Hace 80 años que las tropas rusas -entonces formaban parte del frente aliado- liberaron el campo de concentración creado por los nazis en Auschwitz, Polonia.
Con ello se ponía fin a una de las atrocidades humanas más deleznables.
Sin embargo, parece que lo que fuera un escenario del horror mas despiadado se ha convertido, dicen algunos, en una especie de parque de atracciones que puede contribuir a banalizar unos hechos tan inhumanos como luctuosos.
Y es que, ciertas agencias de turismo ofrecen visita a Auschwitz más almuerzo, como si aquello fuera Disneyworld.
Sensibilidad
En fin, que más allá de que algunas/os se tomen «a chusma» algo tan serio por mor del negocio esta pedanía cercana a Cracovia sigue poniendo los pelos de punta a cualquier visitante que tenga un mínimo de sensibilidad.
Los niños era gaseados «por conspirar»
Sin motivos
Pero vayamos al grano. Explicar lo que motivó que los nazis comandados por Hitler hicieron en Auschwitz y otras campos de concentración no es sencillo ni, probablemente, obedeció a un solo motivo.
Y es que, seguramente, estamos hablando de un sistema de razones complejas, con el emergentismo como eje.
Se dice que algo es emergente cuando los componentes de un sistema actúan entre si, y pueden surgir propiedades que no estaban por separado en ninguno de sus componentes y que no eran deducibles.
Así que, si no conocemos las interacciones que se producen en su interior, tampoco seremos capaces de predecir el comportamiento del sistema.
Tal vez por eso nadie fue capaz de predecir la ascensión y triunfo del nacismo o nadie quiso ver las señales que mandaba el demonio de Laplace.
Paredón, junto al «bloque de la muerte», en Auschwitz I
POR SI NO QUIERES LEER TODO EL REPORTAJE…
En los campos de concentración (y exterminio) de Auschwitz (I y II), situados apenas a 70 Km. de Cracovia, murieron quemadas, gaseadas, fusiladas o a manos del doctor Mengele, 1.500.000 personas, la mayoría judíos, y muchas mujeres y niños. Sin embargo, antes de abandonar el lugar los nazis intentaron destruir todas las pruebas incriminatorias. Hoy, 80 años después de la liberación llevada a cabo por las tropas rusas (entonces parte del bloque aliado), se alzan algunas voces que temen que la banalización de las visitas a estas instalaciones que proponen muchas agencias de viajes, faciliten el olvido de una lección de historia que, como seres humanos, tenemos la obligación de recordar siempre.
Lecciones de historia
Sin embargo, una cosa parece clara y es que fueran las causas que fueran las que llevaron al ejército alemán a perpetrar esa barbarie, nada las justificará nunca.
Una lección de historia que, visto lo visto, no sabemos si la humanidad habrá aprendido o aprenderá alguna vez.
Cracovia
Cracovia
Cracovia, la ciudad más cercana a Auchwitz, es, probablemente, la más bonita y completa de Polonia.
Pero Cracovia debe su belleza, al menos en parte, a que los alemanes (nazis) conquistaron la ciudad en apenas cinco días y sin resistencia y establecieron aquí su cuartel general en Polonia.
Dicen algunos historiadores que la invasión de Polonia formó parte de un plan (y acuerdo) urdido por Hitler y Stalin para repartirse el país, pero, si fue así, el resultado de este enorme desatino no pudo ser más desastroso.
Entrada a Auschwitz
Que los recuerdos se olviden es inevitable. Un recuerdo no es más que un conjunto de neuronas que se activan a la vez porque están conectadas. Si pasa el tiempo y no se activan, las conexiones se van perdiendo y dejan de funcionar. Gastronomoyviajero
Campos de exterminio
En los campos de concentración (y exterminio) de Auschwitz (I y II), situados apenas a 70 Km. de Cracovia murieron quemadas, gaseadas, fusiladas o a manos del doctor Mengele, 1.500.000 personas, la mayoría judíos, y muchas mujeres y niños.
Torreta de uno de los hornos crematorios
En nuestra visita al lugar, fue pisar Auschwitz y comenzar la estupefacción que luego se hizo patente al recorrer los pabellones que quedan en pie.
Y no queda mucho, debido a que Rudolph Hoss, el comandante del campo, ordenó destruirlo todo cuando ya se veía que Alemania perdería la guerra.
Hacinamiento
En estos pabellones vivían -por decir algo- hacinados los presos, hombres, mujeres y niños, éstos últimos, acusados de conspiración.
