Situado en Daimiel, se ha convertido en referencia gastronómica indiscutible de Castilla La Mancha
Gachas, pisto, berejenas, duelos y quebrantos, tiznao…la cocina
castellano-manchega puede ser de todo menos aburrida. De hecho, hasta el ingenioso
Hidalgo Alonso Quijano, se proveía real o imaginariamente de un menú
constituido por ‘una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más
noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes y algún palomino
de añadidura los domingos’.
Rubén /dcha) y Ramón con su madre |
Y es que estamos ante una cocina variada, dotada de sabores
inmensos, con una materia prima de excepción e interpretada por una pléyade de
excelentes cocineros que nunca defraudan, desde el maestro Manolo de la Osa, pasando por Pepe Rodríguez Rey; el páter Adolfo Muñoz o el innovador Fran Martínez.
Pero hoy llega aquí otro cocinero que se ha empeñado en formar parte del Olimpo de los ilustres. Se trata de Rubén Sánchez, chef del
restaurante Mesón el Bodegón, en Daimiel, que cuenta ya con dos soles de la guía Repsol. Un local extraordinario que guarda en
su interior el aspecto y los utensilios de una antigua bodega del siglo XVII, y
que tiene en la cocina una historia familiar que empieza con la madre de Rubén y el padre de ésta, apodado ‘El grillo’ y dueño del negocio.
Arenque marinado |
Y tal es la veneración que sus hijos sienten por madre, que ahora, incluso, han embotellado una cerveza 100% malta de cebada, de doble fermentación, y 5,8% de alcohol, en su honor, a la que han bautizado como ‘la grilla’ y que está riquísima (es casi de abadía).
Así que, como todo restaurante que se precie, el Bodegón tiene una
historia que contar y que está enraizada con sus platos y su cultura. Y aunque
Rubén se adentra con decisión en nuevas vanguardias de fusión asiática o
nórdica, como sucede con platos como el tartar de atún rojo con gengibre y dasi
y el arenque marinado con hierbabuena y albahaca y sopa de arándanos, éste
último sorprendente y de una conjugación de sabores extraordinaria, en realidad
donde triunfa en toda la regla, entendida como sabor, sabor, es cuando ejecuta
con su batuta de autor las recetas del lugar como la sopa castellana..
Parmentier de verduras |
Pero este restaurante no sólo tiene cuerpo, sino también
alma; sus bodegas, que descansan en una suerte de pasadizos y catacumbras que
conectan a nueve metros de profundidad con el subsuelo de Daimiel. Allí
descansan nada menos que 1.500 referencias de vino de las que el jefe de
sala, Ramón, conoce el lugar exacto donde está cada botella. Impresionante el trabajo
de excavación entre la roca realizado y también el pequeño rincón que con una
mesa y cuatro taburetes sirve para degustar en
privado los mejores vinos manchegos.
guisantes con jamón |
Pero si el restaurante es bonito -tiene hasta una zona con tinajas abiertas y reconvertidas en mesas para parejas- los platos son geniales. Si uno quiere probar distintos productos manchegos, allí los tiene, pero reinterpretados en el menú gastronómico que nos propone su chef.
Nosotros comenzamos con unos snacks a base de lingote de queso manchego con albahaca y cristal de jamón
ibérico y una tripleta, como los tres tenores, a base de lomo de orza (típico plato de la zona) y foie, en tres texturas extraordinarias.
A eso le siguió el primer guiño nórdico con el arenque marinado con hierbabuena, albahaca y sopa de
arándanos. Con sabores integrados, incluso crujientes, sin
estridencias. Un plato más que aceptable, que se completó con un tartar de atun rojo con salsa de gengibre, dasi….atenuado el sabor del atún, también muy correcto.
delicioso, espectacular, reconocible para la memoria gustativa.
Luego llega la version ‘sui generis’ de la sopa castellana que hace Rubén Sánchez. No parece sopa, claro, como cabía esperar, y está sublime; genial. La primera cucharada te llega como un fogonazo pasional, lleno de sabores inmensos y otra vez reconocibles, para esa memoria que acompaña a las mejores experiencias gastronómicas. Luego el remanso de paz congraciado con la tierra, como las lagunas de las tablas de Daimiel.
Sopa castellana |
pulpo co mayonesa de tempranillo |
Pero, claro, en este almuerzo tampoco podían faltar dos de los clásicos del chef. Por un lado, su pulpo frito con mayonesa de tempranillo -un plato que ha ido reinventándose a si mismo y evolucionando hasta la cuadratura del círculo- hasta alcanzar el sobresaliente y su patata trufada (hecha puré) con trompetas de la muerte, que es otra de esas elaboraciones que no os debeis perder por nada del mundo, y que están, como las setas, de muerte.
Para el final dejamos un plato de caza como el lomo de corzo macerado a las finas hierbas y con caldo de caza, al que le falta un punto de perfeccionamiento, pero que ya cuenta con los mimbres suficientes para convertirse en otro gran acierto de temporada.
Queso con vino |
Y siguiendo la línea de este ágape descomunal, no podíamos finalizar de ‘forma sencilla’, así que acudimos al rescate de un maravilloso prepostre de queso con vino y un helado atrayente y neutro a la vez, y finalizamos con otra de las especialidades de la casa, como es el risotto de piñones y helado de caramelo. Ambos increibles.
Así que el Mesón el Bodegón, o el Restaurante Mesón El Bodegón, como más os guste, se ha convertido por méritos propios, lucha y esfuerzo en una de las referencias gastronómicas de Castilla La Mancha, y cuenta con un chef en sus fogones que apuesta por la cocina de autor, sin olvidar las raices y sabores castellanos…y que esta pidiendo ya la estrella Michelin.
Mesón Restaurante El Bodegón. C/ Luchana 20. Daimiel. Ciudad Real. Telf. 926852652. http://www.mesonbodegon.com