Por J. P. Belmondo de Risa
En España –y casi en el resto del mundo- somos mucho de
filias y fobias. En los pueblos, por ejemplo, la enemistad de familias como la de los
mojones y la de los bodigos –capuletos y montescos, en versión rural- suelen ser ancestrales
y, en realidad, nadie sabe por qué. Puede que a unos les tocara la lotería y a
otros no, o simplemente que las ovejas del Eustaquio se hubieran comido los
hierbajos de la tierra del Agapito sin consultarle. ¡Craso error y odio perpetuo
al invasor!. Pero este asunto de las filias y fobias; y de creer y no creer. tiene
también relación ‘con la pinta’ y, más modernamente, con la llegada de la
televisión e internet.Publicado en www.elchefimaginario.blogspot.com.