Dalí y la gastronomía, una historia de amor «surrealista»

A Dalí le fascinaba la cocina porque según su propio testimonio, era el único lugar de la casa al que le estaba prohibido entrar cuando era pequeño.

La historia de este artista (pintor, escritor, cineasta, diseñador…) es tan apasionante como transgresora y sorprendente.

De hecho, su vida ‘y milagros’ no dejaron (ni dejan) indiferente a nadie. Pero aún hay aspectos de Salvador Dalí menos conocidos como, por ejemplo, su relación con la comida y la cocina, expresada en sus pinturas.

En cierto modo, su capacidad para innovar, su talento innato y su magia, le llevaron a ser portada de la revista Time, y ser considerado unos de los personajes más influyente del mundo.

Relación con la comida

Adoraba la comida y la cocina, tal vez por ello sus relojes blandos recuerden al queso Camembert muy maduro.

Dalí en su cocina viendo la tele

A por el atún

También se atrevió con la pesca del atún, que según el propio autor fue el cuadro más ambicioso que había pintado.

Pero en otras muchas obras hay elementos como frutas, huevos y, sobre todo, el pan que traspasan todo lo imaginable.

Por ejemplo, su famoso cuadro ‘huevos al plato, sin el plato’ no tiene que ver con la comida, sino con esa capacidad onírica para fantasear con la sexualidad; en este caso como símbolo de impotencia.

Huevos al plato sin plato

Elemento sorpresa

Dalí no dudaba en utilizar la comida para causar sorpresa. Fue un exhibicionista incorregible que decía que ‘la publicidad era él’, y tenía toda la razón.

A su primera exposición en Nueva York, en 1933, no se atrevió a asistir, en parte porque no sabía inglés ni tampoco cómo promocionarse.

Hubo que esperar a su tercera exposición para que a Dalí, que esta vez sí viajó con sus cuadros, se le ocurriera la genial idea de desembalar ante la prensa norteamericana el cuadro ‘Gala con dos costillas de cordero en equilibrio sobre su hombro’.

El efecto sobre los presentes fue devas-ta-dor y el triunfo memorable.

Relojes del queso

Sin causa-efecto

Pero no hay que confundirse. En el complejo mundo del artista ampurdanés no existe la causa-efecto.

Si las costillas de cordero aparecen sobre los hombros de Gala, es porque ambas/os le gustan mucho.

Que unos huevos al plato aparecen sin el plato, pues es porque se acuerda de la ingravidez del útero materno.

O en lugar del teléfono se pone una langosta en la oreja, es porque tienen formas parecidas…y así sucesivamente.

Para Dalí no hay diferencia entre lo bello y lo comestible y esto, junto al su talante excesivo, lo hacen ser un «monstruo onírico» frente a la comida.

Pan francés

Panes fálicos

El pintor, además, tuvo una ‘época del pan’ en su trayectoria profesional. Corría el año 1932 y marchó de Cadaqués a París.

La forma en que su mente amasó este producto incluso sorprendió a sus compañeros ‘surrealistas’. 

Pinta panes fálicos, antropomórficos, fláccidos

En su delirio, piensa en una especie de Sociedad Secreta del Pan que sembrara el caos a base de fabricar gigantescos panes de hasta 40 metros de alto y colocarlos por sorpresa en las plazas más emblemáticas de Europa.

Pan antropomorfo

Dalí siguió pintando panes y otros productos durante años y los incluía como elementos simbólicos en muchos cuadros.

Así ocurrió cuando pintó la cesta de pan, en 1945, como simbolismo del Plan Marshall de ayudó a reconstruir Europa.

En la naturaleza muerta evangélica, en la segunda Madona de Portlligat, pinta dos pedazos de pan expresando sentimientos de amor o construcción blanda con judías hervidas (Premonición de la guerra
civil) .

La cesta de pan (1945)

Sus biógrafos, también señalan otra gran utilidad del pan para Dalí, como era la de utilizar su miga como goma de borrar.

Ismos

Fascinado por los ismos (dadaísmo, surrealismo, futurismo, etcétera) que abrazaron los intelectuales de principios de siglo XX, en 1928 Dalí se une al grupo surrealista que lidera el poeta André Breton.

Pero este intelectual francés, terminará por expulsarle del movimiento algunos años más tarde en una inolvidable sesión de ‘enjuiciamiento’ a la que el pintor acudió cubierto con una manta y un termómetro en la boca, para simular que tenía fiebre y estaba asistiendo a una farsa.

Bretón lo acusó de coquetear con el fascismo, ser un católico delirante y sentir una pasión desmedida por el dinero.

De ahí nació el apodo anagramático de Avida Dolars, que Bretón fabricó mezclando las letras del nombre del artista.

Esto, lejos de enojar a Dalí no hizo sino espolearlo para convertirle en el auténtico líder de esta corriente intelectual.

Publicidad daliniana

Genio cautivador

Dalí era excesivo, tremendo, escribió libros –y lo hacía muy bien- anunció whisky, medias, perfumes…. Fue director de cine, buscó impresionar; ser el centro del Universo.

El poeta Federico García Lorca, amigo íntimo, recibió algún sartenazo dialéctico, y otros escritores de la generación del 27, también.. Picasso y Buñuel tuvieron ocasión de tratarlo, y en la Residencia de Estudiantes aún se acuerdan de sus andanzas.

Dali junto a García Lorca

Vanguardia, innovación, arte, talento, con ese Dalí es con el que nos quedamos.

Todo en Dalí era extravagante, exuberante y desmesurado. Hasta su forma de hablar mezclando varios idiomas a la vez en los que se inventaba palabras.

Un genio irrepetible y cautivador. Por eso te proponemos, que hagas una visita a los museos que hay repartidos por Girona.

Pero, por si no puedes viajar hasta allí, aquí tienes una muestra de lo que hubieras encontrado.

Más Pistas

Lo que las guías no dicen

Si viajas hasta Girona para recorrer los museos de Dalí, recuerda que las carreteras son malas, hay muchas curvas y el firme está en mal estado.

Visita el pueblo de SantMartí d’ Empuries; pequeño, pero encantador que está al lado del mar, en un montículo y es coqueto y resultón.

En Cataluña se  paga en todos lados (aparte de los peajes). De modo que cualquier monumento o lugar que quieras visitar, deberás pasar antes por taquilla.

Habitación de Gala en Portlligalt

Lo que no te puedes perder

No está nada mal que hagas un recorrido por los parajes de Port de la Selva y el Cap de Creus.

De visita obligada, un paseo por Cadaqués –de día y de noche– y a los museos de Dalí en Figueres, Portlligalt y Púbol.

Tampoco debes perderte la subida al monasterio de Sant Pere de Rodas.

Las vistas desde su terraza son sencillamente impresionantes, ni pueblos de interior como Sant PauPalsBesalú y la zona de la Garrotxa, con sus volcanes, cerca de Olot.

Comer

En Cadaqués, te recomiendo ‘Can Tito’, comida y trato espectacular. Si vais a ver el interior cerca de Olot, la recomendación es ir a Les Cols, a probar la cocina de la chef Fina Puigdevall.

En La Costa; Miramar, en LlanÇa (tambien es hotel) a compartir las elaboraciones del chef Paco Pérez; en Figueres, Mas Pau  (una masía espectacular) y, por supuesto, el Celler de Can Roca,en Girona para compartir la magia de Joan Roca.

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