Las tribulaciones de Montilla, ¡qué merendilla!
Es bastante obvio que el tuning está de moda. Lo vemos en las carrocerías de coches imposibles, en la moda y hasta en la música dance; porque, qué es el dance, sino música más o menos clásica tuneada.
Pero no quisiera desviarme del propósito de esta columna que no es otro que resaltar que el tuneao, acicalao, aplicarse la brocha o pasar por chapa y pintura (en argot femenino), tiene que ver con el aspecto, con el exterior, con la pinta; y que esta moda se ha pasado a la política.
De hecho, para las próximas elecciones catalanas de noviembre José Montilla, el presidente del Gobierno de esta Autonomía, se ha sumado de lleno al tuning. Natural de Iznájar, empinado pueblo de la Subbética cordobesa, famoso por sus cuestas y su pantano, Montilla se tuneó en su momento hacia el catalanismo para no ser un charnego. Tanto, que ahora pone tal énfasis en su acento catalán, que cuando habla no se le entiende y da más patadas al diccionario que un mulo de carga.
En su metamorfosis tuneada, ahora dice que no se reeditará el tripartito (ya sabeis, el gobierno entre CIU, ER y PSC) porque sus socios en el Gobierno plantean cosas inasumibles para el PSC-PSOE. Y lo dice en serio, el tío. Cuando fue el quién, para encaramarse hasta la presidencia de la Generalitat y por culpa de su minoría parlamentaria, dio alas a Esquerra, ese partido que tiene más poder que votantes, y a CIU, lleno de nacionalistas de diseño o de salón, para que influyeran en el futuro de Cataluña. No me quiero extender en esto, pero ahora Montilla, cuyos momentos de catalanista (a veces sonaba a separatista) recalcitrante fueron sonados, se declara solidario con el resto del Estado español y la Constitución. ¡Ejem, ejem!, que me dá la tos perruna.
El ‘tuneao’ de Montilla es tan evidente (¿buscará robar los escasos votos del PP y rearmar a la izquierda?), que lleva en la matrícula de su carrocería el sello del taller que le ha puesto los alerones: ‘Rubalqueision Motor’. Ésta mañana lo oí en una entrevista que le hizo en RNE, Juan Ramón Lucas, y parecía un tipo normal, majo y tolerante. Incluso Corbacho, el ex ministro del Paro, ha dicho que lo apoyaría en las elecciones; acuñando, como es el de espabilao, un antiguo eslógan de una marca de cacao untable: ‘Montilla, qué merendilla’.
Ahora, y gracias a que hago turismo rural, me he enterado que en Rute, pueblo cordobés cercano a Iznájar y famoso por su anís y sus polvorones, pase lo que pase en las elecciones, van a hacer para navidades una efigie de Montilla en mazapán con las gafas en chocolate y los orejas de nueces de macadamia; otra de Arthur Mas, alias Pedro Bello de los dibujos animados de los Autos Locos, y una tercera de Carod Rovira, el Pier no doy una de la misma serie cañí.
Pero para ‘tuneao’, a mi el que me gusta es el de Carmen de Mairena, que dice que se presenta a las elecciones para que el mundo gay (comentan que en su casa tiene ‘algo que ver’ con las citas) y el del travestismo, tengan relevancia en la políticia; vamos, como si fuera algo novedoso. Pero lo que podría ser de traca es que Mairena entrara en alguna lista a la alcaldía de Barcelona y propusiera renovar el tripartipo: así veríamos cómo sorbe con los morros a sus socios políticos en una foto más alucinante que la que se hicieron ZP y sus hijas con la familia Obama. Eso sí que sería friki tuneao electoral. Sólo por eso la (le) votaría.
estos "politiquillos" dan pie a esto….
Muy buena. Lo de Mas convertido en Pedro Bello es genial, llevo un rato riéndome. Voy a tener que pasar por Rute, está claro.