Ravenna y sus mosaicos, patrimonio de la UNESCO

A Ravenna le llaman la ciudad de los mosaicos, pero lo cierto es que si no fuera porque dispone de un puerto del que zarpan muchos cruceros, nadie sabría ni que existe, aunque es una pequeña joya italiana y capital de la provincia de Emilia-Romana.

A caballo entre Bolonia y Venecia, y situada en el noreste de Italia, Rávena o Ravenna, si lo decís en italiano, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sobre todo por el gran cúmulo de mosaicos y arquitectura paleocristiana y bizantina con los que cuenta, ya que fue uno de los principales bastiones de ambas civilizaciones. 

Territorio de nadie, su historia está plagada de idas y venidas, conquistadores y conquistados, desde las legiones romanas, hasta Venecia y la propia Curia Romana (formó parte de los Estados Pontificios) que se la disputaron hasta que llegó la unificación de Italia en el siglo XIX. 

Piazza dei Popolo

Piazza del Popolo

Uno de sus principales atractivos está llegar hasta la Piazza dei Popolo y pasear por la zona vieja que es señorial y concentrada, como el néctar de los dioses; en la dosis adecuada para que no resulte cargante. 

Al tratarse de una ciudad costera cuenta con unas playas inmensas escoltadas por las arboledas de la región – los lidi ravenatti-, tambien llamada la Riviera Romagnola con su Casal Borsetti, Marina Corsini, Marina di Ravenna y, sobre todo, por el Lido Adriano, Dante, Di Classe y Di Savio.

Dante

Tumba de Dante

Como podéis imaginar por el nombre de una de estas playas, la ciudad también es famosa por albergar la tumba y mausoleo del poeta italiano y florentino por excelencia. Nos referimos a Dante Alighieri, autor, como no, de la Divina Comedia.

Capital del Imperio Bizantino antes de pasar a manos romanas, una de sus principales atracciones es la Iglesia de San Juan Evangelista; una de las más antiguas de la ciudad, aunque fue reconstruida después de la Segunda Guerra Mundial.

Convento de San Francisco

Tras la tumba de Dante se encuentra el convento de San Francisco y el Museo Dantesco.

Otro de los monumentos que debéis visitar es el Duomo y el Museo Arzobispal (cuidado que todo aquí cierra bien pronto), la Iglesia de San Vitale, el Mausoleo de Gala Plácida -hay un lapidario y restos de excavaciones romanas y bizantinas- y la Roca Brancaleone, del S. XIV y que formó parte de la muralla de la ciudad.

Baptisterio

Aunque de pequeño tamaño, a nosotros también nos gustó el Baptisterio Neoniano o de los Ortodoxos (también es bonito el de los Arianos) y la Basílica de San Apolinar Nuevo. Espectacular.

Sencilla en su nave, pero con mosaicos que escoltan sus paredes.

El Baptisterio fue construido por el obispo Neone en el s.V. y es único por su decoración interior tan bien conservada y en la que se representa el bautismo de Cristo.

La tina bautismal del centro está llena de monedas (costumbre guiri habitual) porque se piensa que da buena suerte.

En el baptisterio hay una sillas en la circunferencia de su estructura donde puedes sentarte un rato y observar con sosiego la decoración de la cúpula. No te cansas de mirar tanta belleza.

Mas pistas

Lo que las guías no dicen

Aparte de iglesias, baptisterios, tumbas y demás, Ravenna es un lugar pequeñito y que se puede pasear perfectamente.

Sus calles, sus tiendas de diseño integradas en la fachada, reclaman un ‘ohhhhh’ a cada paso.

Que los italianos nos dan mil vueltas en marketing y en saber vender sus escaparates es un hecho fehaciente impreso en cada calle de esta pequeña ciudad.

Lo que no te puedes perder

La Basílica de San Apolinar Nuevo, construida por Teodorico, rey ostrogodo. Es tan simple por dentro como espectaculares los mosaicos de su nave central.

Tómate el tiempo necesario para admirarlos y disfrutar porque merecen la pena.

Otra maravilla es el Baptisterio neoniano, con mas filigranas que una joya Toledana: espectacular

Comer y dormir

Debido a que se trata de una ciudad costera con playas y puertos hay muchos hoteles dignos, como el NH, que también tienen restaurante.

Lido Adriano

Sin embargo, para comer como es debido (sobre todo pescado que es el producto de mercado), te recomendamos que pruebes Capello.

Es un hostal, pero su cocina con tintes de autor, es bastante aceptable.

También puedes probar en la Antica Trattoria al Gallo, pero, sobre todo los top de los top son, Osteria Bartolini y Trattoria Flora, en ambos puedes comer por unos 25 euros- y también tienes la Cucoma -en San Pancrazio- y la Osteria del Tempo Perso, donde puedes tomar tu pranzo (almuerzo) por unos 35-40 €.




***Polignano a Mare, la dama serena de Puglia


[instagram-feed]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *