Sea por culpa del destino, de los hombres, o de una sociedad matriarcal, el caso es que las mujeres, en general, han sufrido, desde siempre, el olvido de la historia tanto por su trabajo fuera de casa como el que hacen dentro del hogar.
Ambas actividades, podríamos decir, son igual de profesionales, pero no siempre fueron, ni son, valoradas en igualdad.
Eso nos llevaría a concluir que nuestra sociedad matriarcal es, a la vez, machista y que también existen desigualdades a la hora de valorar el trabajo de casa (labores del hogar) comparado con el que se hace en una empresa.
Aun así, este reportaje no pretende ser un canto feminista, ni anti matriarcal, sino más bien un homenaje a las mujeres, tanto a las llamadas eufemísticamente amas de casa, como a las que trabajan fuera de ella o, lo que es peor, hacen ambas cosas.
En fin, que a través de la biografía de las mujeres famosas que encontraréis a continuación, queremos recordar la existencia de una situación social injusta y también poner en valor a esas «figuras o heroínas ocultas del hogar».
Desigualdad
Ciñéndonos a las mujeres que aparecen en este reportaje hay que reseñar que renunciaron, en todo o en parte, a su familia para poner su inmenso talento al servicio de la sociedad.
A pesar de ello, casi nunca superaron el «techo de cristal» ni la ignorancia, en definitiva, de una sociedad que sigue teniendo una deuda histórica con ellas.
Y si con este reportaje podemos poner un granito de arena para despertar las conciencias que aún siguen dormidas voluntaria o involuntariamente, ya habrá valido la pena.
Notables
Entre estas «mujeres notables» pocas tan famosas como la investigadora checa Marie Curie (Madame Curie) que tuvo que «asociar» su nombre al de su marido Pierre para recibir el premio Nobel de Física.
Y es que la ciencia y la tecnología han sido los «techos de cemento» más duros de traspasar por las mujeres de todas las épocas.
Desde Agnódice, en la antigua Grecia, hasta Maria Vinkelman, pasando por Maria la Judía, o Rosalind Franklin.
Pero hay muchas; muchísimas más mujeres con las que la humanidad está en deuda pero, por razones de espacio, sólo hemos recogido las biografías de algunas de ellas.
Las olvidadas
En esta lista de ilustres olvidadas también estarían Aglaonice, Blanca Catalán de Ocón, Henrietta Levitt, Alice Guy, Valentina Tereskova, Esther Zimmer o Katherine Johnson.
Comenzando por ésta última, hace poco pusieron en televisión una película super recomendable, titulada «figuras ocultas», aunque la traducción real sería talentos ocultos.
En ella esta matemática especialista en cálculo y dos compañeras cambiaron la historia, hasta entonces desalentadora, de la NASA, y fueron decisivas para llegar a la luna (y para que los astronautas volvieran sanos y salvos de sus viajes espaciales).
Katherine Johnson
Matemática y científica espacial trabajó para la NASA (donde ingresó con 43 años) y sufrió una doble discriminación por ser mujer y negra.
Se la conocía como la calculadora humana por su dominio del cálculo matemático, incluso con más precisión que los primeros ordenadores IBM.
De hecho, gracias a sus cálculos sobre el ángulo de reentrada de las naves espaciales a la Tierra, los tripulantes de la nave Apolo XIII pudieron regresar indemnes tras sufrir una grave avería.
Agnódice
En el siglo IV a.C. Agnódice podría decirse que fue la primera ginecóloga. Para estudiar obstetricia y ginecología en Alejandría tuvo que hacerse pasar por hombre.
La denuncia de sus celosos compañeros de profesión acusándola de violadora, hizo que, durante el juicio, Agnódice tuviera que levantarse la falda para demostrar que era una mujer.
Eso, unido a la revuelta popular promovida por las mujeres atenienses, obligaron al tribunal que la juzgaba a determinar su absolución y a permitirla seguir con su profesión.
Aglaonice
Considerada la primera astrónoma europea y mundial vivió entre los siglos II y I a.C, también en Grecia.
Como fue capaz de predecir los cuartos lunares y los eclipses, fue acusada de bruja y encasillada en el grupo de las llamadas «brujas de Tesalia».
Pero gracias a los escritos de Plutarco hoy sabemos que era astrónoma.
María la judía
Vivió en Alejandría en el siglo II d.C. y se hizo famosa por inventar el kerotakis, un aparato capaz de extraer la esencia de las plantas para fabricar perfumes.
Otro invento fue el alambique de tres brazos tribikos con el que se obtenía el llamado «negro maría» un pigmento utilizado en pinturas.
Finalmente, y esto es lo más relevante, inventó el «baño maría» que permite calentar cualquier sustancia de manera indirecta y uniforme, y que se sigue utilizando casi 20 siglos después.
