Las trampas del lenguaje y el rescate

Como pasa en el fútbol, demos la ley de la ventaja al Gobierno y castiguemos, después, a los infractores

Una pareja, en una cocina cualquiera, a las 9 de la mañana. Ella: cariño, ¿por qué a ti se te queda tan dura? (se refiere a la balleta Spontex con la que limpia la encimera). El: No sé. A lo mejor es que tu siempre la tienes más húmeda (la balleta) cuando estás en tu casa y por eso no se pone dura. El: ¿cogemos una sola cuchara para las dos tazas?…casi que sí, porque yo no la chupo, ¿no crees? Ella: jajaja, es verdad, como yo tengo la costumbre de chuparla (la cucharilla)…Después, ambos se envuelven en carcajadas cuando se dan cuenta que, sin quererlo, el lenguaje les está llevando a una situación graciosa o liosa, según se interprete. Y es que, esto es lo que tiene el español (si nos referimos a paises) o el castellano (si hablamos de esta lengua dentro de España) que sus palabras tienen doble sentido y no siempre dicen lo que quieren decir.

Como el rescate a la banca española, también llamado crédito europeo o salvavidas para el euro. Interpretaciones que, según quien las pronuncie y las interprete, adquirirán un significado u otro. Rajoy y su gobierno están en un lío semántico que, en realidad, es un lío político, que, de verdad, es un lío económico. Lío en el que, dicho sea de paso y para que no se nos olvide, le han metido todos los presidentes de Gobierno anteriores, desde Aznar (o antes) hasta aquí. La mala suerte es que tal y como ocurrió con el desaparecido (de la política) Zapatero, está claro que a Rajoy y su Gobierno el tema a tratar les ha venido grande; demasiado grande.

Pasa cuando uno se fija en la semántica y hasta en la endogamia. En la etapa de Zapatero, sus barones, y también los esbirros, se pasaban el día intentando explicar a la población lo que era inexplicable. ‘Hay que explicárselo mejor a la ciudadnía’, decían, cada vez que la cagaban. A Rajoy se le acusó enseguida de que su manía del laissez faire, de dejar que las cosas corran para que se arreglen solas (actitud que le había ido muy bien hasta entonces en su partido), nos estaba metiendo en líos, pero, en realidad, estábamos de nuevo enredándonos de nuevo con las palabras y la endogamia. Incomunicación -que es lo que suelen hacer los directores de comunicación de los políticos) y endogamia: los políticos hablan para los periodistas políticos (o para los mercados) y los periodistas escriben o se enredan en tertulias, para contentar o apoyar a sus afines políticos.

No sé si es mejor que nos intervengan o no, que nos rescaten o no, que nos presten dinero o no… si tendremos que pagar cada vez que vayamos al médico, o nos van a cobrar por respirar (como parece que va a ocurrir pronto en Madrid), pero lo que tengo claro es que políticos y medios de comunicación españoles (al menos, esos queridos tertulianos) deberían, por una vez, y sin que sirva de precedente, unirse en el objetivo de inyectar optimismo a la sociedad (y a los emprendedores y a los autónomos, y a las empresas…) y dejarse de peleas absurdas. Y a los políticos: ¡oigan, por favor, modifiquen lo que haya que modificar, pero que las nuevas empresas, pequeños negocios…puedan constituirse en 24 horas sin papeleos absurdos, ni las zarandajas de siempre. Autoempleo, Por Dios, que eso lo ve un invidente. No puede ser que al tío de Eurovegas, el tejano, le vayan a cambiar las leyes que necesite en 30 nanosegundos, y que, sin embargom, los ayuntamientos pasen inspecciones cada 30 nanosegundos y frian a impuestos a los pequeños comercios. Piensen, por una vez.

La pregunta es si, en estos momentos, es preciso crear comisiones de investigación para Bankia, para saber quien pagará el dinero que nos van a prestar y demás… Pues no del todo. Creo que lo urgente es salir de ésta y cuando salgamos, y nos hayamos medio estabilizado, entonces veremos si Blesa, Rato, Mafo…. y todos los próceres de la patria económica y política que han sido juez y parte en este descalabro social que estamos sufriendo, deben pagar con dinero o con cárcel sus desmanes.

Y es que, ahora que ha empezado el europeo de fútbol, deberíamos seguir una norma que aplican los buenos árbitros: si hay una falta grave que se le hace a alguien del equipo atacante, es mejor dejar seguir la jugada, por si hubiera oportunidad de meter gol. Si el equipo que ataca marca ese golito, se vuelve uno hacia el infractor, aunque haya pasado un tiempo, se le enseña la tarjeta roja y se le manda a la calle. Si no hay gol, se pita la falta, aunque haya pasado el tiempo, y se manda al mismo tipo a la puta calle. Es lo que digo, salgamos de esta, y cuando lo hagamos, aunque haya pasado un tiempo, que el juez/árbitro vuelva sobre sus pasos y mande a la ‘puta’ calle a los responsables. Vamos, que les enseñe la tarjeta roja y a otra cosa. Pero, ahora hagamos un ‘break’, por favor.

Un comentario en «Las trampas del lenguaje y el rescate»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *