¿En que se parece un contrato de telefonía a una película de Tarzán?

La importancia de la letra pequeña

Estamos invadidos por la letra pequeña. Muchas de las cosas que importan en la vida se escriben con letra pequeña con el objetivo de que quien no la lea -la mayoría- ignore donde se ha metido. ¿Es un engaño? Tal vez. ¿Un delito? Moral, seguro, de lo demás no sé. Ocurre, por ejemplo, con las empresas de telefonía, pero también con las relaciones de pareja, ya hablemos de matrimonio, parejas de hecho, noviazgo o la fórmula que queramos adoptar. Hay cosas de la otra persona que no conocemos y que tal vez no conozcamos nunca, pero tal vez no sea tan importante a largo plazo: sólo es la letra pequeña.
Por ejemplo, no sabíamos que dejaba la tapa del urinario levantada, ni que le gustaba descalzarse a la hora de la comida. También desconocíamos que se tomara la fruta ‘a cuchillo’ como si fuera parienta de toro sentado y jamás, hasta entonces, le habíamos visto sorber la sopa como un marsupial, ni chasquear las quijadas al masticar como si fuera el primo del oso Yogui. Tampoco nos habían avisado de que la parentela era más pegajosa que el loctite, y no me refiero a la evidencia de padres, hermanos/as, cuñados/as, inherentes al cargo de consorte sufridor, sino a otros miembros de la unidad familiar -primos segundos, terceros, cuartos…- que, de repente, tienen mas importancia que la salud.
Con las empresas de telefonía pasa lo mismo. Nadie les ha metido en cintura aún (ningún gobierno) y se aprovechan de todos nosotros porque en sus contratos abunda la letra pequeña. Si no lees o escuchas lo que te dicen -muchas veces quien te vende la burra no dice toda la verdad-, te encuentras con más sorpresas y trampas que en una película de Tarzán.
Te dicen: Adsl + llamadas a 13,95 euros al mes.¡Qué ganga!, piensas tú, mientras al otro lado de la línea telefónica el vendedor o la vendedora se frota las manos porque ya te tiene en el bote. La realidad es que sumando la cuota de alta de línea, el IVA, el cable, el nuevo PTR, el bocata del tipo que te trae el router, el betún para los zapatos del hijo de la operadora….y el video de Bambi que te regalan en rigurosa exclusiva, la cosa se va a los 40 euros. Luego te adhieres a la campaña de descuento que te proponen de móvil y fijo, pero cuando la vas a activar te dicen que no tienes derecho a ella hasta que no pasen 9 meses de permanenencia, jejejej.
En fin, luego queda desligarte de tu compañía anterior, lo que suele ser mas difícil que librarte de la comida de los domingos en casa de tu suegra. Es increíble que en un mundo, supuestamente 2.0, para darte de baja haya que escribir una carta, ir a correos a certificarla, mandarla junto tu fotocopia del carnet de identidad firmada, y ademas hay que mandar otra fotocopia del carné de Rajoy y de Zapatero que, como por suerte está desaparecido, es muy difícil de conseguir. Además hay que invitar a la operadora a una ración de chopitos, otra de bravas y una pularda que también le debes mandar certificada y sin colesterol.
Una vez que reúnes todos esos requisitos, la carta debería llegarle en dos días,como cuando le mandas el giro mensual a tu abuela que vive en Camorritos, pero no, en su caso la reciben entre cinco y siete días después…para cobrarte mas, claro.
Crees entonces que todo ha terminado, pero como si fueras el mismísimo Leroy Johnson, en la extinta serie Fama, ‘ahora es cuando vas a empezar a pagar’. Desde entonces, vives en un ¡ay! mirando todo el día el saldo de la cuenta corriente para evitar que no te metan esa factura o facturas injustificadas que, sin duda, aparecerán. Siempre lo hacen, así que lo único que hay que averiguar es el cuándo. Desde ese momento tienes dos flancos que atender, ya que la nueva compañía te fríe a facturas imprevistas y la vieja también. No tienes salida. Es como cuando tu pareja te obliga ir al cumpleaños de la tía Socorro, sí o sí. Sabes que el café que pone está hecho con agua de fregar, pero si no vas tu mujer te monta el pollo.
Eso mismo pasa con las empresas de telefonía: Da lo mismo con quien estés, siempre te la juegan. La letra pequeña, amigos y amigas, la letra pequeña. Un tipo que conozco dice que no sabe si le gusta realmente una chica hasta que no ‘la ve en el trono y poniendo doscientos gramos de mortadela’. Pidiendo de antemano perdón por la cita escatológica, lo cierto es que no le falta razón. Es la letra pequeña de la vida, que siempre debéis leer, ya que muchas veces es responsable de tantos divorcios y separaciones de parejas. Por esa misma razón, por no leer la letra pequeña, también nos pasamos la vida divorciándonos de las compañías telefónicas y cambiando de móvil.

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