Montblanc (o Montblanch) es un pueblo medieval situado en la provincia de Tarragona y que, en estos días, (hasta el 1 de mayo) acoge la 35 Semana Medieval de Sant Jordi.
De hecho, en Cataluña se sostiene que la leyenda de San Jorge ocurrió en Montblanch y esta Semana Medieval es la fiesta de recreación histórica más antigua de Cataluña
Por eso una de las puertas de entrada a la villa es la de Sant Jordi, porque, como cuenta la tradición, delante de ella el santo mató el dragón.
Con este pueblo, ahora en plenas fiestas, comenzamos un periplo por la provincia de Tarragona que nos llevará a visitar lugares idílicos como el Delta del Ebro y pueblos tan emblemáticos como Miravet o Siurana.
Y en este periplo, tampoco nos olvidaremos de parte de nuestro ADN; es decir, los restaurantes
Capital de la comarca de la Conca (Cuenca) de Barberá, Montblanc cuenta con cerca de 7200 habitantes y su casco antiguo fue declarado conjunto histórico-artístico.
Está en un entorno rural, y es el centro de la Ruta del Cister y la puerta de entrada al espacio natural de las Montañas de Prades.
Asimismo, se encuentra muy cerca de la AP2 Madrid-Barcelona, así que es muy fácil llegar por la autopista ahora ya libre de peajes, que no de radares.

Situación
Montblanch se encuentra en el sur de la comarca, en una vaguada flanqueada por los ríos Anguera y Francolí, pero, sin embargo, está sobre una loma a los pies de un pequeño monte conocido como Pla de Santa Bàrbara.
Por esta razón, el casco antiguo de Montblanc está a unos 350 m. sobre el nivel del mar.

Breve historia
Las continuas inundaciones y la necesidad de poseer una fortificación en el camino de Lérida a Tarragona, aconsejaron al rey Alfonso II trasladar la población a un pequeño monte (ahora el Pla).
Además, otorgó la nueva carta de población a Pere Berenguer de Vilafranca. Así nació Montblanch, era febrero de 1163.
Sin embargo, la villa alcanza su máximo esplendor en el siglo XV al convertirse en la séptima ciudad de Cataluña por número de habitantes, después de Barcelona, Lérida, Tortosa, Gerona, Tarragona y Puigcerdá, y una villa con un importante peso económico.
El rey Juan I concedió a su hermano (y futuro rey) Martín el Humano el título de duque de Montblanch.

Qué ver
De hecho, el pueblo recibe su nombre de este montículo conocido como Pla de Santa Bárbara que es preciso visitar para tener una vista global de la villa.
Y decimos esto porque Montblanc viene de monte (mont, en catalán) y blanch (blanc) que quería decir lugar muy poco fértil.
Por eso el pueblo debería llamarse Montblanch, pero, una normativa catalana vigente, suprimió las h finales sordas, al igual que en Vich.
Sin embargo aún desconocemos porqué San Carlos (Carles) de la Rápita, ahora solo se llama La Rápita. Cosas de los políticos,
Sea como fuere, si visitáis Montblanc debéis subir a este montículo, que está justo detrás de la iglesia de Sta. María, y que cuenta incluso con un mirador.

Murallas
Desde allí veréis el contorno de las murallas que casi en su totalidad circundan el pueblo.
Una murallas en las que, a veces. se incrustan las propias casa del pueblo y en otra ocasiones están completadas (por el interior) con amplias cristaleras.
Durante el siglo XV la muralla de Montblanc llegó a tener 31 torres y 5 puertas, además de la iglesia de Santa María, el hospital de San Marcial y el Palacio de los Alenyà.
Puertas y edificios muchos de los cuales fueron destruidos en guerras sucesivas (civil catalana, de los segadores de la independencia…).

Iglesia de Santa María
La iglesia de Santa María la Mayor (conocida como la Catedral de la Montaña) es la más importante del pueblo.
Dicen que está inacabada por culpa de la Peste Negra que asoló parte del municipio.



Puente viejo
Si accedes al pueblo por el Pont Vell (Puente Viejo), ahora en obras, lo primero que encontrarás es el antiguo hospital de Santa Magdalena.