Maria Winkelmann
Los cometas también son cosas de mujeres como demostró María Winkelmann la astrónoma que descubrió el primero de estos bólidos celestes.
Winkelmann se casó con el astrónomo Gottfried Kirch y vivió y trabajó a la sombra de éste. Y cuando se descubrió el cometa C/1702 se adjudicó el hallazgo al marido y solo ocho años después, poco antes de morir, se reconoció la verdad.
Nunca le permitieron trabajar en el observatorio astronómico donde había sido la ayudante de su marido a pesar de descubrir el mecanismo que genera las auroras boreales o la conjunción de Júpiter y Saturno.
Blanca Catalán de Ocón
Aunque no recibió formación académica, ha pasado a la historia como la primera botánica española.
Nacida en Calatayud, fue la impulsora de los estudios de la flora en el valle del Cabriel, en Albarracín, Teruel.
La novela «historia de una flor» reivindica su figura.
Henrietta Leawitt
Esta norteamericana fue la madre de la cosmología moderna y formó parte de las llamadas «computadoras de Harvard».
Su tarea consistía en estudiar fotografías y medir la posición y brillo de las estrellas.
Fruto de esta observación, en en 1908 publicó un artículo en el que se explicaba cómo medir las distancias en el espacio.
El astrónomo Edwin Hubble se basó en estos estudios para determinar que el Universo está en expansión y de ahí surgió la teoría del big bang.
El trabajo de Leawitt no fue reconocido hasta 1921, poco antes de fallecer, cuando la nombraron responsable del grupo de fotometría estelar del observatorio de Harvard.
Alice Guy
Produjo y supervisó más de 600 películas, además de ser considerada como la inventora de los efectos especiales porque fue la primera que usó un gramófono para grabar los sonidos durante los rodajes.
Participó en la primeras películas sonoras y fue propietaria y directora de su propio estudio.
Sin embargo, sus trabajos se los adjudicaban a los directores de fotografía figurando ella como secretaria.
Rosalind Franklin
Fue una de las grandes pioneras en el estudio de los rayos X y sus descubrimientos resultaron trascendentales para descifrar la estructura de una molécula de ADN, pero no tuvo reconocimiento alguno.
Gracias a una de estas imágenes, la llamada «fotografía 51» se pudo descifrar la molécula de la vida (ADN).
Murió en 1958, a los 37 años, y en 1962 Watson y Crick recibieron el Nobel de Medicina por identificar la estructura del ADN, y aunque se basaron en los trabajos de Franklin, ni siquiera la mencionaron al recibir el galardón.
Clara Campoamor
Ella es una de las principales responsables de que el 19 de noviembre de 1933 las mujeres pudieran votar por primera vez en España.
Fue la gran defensora de este voto, en el Congreso del sufragio universal, en un acalorado debate con Victoria Kent.
Terminó decepcionada con la política y murió en el exilio y olvidada en 1972.
Valentina Tereshkova
Fue la primera mujer que viajó al espacio en 1966 en la nave soviética Vostok 6.
Ella fue fundamental para que los rusos ganaran la carrera por el espacio a los norteamericanos.
La primera astronauta norteamericana que viajó al espacio fue Sally Kristen en 1983, pero un año después Svetlana Savitskaya, de la URRS, fue la primera que caminó por el espacio.
El trabajo de ninguna de ellas ha pasado a la historia.
Esther Zimmer Lederberg
Microbióloga y genetista fue la descubridora, en 1950, del virus bacteriófago Lambda.
Su marido, el genetista Joshua Ledeberg y otros dos científico recibieron el Nobel de Fisiología y Medicina en 1958 y en su discurso apenas mencionó a su mujer que fue fundamental en las investigaciones.
Se divorciaron en 1966. Y cuando falleció en 2006 el periódico británico the Guardian le dedicó un artículo en el que podía leer: «hizo un trabajo pionero en la genética, pero fue su marido quien recibió el Nobel».
Emmy Noether
Se la considera la madre de las matemáticas gracias al legado magistral que dejó en campos como el álgebra abstracta y la física fundamental.
El propio Albert Einstein la calificó como «la genio creativa de las matemáticas», y el teorema que lleva su nombre sirvió para explicar por qué hay leyes de magnitud que no cambian a lo largo de la evolución temporal.
Lise Meitner
Sus investigaciones en física nuclear llevaron al descubrimiento de la fisión nuclear, lo que abrió el camino a la creación de la bomba atómica, aunque ella siempre se mostró asustada con las consecuencias.
Colaboró con el químico Otto Hahn, pero este publicó los hallazgos sin incluirla a ella como coautora y por eso en 1944 se llevó el Nobel en solitario.
Un buen homenaje a todas las mujeres. Gracias, compañero!