También vimos las vías y los vagones de tren y el lugar donde ya se discriminaba entre quienes iban directamente a la cámara de gas y/o al horno crematorio, o quienes iban a picar piedra hasta el fin de sus días.
Experimentos Mengele
En cuanto al resto de presos (los primeros fueron miembros de la resistencia polaca), y salvo en lo que se refiere a los gitanos, que tenían cierta afinidad con los nazis (alguna mujer llegó a casarse con un oficial de las SS), mujeres, hombres y niños servían de conejillos de india.
Con ellos, el tristemente famoso doctor Joseph Mengele y sus secuaces realizaban curiosos ‘ensayos clínicos’.
Uno de ellos, por ejemplo, intentaba averiguar cuantos días aguantaba un cuerpo sin comer y/o beber.
También, cuanto resistía un preso atado a un palo mientras le estiraban con sogas de brazos y piernas, cómo esterilizar a las mujeres o cómo hacer distintos tipos de aborto.
Barracones donde se hacinaban los presos
Horror contínuo
En realidad, todo el lugar representa un horror continuo y continuado; tanto, que hay visitantes que se ponen a llorar desde que pasan el primer alambre de espino.
Y eso ocurre incluso antes de ver, en Auschwitz I, el pabellón en que estaban encerrados los niños a los que gaseaban por ‘conspirar’ contra el tercer Reich.
Pabellones y pabellones, a cuál peor, rudimentarias literas de tres alturas, colchones y mantas en el suelo, la consulta de Mengele…
Y un poco más allá, al otro lado de una valla con callejón de seguridad, estaba la lujosa casa donde Rudolf Hoss vivía con su familia.
Alambradas y pasillo de seguridad con minas y perros adiestrados
La vida de Hoss
Hoss fue teniente coronel de las SS desde 1942 y comandante del campo de Auschwitz desde 1940 hasta 1943.
Tras abandonar el campo de exterminio, en noviembre de 1943, Höss fue nombrado jefe de la sección política de la Inspección de Campos de la WUHA (Dirección General de Economía y Administración).
Fue detenido el 11 de marzo de 1946 por la Policía Militar Británica en Flossenburg, cerca de la frontera danesa, donde trabajaba escondido con identidad falsa en una granja agrícola.
Acusado en los juicios de Nuremberg, desde esta ciudad alemana fue trasladado en mayo de 1946 a Polonia, lugar donde debía responder de la muerte de millón y medio de personas.
Rudolf Höss fue juzgado en Cracovia y ahorcado en Auschwitz el 7 de abril de 1947.
Torretas de vigilancia en Auschwitz II.Bikernau
La visita
Actualmente, es posible visitar dos campos: Auschwitz I, el campo de concentración original, y Auschwitz II (Birkenau), construido posteriormente como campo de exterminio.
El primero fue edificado para albergar a los prisioneros políticos polacos que ya no cabían en las cárceles.
Así que Auschwitz I fue el campo de concentración original y el centro administrativo del complejo que se construyó posteriormente.
Los primeros en llegar al campo fueron. como se ha dicho, los prisioneros políticos del ejército polaco, pero no tardaron en seguirles miembros de la resistencia, intelectuales, homosexuales, gitanos y judíos.
Auschwitz II-Birkenau
El engaño
La mayoría de los judíos eran engañados por los nazis que les vendían imaginarias parcelas y casas y les ofrecían llamativos puestos de trabajo para que llevaran consigo sus bienes más valiosos.
Tras un largo viaje, que les dejaba exhaustos, llegaban al campo de concentración, donde si no eran considerados aptos para trabajar eran asesinados, y si lo eran, trabajaban prácticamente hasta su muerte.
Dos prisioneros de Auschwitz
Arbeit macht frei
Nada más atravesar la puerta de entrada de Auschwitz I los recién llegados se encontraban con la enorme inscripción «Arbeit macht frei» (el trabajo hace libre), algo que hacía pensar a los prisioneros que en algún momento iban a lograr salir del campo.
Además de los barracones en los que se hacinaban los prisioneros, el campo estaba dividido en diferentes bloques entre los que destacaba el número 11, conocido como «el bloque de la muerte».
Era el lugar en el que se aplicaban los castigos, consistentes en encierros en celdas minúsculas en las que se dejaba a los prisioneros morir de hambre, o bien eran ejecutados o colgados.