Desde allí, la primera torre y puerta de acceso al interior de la villa es la de Sant Antoni.
Entrar al claustro del antiguo hospital os transportará a una agradable sensación de calma y paz.

Plaza mayor
Paseando por la calle Mayor que parte de la puerta de San Antonio y atraviesa el pueblo, se llega a la calle de la Plebania, con escaleras y un par de arcos góticos.
Un poco más adelante, y a la derecha, ya vereis la Plaza Mayor y justo detrás, la iglesia de Santa Maria o Catedral de la Montaña.


San Francisco
Si volvéis a la calle de la Plebania, atravesaréis el pueblo hasta la puerta de San Francesc, pero antes, a la izquierda, se encuentra la bella iglesia de San Miguel.
Esta iglesia nos recordó mucho a la catedral de Lecce, en el sur de Italia, por su campanario y su piedra leccese (blanca).

Puerta de San Jorge
El convento/iglesia de Sant Francesc es pequeño, pero muy coqueto. Si está abierto, no te lo pierdas.
Finalmente, a la derecha, caminando extramuros, y siguiendo el perímetro de la muralla, os encontrareis con la famosa puerta de Sant Jordi.
Allí se produjo, como dice la leyenda, la lucha contra el dragón en la que venció San Jorge.
Desde aquí aún os quedaría un paseo por un tramo de la calle Mayor y un poco más adelante el antiguo barrio judío medieval del que se conserva una calle típica.

Más pistas
Lo que las guías no dicen
Adentrarse por las carreteras catalanas, incluso las de interior, es atravesar una selva de radares colocados por todos lados: pasarelas, en el suelo…
Tened especial cuidado al pasar por los pueblos en los que los artilugios están a ras de suelo y cuidado con los baches, que hay muchos.
Por lo que se refiera al turismo, en el antiguo convento de Sant Francesc se celebran muchos eventos: Brickània, el festival de Lego, en junio; Terrània, el festival de cerámica en septiembre; Clickània, el festival de Playmobil, en octubre, y ahora la semana medieval.
Se puede subir a alguna de las torres, dependiendo del día y la hora, solos o en visita guiada. Conviene enterarse en la oficina de turismo, si es que está abierta.


Lo que no te puedes perder
Empezando por el final, cerca de la puesta de San Antonio está la bodega modernista Catedral del Vino donde puedes comprar a buen precio algún vino de la Conca de Barberá.
Esta bodega es espectacular y, además, junto a ella está la oficina de turismo.
En cuanto a monumentos, ya hemos citado todo lo que debes ver. Y añadimos que pasear sin prisas por sus calles es la mejor manera de ver el pueblo entero y disfrutar.


Comer y dormir
En cuanto a dormir, en la página oficial de Montblanc tienes los cuatro sitios donde puedes pernoctar, pero, ya te advertimos, que baratos no son.
Puedes alejarte a pocos kilómetros hasta L’ Espluga de Francoli, pero los hostales que hay por allí te gustarán aún menos porque, aparte de caros, se ven rancios.
Así que lo mejor es que pernoctes en Tarragona o incluso en Salou o Cambrils, donde, al menos, verás el mar y a un precio más razonable.
Por lo que respecta a comer, el mejor restaurante en calidad-precio, en el mismo Montblanc, es la Fonda de Angels, y también el Tossal Gros.
En Solivella a 15 minutos de Montblanc, tenéis Cal Travé pero, sobre todo, el Hostal Colomí, en Sata Coloma de Queralt: un bib gourmand de Michelin con un menú de lunes a viernes por 18€.
Finalmente, en Art, en L’Espluga de Francoli también disponen de un menú bastante apañao por menos de 17€.
Ah, y no se os olvide pasar por la pastelería Viñas donde venden unos dulces (chocolates y mas) absolutamente maravillosos.
Además, una de sus propietarias, Angels Viñas, os recomendará los mejores sititos que ver en el pueblo… por si está cerrada la oficina de turismo.





Enlace relacionado. Valderrobres y la toscana de Aragón
Es un recorrido maravilloso con lugares dignos de mencionar y visitar.
Como broche final es fantástico acudir a la Pastelería Viñas donde su especialidad es el chocolate así como sus variados dulces artesanales. Doy fe de ello,pero recomiendo probarlos.
Claro, hay que probarlos….y disfrutarlos