Planchar para salir del paro

… o cómo vaporizar las neuronas sin quitarles las arrugas

El otro día he hecho un gran descubrimiento para mi, que va a significar un gran paso para la humanidad (como si hubiera alunizado y me apellidara Amstrong):que las mejores ideas ocurren planchando.

Estuve pensando a qué podría deberse y me di cuenta de que era un asunto fisiológico. He dicho planchando, como podría haber dicho haciendo footing o cortando leña, como si fuera el marinero tarugo. De lo que se trata es de hacer un trabajo físico, porque eso libera la mente de cualquier otro pensamiento y te deja el coco abierto a todo.

Os prometo que funciona. Por ejemplo, una tarde que estaba apurando el vapor de la plancha en una camisa, se me ocurrió abrir una canal entre el Atlántico y el Pacífico para evitar a los barcos la dura y larga travesía por el Cabo de Hornos. Una idea acojonante, ¿eh?, aunque al rato me di cuenta que ya existía el Canal de Panamá e incluso el de Suez. Pero no desfallecí. Enseguida se me ocurrió que en vez de agacharme para limpiar el suelo, podía ponerle un palo a una gamuza. Lástima que ya se había inventado la fregona. Y así mil ideas. Sólo tengo que actualizarme un poco, porque las cosas se me ocurren después que las haya inventado otro, pero estoy en ello.

Aunque lo mejor de esta historia fue el día en que se me ocurrió contarles el experimento a todas mis ex; ¡vamos, que me faltó publicarlo!….Ya que, desde entonces, no solo me adoran, sino que han cambiado su odio ancestral por una veneración hasta melosa. Ya no dudan de que soy la evolución del homo sapiens, pero en versión macho, así que ahora paso más tiempo en sus casas que en la mía.

El asunto es que ellas saben que me ayuda a pensar (y de paso les soluciono la plancha), por eso me idolatran, pero ignoran que cada vez que termino una sesión de esta especie de terapia de ninja del hogar, salgo con tres proyectos empresariales nuevos. Por eso he llamado a la nueva ministra de Trabajo para decirle que he dado con la clave para acabar con el desempleo: ¡ponga a todos lo parados a planchar!, le he dicho. Aparte de conseguir que cada vez más gente vaya como un pincel, seguro que se les ocurren negocios que poner en marcha. De hecho, se me escapó que también les dijera a los ministros de Economía y Hacienda que se pusieran a planchar a ver si se les ocurría algo que no fuera subir impuestos y abaratar el despido, por decir algo.

La prueba de que plachar funciona la tenéis en el ultimo congreso del PSOE, que más que congreso pareció Barrio Sésamo: nada nuevo en el horizonte, ninguna idea no escuchada, nada de renovación… y eso es porque Chacon y Rubalcaba no han planchado en la vida.

Eso sí, os confieso que como voy a seguir realizando labores del hogar he decidido cobrar una cantidad mínima por ellas, de este modo mis ex apreciarán mas el servicio y yo, de paso, podré montar una empresa de trabajos a domicilio. Es lo que tiene la plancha, que hace brotar negocios y que en sí misma ya es una opción de futuro, por eso a los miembros de todos los gobiernos, aparte de ser universitarios y hablar inglés, se les debería exigir saber planchar.

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