Islas Griegas: añil y blanco inmaculados

Las islas griegas están en el mar Jónico o el Egeo, como más os guste. Dos metáforas robadas a un trocito del Mediterráneo que baña las costas de Grecia.

Sin embargo, todas estas islas tienen un denominador común: el azul añil del mar, en contraste con el cielo, las casas y sus blancas paredes encaladas para desafiar al calor.

Un calor a veces sofocante, de 35 grados, con una humedad relativa del aire del 90 por ciento. Y es que las islas griegas son cinco mil trozos de la Atlántida en estado puro.

Cícladas

Popularmente se les llama las islas griegas, pero cada archipiélago tiene su propio nombre según la latitud.

Así hablamos de las Cícladas, o jónicas (unas 200), las Sarónicas, Dodecaneso.. y así hasta contar más de cinco mil.

La isla más grande es Creta, pero nuestras preferidas son Santorini y Miconos, sin duda, por mucho que ésta última intente emular a Ibiza, a veces con frases insultantes pintadas por las paredes.

Las tres islas forman parte del archipiélago que se encuentra en occidente, cerca del Peloponeso, conformadas por la mitología y zurzidas al suelo a veces por volcanes, como ocurre con la bellísima Santorini.

Santorini

Aparte de por sus terribles cuestas y sus burritos, esta isla es famosa por las cúpulas azules y blancas de sus iglesias ortodoxas.

Como ocurre con su vecina Mikonos, recibe varias manos de pintura blanca al cabo del año y por eso sus fachadas relucen bajo un sol que puede ser justiciero.  

Puestas de sol

Dicen que las puestas de sol de Oia, el pueblo más bonito de la isla con permiso de la capital, Fira, son las más bonitas que puedas ver y, si no lo son, al menos quitan el hipo.

El pueblo se parece al de Binibeca, en Menorca, no parece de verdad: calles estrechas y de un blanco inmaculado apenas roto por las puertas, ventanas, cúpulas….azules y violetas; como si estuvieran compitiendo con el mar Egeo.

Y es que el atardecer en Oia tiene tantos adeptos que los forasteros parecen ir en procesión para contemplan, en un respetuoso silencio, el panorama y
cargarse de energía.

El pueblo, en todo caso, es para pasearlo; eso sí, esquivando los burros que suben y bajan con sus respectivas cargas.

Fira

Los burros y mulas son en Santorini lo que las barcas en Venecia: sirven para llevar la basura, la comida, los pedidos de las tiendas…es burroisland.

A esta isla se puede llegar en barco o en avión.

Si entráis por el puerto viejo de Fira (Thira), que es lo más normal, vereis que no hay otra forma de subir al pueblo que en funicular o en burro; bueno, también se puede subir a pata, pero si no queréis llegar con la lengua fuera, no os lo aconsejamos.

Además, dependiendo la hora del día en que lo hagáis, tendréis que sortear mayor o menor número de coprolitos de mulos; o sea, cacas.

Pero no os asustéis, un pañuelo para protegeros del hedor y mucho cuidado al pasar por detrás de los burros, por si sueltan alguna coz, serán suficientes para salir indemnes, ya que todo forma parte del encanto de la isla.

…en moto

La mejor elección para recorrerla es en moto scooter que alquilan por 20 euros día; parecen una ruina, pero las de 100 cc. ‘tiran más’ que las de aquí con 250 cc, así que están más ‘trucadas’ que la baraja de un mago.

Santorini  lo forman, en realidad cuatro islas, aparte de la citada: Nea Kameni (volcán); Palea Kameni y Thirasia, a las que se llega por barco.

Red beach

En la isla del volcán se puede nadar dentro del cráter y, aunque la oscuridad da un poco de respeto, es una pasada.

Oia

En Oia hay que visitar su torreón-castillo-fortaleza, con sus maravillosas vistas.

Los españoles tenemos suerte (porque si no, nos quitarían turistas) de que todas las playas de por aquí, aunque de aguas cristalinas, están llenas de incómodos pedruscos.

En Santorini, además, hay que añadir los acantilados, de manera que, en según qué playa, hay que bajar hasta el mismo infierno para bañarse.

Y es que la isla está sobre un volcán o surgió de él, como querais.

Algunos griegos sostienen, sin demasiado fundamento, que es la antigua Atlántida, y si quieren creerlo no seremos nosotros quienes les quitemos la ilusión.

