Ujué: un pueblo con «más miga» de lo que parece

Santuario-fortaleza medieval, migas y almendras garrapiñadas son las palabras que definen perfectamente a Ujué.

Un pueblo navarro que, como tantos otros del centro de esta Comunidad Foral, está literalmente ‘plantado’ sobre una colina de 850 metros.

Si quieres saber como es y, de paso, visitar el Castillo de Javier, ven con nosotros y sigue leyendo.

Tres sentencias

Si hablas con un navarrico y le mencionas Ujué pueden pasar tres cosas: una, que te diga que es el lugar donde mejor se hacen las migas; dos, que es el pueblo de las almendras garrapiñadas y tres, que es tan bonito como dicen.

Bueno, según nuestra propia experiencia, todas estas sentencias son ciertas.

Y es que Ujué no sólo representa una forma de vida, sino todo lo que se espera de un pueblo de interior y en medio de la campiña con miradores espectaculares y unas vistas arrebatadoras.

Eso sí, esta misma belleza y estar situado en una loma hace que sus calles empedradas puedan convertirse en una tortura para las piernas porque obligan al visitante a subir y bajar sin solución de continuidad.

Santuario

Situado al este de Tafalla y a medio camino de Sangüesa, solo por visitar su Santuario-fortaleza-Castillo de ‘Santa María de Ujué’, (Monumento Nacional, por cierto) ya merece una visita.

Pero es que todo tiene su gracia. Desde el casco antiguo, que es medieval, hasta la ermita a la que acuden lugareños y forasteros en sus famosas romerías envueltas en ‘almendras garrapiñadas’.

Este alimento saldrá muchas veces en el reportaje porque es santo y seña del pueblo que cuenta, además, con numerosos obradores donde se vende y/o elabora este manjar.

300

Al pueblo, con apenas 300 habitantes, se llega por una carretera apartada y con muchas curvas, por lo que hay que ir hasta allí ex-profeso.

Su historia dice que, aunque parece que los romanos anduvieron por aquí, los orígenes del pueblo son confusos.

Sin embargo, existe un leyenda que señala que a un pastor se le apareció una paloma que entraba y salía por el agujero de un peñasco.

Al entrar en la cueva descubrió la imagen de la Virgen con el niño y los lugareños interpretaron esto como un mandato de la Virgen para establecer allí su morada. Y de ahí nació la villa de Ujué.

Recorrido medieval

Las calles medievales por las que se accede al santuario (en lo más alto del pueblo) o el ayuntamiento son empinadas y están empedradas.

Así que hay que tener gemelos y glúteos potentes para acometer subidas y bajadas continuas.

Claro que para aguantar basta con probar alguna de las almendras garrapiñadas que fabrican los distintos obradores del pueblo y que le dan una fama muy bien ganada porque son excelentes.

Estas almendras, elaboradas con la variedad ‘largueta’, tienen un alto valor energético ya que generan 589 Kcal., 54 gr. de grasa y 19 gr. de proteinas, siempre por cada 100 gramos de almendras. 

Almendras míticas

La marca más ancestral es la de Estefanía Arangua (cuya empresa ya no está en manos de sus herederos), pero también están las de Algar, Regino Sola, Melitón Ayesa, Sandral

Así que como no van a ser santo y seña de Ujué, donde las fabrican hace más de 100 años.

Pero ¿qué tienen estas almendras que no tengan otras?.

Pues que carecen de grumos, como otras de menor calidad, y además poseen un color marrón oscuro y un sabor muy característico.

Y es que desde tiempos inmemoriales, se venera su elaboración en las romerías y son como un certificado de que se ha estado visitando a la virgen o en Ujué.

Qué ver

Desde luego, el monumento más extraordinario es el Santuario-Fortaleza que está edificado sobre una iglesia prerrománica.

Sobre ella en el siglo XI se edificó otra románica y en el siglo XIV se construyó una nave gótica y se la protegió con murallas y almenas.

En el momento actual, hay dos torres y cuatro picos que le dan ese aspecto de fortaleza inexpugnable.

El corazón de Carlos II

Dentro del templo, el elemento que más llama la atención es la vitrina que acoge el corazón de Carlos II ‘el malo’.

Fue apodado así por los franceses, ya que parece que intentó asesinar a los Reyes de Castilla y a los de Francia.

Este rey fue, precisamente, quien mandó fortificar el santuario.

También conviene que desciendas hasta la ermita no solo para ver los restos, anárquicos, que quedan en pie, sino porque desde alí podrás hacer alguna de las fotos más espectaculares de este pueblo situado en una loma a 800 m. de altitud. 

Un alto en el camino

Luego, y tras un paseo, para ver las casas, sus puertas, escudos de armas y demás arquitectura barroca, medieval y popular, debes hacer un alto en el camino.

Te sugerimos que visites la Agrotienda Urrutia (antes de salir del pueblo a la izquierda) venden productos autóctonos de calidad.

Además, cuenta con una barra en la que la ‘jefa’, Juana, no dudará en invitarte a que pruebes las migas del pastor más famosas.

Dichas migas están elaboradas con pan cabezón, agua, sal y sebo de oveja.

En la tienda también destaca su bollería, pastas y productos en general, un trocito de su tierra porque en el obrador todo se hace de forma artesanal.

No dejeis de probar y comprar la torta de Txatigorri (chicharrones), sus pastas dietéticas, sin azucar, ecológicas…maravillosas, o su pan rustico de hogaza recién horneado.

Puedes completar la excursión visitando Tafalla o desplazarte hacia la zona de Sangüesa para admirar el Castillo de Javier, casa natal del patrón de Navarra, San Francisco Javier.

Este jesuita fundó la compañía de Jesús junto a San Ignacio de Loyola.

Allí, los dos primeros fines de semana de marzo, tiene lugar la peregrinación al castillo conocidas como javieradas.

Si vas a visitarlo, cuidado con los horarios porque cierran a las 18,30.

Mas pistas

Lo que las guías no dicen

Baja hasta la ladera de Ujué y pregunta pr la ermita, es una de las mejores formas de hacer fotos espectaculares.

Hasta allí marchan los romeros para venerar a la virgen… y a las almendras garrapiñadas.

Cosas de los pueblos y tradiciones que hay que respetar, sobre todo si son tan dulces.

Lo que no te puedes perder

El Santuario-fortaleza, y el paseo por sus calles empedradas, en cuesta y, a avces, laberínticas.

Hay calles que no tienen salida y no es fácil encontrar su coqueto ayuntamiento, pero haberlo, haílo.

El Castillo de Javier es algo increíble. Seas seguidor o no de la obra de los jesuitas este es un lugar de retiro celestial.

Gastronomía

Como ya se ha señalado, dicen que no existen migas del pastor más ricas que éstas, al menos en los pueblos y comarcarcas circundantes.

En Urrutia las sirven a mediodía porque cierran por la noche, pero en el Mesón Las Torres las sirven cuando quieras y con unas vistas espectaculares desde su terraza cerrada.

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