Hoy el paseo por este lugar sigue siendo espeluznante y la celdas auténticas ratoneras sin casi ventilación.
Número y lugar desde el que fueron deportados los judios de Auschwitz
Pelo y zapatos
A lo largo de los diferentes bloques del campo se pueden ver exposiciones en las que se muestran las condiciones en las que malvivían los prisioneros.
También se puede ver una pequeña parte de la inmensa colección de los objetos que fueron robados a los cautivos antes de asesinarles.
Objetos como botas, maletas, gafas, ollas…incluso pelo, que era vendido para la fabricación de telas que en ocasiones los nazis llevaban en sus abrigos.
El impresionante cementerio de zapatos
Segundo campo
El segundo campo, y el de mayor tamaño que se construyó, es el que se conoce como Auschwitz II-Bikernau.
Fue levantado en 1941 en la localidad de Bikernau (a 3 kilómetros del campo principal) como parte del plan de la Alemania nazi conocido como “Solución final” en el que se pretendía aniquilar a la población judía.
El campo contaba con una extensión de 175 hectáreas y se encontraba dividido en varias secciones delimitadas con alambres de púas y verjas electrificadas.
Barracones en los que Menguele confinaba a las mujeres
Exterminio
Este, muchísimo más grande que el otro, no era un campo de trabajo igual que los demás, sino que se construyó con la función de exterminar a los prisioneros que entraban en él.
Para ello fue equipado con cinco cámaras de gas y hornos crematorios, cada uno de ellos con capacidad para 2.500 prisioneros.
Pero que, como hemos señalado, fueron destruidos por los nazis antes de su derrota para que no quedara rastro de sus horrores.
Sin embargo, no consiguieron destruir las celdas y el horno crematorio de Auschwitz I, que ahora te muestran como final de la visita a este primer campo.
Hornos crematorios
Cuando llegas al final, te encuentras los hornos y es cuando te preguntas, de nuevo, qué mentes tan retorcidas e inhumanas pueden llegar a cometer tales atrocidades.
El silencio y el deambular de los visitantes convierten en aún más tétrica la visión del emplazamiento.
Horno Crematorio en Auschwitz I
Volviendo a Biekernau, al que te llevan en un autobús desde el campo I, aparte de lo inmenso que es, lo primero que llama la atención son las vías que se cruzan en medio del recinto.
Un vagón de carga recuerda los trenes que transportaban a los reos en un terrible viaje de varios días en el que no recibían agua ni comida.
Selección
A la llegada a Biekernau los prisioneros eran seleccionados en distintos grupos.
Unos iban a parar directamente a las cámaras de gas y otros eran enviados a los campos de trabajo o empleados para la realización de experimentos, como los mencionados del psicópata doctor Mengele.
Los prisioneros considerados poco aptos para trabajar (o ancianos) eran trasladados hasta las cámaras de gas directamente.
Allí se les informaba de que iban a recibir una ducha y, tras dejar sus pertenencias en una sala aneja, eran encerrados y gaseados con el pesticida Zyklon B.
Vagón de transporte de prisioneros en Biekernau
Cuando todos habían muerto se revisaba que no tuvieran ningún objeto de valor (dientes de oro, pendientes…) y eran llevados a los hornos crematorios.
Aunque en un primer momento no se llevaba a las mujeres al campo, en 1942 comenzaron a trasladarlas a Auschwitz II, donde eran asesinadas u obligadas a participar en crueles experimentos de distinta índole que tenían lugar en el campo principal.
Vias de tren y flores en Biekernau
Nazis a la fuga
En 1945 el ejército ruso avanzaba a pasos de gigante hacia Polonia, por lo que los nazis decidieron evacuar a los prisioneros de Auschwitz con duras marchas que para muchos de ellos resultaron mortales.
En su intento de ocultar el horror, repartieron y escondieron a los cautivos por distintos bosques de Polonia y Alemania.
El 27 de enero de 1945 las tropas soviéticas liberaron a los que quedaban en el campo de concentración, aunque por desgracia la mayoría de ellos se encontraban muy enfermos.
Hoy, una especie de mausoleo en Biekernau «recuerda, recuerda, y recuerda», en varios idiomas que esta lección no se nos puede olvidar.
Está escrita incluso en Español, a pesar de que España no figura en la placa de honor de los países que contribuyeron de alguna forma a honrar a los exterminados.
Lápidas en honor de los caidos
Las cifras de los que perdieron la vida en Auschwitz
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