Pero, gracias a eso, hay lugares tan fantásticos e impactantes como Red beach (playa  roja) que se parece Marte y recuerda algunos paisajes de la película Desafío Total.

Mikonos

Mikonos es la segunda belleza más destacable de estas islas. Completamente distinta a Santorini es bastante llana y tiene vocación de convertirse en la Ibiza griega (aunque no lo logre ni de lejos).

Es una de las islas más turísticas y cuenta con una amplia comunidad gay que campa a sus anchas por algunas playas como las de Paradiso.

También es la isla más cercana a Delos, a la que te aconsejamos ir si os gustan los yacimientos arqueológicos de la antigua Grecia.

Algunos, con bastante razón, la llaman la ‘pequeña Venecia’ porque sus edificaciones cúbicas, construídas en forma de anfiteatro, casi ‘se cuelan’ en el mar en el barrio de Alefkándra.

Otro de los barrios ‘chulos’ es el del castillo, en una pequeña elevación y con algunas casas medievales.

Molinos en el mar

Frente a la pequeña Venecia se hallan los molinos de viento, como si hubiéramos trasladado nuestra ‘Mancha’ a la orilla del Egeo.

Los hay en el barrio de abajo –Alefkándra- y en Matiogianni (arriba). Aquí el de Bonís se puede visitar.

Ano Merá, es el pueblo más importante de la isla junto a Jora. En el está el monasterio de Panagia Turlianá, al que no pudimos entrar porque ese día había una boda.

Aún asi pudimos observar los modelos que llevaban los asistentes a las nupcias y sus curiosas costumbres.

Corfú

Tal vez sea por su nombre pegadizo o por su innegable historia, pero Corfú suena mejor de lo que en realidad es.

Siempre fue una isla en la que se libraron numerosas batallas y tal vez por eso conserva una fortaleza que, dicho sea de paso, es lo más ‘mono’ de la isla.

Ciudad fortificada, perteneció durante siglos a Venecia y más recientemente a Gran Bretaña.

En 2007 la ciudad vieja fue nombrada patrimonio de la Humanidad, pero no sabemos muy bien porqué. 

Allí tuvo residencia de verano Sisí emperatriz de Austria. En esta isla se cultivan algunas de las cepas de los más famosos vinos griegos , así como aceite de oliva, aceitunas,  naranjos y quinoto.

Esta última planta, traída desde Japón por los ingleses, es con la que se fabrica actualmente el licor más famoso.

Más pistas

Lo que las guias no dicen

Para recorrer las islas lo mejor es ir en moto. Allí nadie usa el casco, así que tu mismo/a.  

En Santorini compra cacahuetes envueltos en caramelo y sésamo, son famosísimos en la isla, aunque llevan algo que impiden parar de comerlos, así que cuidadín.

El licor de quinoto no mola, por mucho que digan. Bueno, está bien tomarlo en Corfú, pero si lo traes a España la botella dará más vueltas que ‘el Fugitivo’.

Lo que no te puedes perder

El atardecer de Oia, un baño en las aguas calientes, dentro del volcán, cerca de la isla Palea Kameni, que surgen junto a una ermita blanca de aguas poco profundas.

En la zona sur occidental de la isla, está la playa roja o Red beach.

Hay que caminar un poco para llegar hasta ella, pero la recompensa es impagable.

El barrio de Alefkándra y los Molinos de Mikonos, así como sus playas ‘ibicencas’. En Corfú su forteleza, en la zona vieja, y el ‘minipartenón’.

Comer

En Santorini, las tabernas del puerto de Armeni (Oia).  Aquí tienes algunos nombres orientativos.

To Psaraki, en Vlychada; Atmosphere Lounge Restaurant, en Kamari; Argo Taverna, en Fira y Ochre Restaurant, en Oia.

Santorini es famosa por sus berenjenas blancas, tomates cherry y habas.

Prueba las bolas de tomate (tomatokeftedes) elaborados y la mousaka con berenjenas y verduras locales.

Tienen tres tipos de clases de Brusko (Rojo/seco/fuerte), Nichteri (Blanco/seco/fuerte). Luego está el Vissando

(Rojo/dulce/muy fuerte, con sabor parecido al licor). En cuanto a los dulces, hay uno típico elaborado con tomates y sazonados con canela y almendras.

En Mikonos, los restaurantes a pie de agua en la pequeña Venecia y los helados de cualquiera de sus puestos al atardecer.

 

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