faro de Guimarães. Un mazacote de piedra que aunque poco vistoso, tiene un alto valor religioso.

Santuario de la Peña

Otros monumentos

Entre el resto de monumentos que podeis visitar, y además del museo San Paio, que está junto a la muralla y abre por la noche, están la Iglesia de São Miguel do Castelo, los Jardines do Palácio de Vila Flor, la Iglesia de São Francisco y la Iglesia de São Gualter.

Y es que, como ya dijimos, en el norte de Portugal hay iglesias para aburrir.

Más pistas

Lo que las guías no dicen

Guimaraes es abarcable andando. Deja el coche aparcado en un buen lugar que no sea de pago y olvídate de él.

Sin embargo, cuando circules por las carreteras del norte, sobre todo en las inmediaciones de Aveiro, Oporto y Coimbra, ten cuidado de cuál es la autopista en la que te metes.

El lío de las pasarelas

Es muy importante que, en lo posible, entres siempre en la A 1 y no en las A29, A25…En estas últimas funciona un complicado sistemas de pasarelas por las que pasas sin ticket, te toman una foto de la matrícula y no te das cuenta, pero te están multando si no compras una tarjeta prepago en correos y la vas rellenado para cubrir los peajes de las pasarelas que van pasando.

Es la gran trampa portuguesa y un sistema que, aparte de injusto -nadie avisa de ello- ha debido ser pensado por una mente diabólica: un auténtico disparate, incluso para los portugueses, que se quejan de forma continua de este sinsentido.

Así que, mucho cuidado con eso, porque las multas por no regularizar la situación con una tarjeta prepago son diez veces el valor del peaje.

¿Solución? o pagas en una oficina de correos portuguesa la «car tool» o circulas solo por autopistas con ticket o carreteras nacionales (lo que puede ser un horror) o te arriesgas y «pasas de ellas y ellos».

Nuestra señores de Oliveira de noche

Lo que no te puedes perder

El Castillo y su exposición, el Palacio de Braganza y la subida al Santuario de la Peña en funicular. Eso si, elige bien la hora del día porque si hace mucho calor, te puedes freir.

Además, no debes perderte la plaza de Santiago y la zona medieval. Y, por supuesto, un almuerzo o una cena en A Cozihna.

Ten en cuenta que en Portugal hay una hora menos que en España y que se come de 12,30 a 14 h. y se cena de 19 a 21 h.

Por eso, si no te adaptas, puede que en zonas no turísticas te encuentres la cocina cerrada si vas mas tarde.

La Rua de Santa María te lleva directamente al Castillo

Comer y dormir

Empezando por el final, la mejor opción para dormir, por relación calidad/precio/situación, es el hotel Toural.

Es un cuatro estrellas un tanto vetusto, pero tiene parking privado y está en el mismo centro de la ciudad.

Las habitaciones son espaciosas y se puede dormir por 75 euros la noche, dependiendo de la temporada y el medio por el que hayamos reservado.

La cocina de A Cozinha es espectacular

En cuanto a la restauración, Guimaraes se distingue por tener un poco de todo y muy variado.

Dispone de locales de extrema calidad como A Cozinha, con una estrella Michelin; tradicionales, como Historico by Papaboa, básicos como el Café Oriental, la Taberna del Trovador o el Restaurante 34.

También cuenta con restaurantes tradicionales fuera del centro como Ar Belo, Fentelhas o la Piramide do Egipto. En el pueblo cercano de Amarante, el más recomendable es Adega Kilowatt.

2 comentarios en «Guimaraes: la semilla de la que creció Portugal»

  1. Me ha encantado tu página!!!
    Muy bien redactado, ameno,interesante,y tamaño correcto…..😗

    1. Gracias Victoria. Cuesta mucho redactarlos y estimulos como el tuyo me ayudan a seguir

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