Pere Navarro y el teléfono rojo
No he podido remediarlo. Ha sido escuchar el nuevo ‘bombazo mix’ de la Dirección General de Tráfico (DGT) y su director Pere (Pedro, en andaluz) Navarro, y acordarme de aquél éxito de música cañí que cantaban nuestras abuelas: ¡me lo dijo pérez¡. Pero, aparte de mis elucubraciones mentales no sé si me da más pena ¡la bomba Navarro del tráfico¡, anunciando que a partir de ahora van a cobrar por las consultas que se hagan a la DGT o a Pepa Bueno, en TVE1, felicitando al nuevo premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, cuál quinceañera ante Hanna Montana.
Un Vargas Llosa que votaba al PP y ahora simpatiza con Rosa Díez, y por el que estaba entusiasmado el PSOE de Felipe González, alias abuelo cebolleta. Pero que quede claro que para los escritores de ‘izquierdas’ Vargas Llosa es un traidor; de hecho, su antiguo amigo, Gabriel García Márquez, no le ha felicitado y supongo que el otro grandísimo de la terna de la literatura iberoamericana, Julio Cortázar, tampoco lo hubiera hecho si no hubiera fallecido.
La historia, sin embargo, no es nueva, ya que algo parecido ocurrió entre Alberti y García Lorca, al que acusó, en cierta ocasión, de no hacer sino mala literatura de periódico, o al mismísimo Dalí, surrealista y amigo del comandante de la Guardia Civil a quien recibía a tomar el te en su casa de Port Lligalt bajo el pretexto de protegerse contra las hordas fascistas. Son las contradicciones del ser humano y una muestra más de que las expectativas de los seres humanos influyen decisivamente en su visión de los acontecimientos; o, dicho de otro modo, que los políticos ven al político por encima del literato y lo quieren o lo odian en función de esa percepción.
Pero no lo critico, porque a mi me pasa lo mismo con el señor Navarro. Me dal mal rollo. Tiene mala imagen y pinta de ser un tío mas agarrao que un chotis; lo que yo llamo un miserias, que utiliza el aceite de freir la panceta para rellenar el carter del coche…oficial. Y es que sigo pensando que muchas de sus multas tienen caracter recaudatorio, y aunque reconozco que hay salvajes conduciendo, son muchos más los que lo hacen con prudencia, pero don Pere castiga a todos por igual: te coloca un radar en una autopista y te empluma por ir a 130 km/h.
Lo que nadie sabe es donde va el dinero de esas multas, ni tampoco en qué van a emplear el millón de euros que dicen les cobraba Telefónica (ahora Movistar) por el servicio. Dice don Pere que se habían detectado algunos «abusos» con el número gratuito, desde llamadas broma hasta otros relacionados con «operadores intermedios que al realizar llamadas estaban ganando dinero». Yo llamé un día para preguntar, de broma, si para ahorrar iban a cambiar las motos de la guardia civil por scooters y estuve con el teléfono descolgado media hora, mientras me hacía una fabadita.
El director general de Tráfico también mantiene que en el resto de Europa los usuarios pagan las llamadas. No lo dudo, pero es que en la mayoría de esos países de Europa a los que se refiere Navarro no tienen que llamar para preguntar por los baches de la carretera, por ejemplo. Para mi es confundir lo público con lo privado. Y, si ha de ser así, que sea, pero entonces que privaticen la DGT al completo y que cambien los tricornios y las gorritas de visera por sombreros diseñados por Dolce y Gabanna. Dentro de poco serán los conductores quienes pongan las señales de tráfico o paguen parte del alquitrán del asfalto y hasta harán, en sus ratos libres, de Guardias Civiles. Es el futuro que nos espera.
Fantástica: ácida, divertida y aguda como pocas. Un Juanma en plena forma.
Y suscribo al cien por cien lo penoso que fue el babeo informativo sobre Vargas Llosa, incluida la obsesión por llamarlo "escritor hispano-peruano", por mucha doble nacionalidad que tenga. Pero me callo, que se va a notar que yo estaba con Cormac McCarthy.