¡salam aleikum! , profeta gonzález
Por Juan Manuel Barberá
Hace unos días el ayuntamiento de Tarragona, entre otros, planteó la prohición del burka en lugares públicos y por razones de seguridad –ya sabeis, ese velo integral que llevan algunas musulmanas y que permite que se atisben apenas los ojos–. Incluso parece que el Ministerio de Justicia podría prohibir su uso en toda España, dentro de la futura ley de libertad religiosa.
Sin embargo y aunque parezca mentira, el Corán –la Biblia árabe– no señala en ninguno de sus pasajes que sea obligatorio llevar burka o velo (niqab), pero un 90 por ciento de las mujeres, al menos en Egipto, donde estuve recientemente, lo lleva para ganar puntos ante Alá. Incluso los hombres sostienen que es un decisión de ellas para purificarse… y porque enseñar el cabello es una provocación, pero los gachós pueden casarse con cuantas mujeres quieran. Y si está claro que allí tiene raíces religiosas, en occidente huele a machismo y sumisión femenina. Una ruina para las mujeres.
Sin embargo, la historia nos recuerda que Carlos III prohibió en 1766, por iniciativa del marqués de Esquilache, el uso de capa larga, sombrero chambergo, montera calada y embozo también aduciendo razones de seguridad –había muchos acuchillamientos callejeros–, pero a pesar de que la gente era más pobre que las ratas, el llamado motín (contra) de Esquilache, no lo desató la pobreza, sino esta prohibición. Así que, aún cargados de razón, conviene medir bien los pasos que se dan para tratar de no herir a nadie.
Pero para burka poderoso el que han desplegado el Gobierno con la reforma laboral, y los sindicatos, anunciando una huelga general a tres meses vista–insólito–. Me recordó a los chistes de Gila cuando el enemigo avisaba por teléfono que iba a atacar. Una reforma, además, que no va a servir para crear empleo, que es de lo que se trata.
Eso sí, hay que estar tranquilos, porque Felipe González (alias abuelo Cebolleta) ha vuelto. Cuando habla sienta cátedra y hasta su propio partido repite sus recetas para salir de la crisis. A ZP le hizo la 13/14 y a mi, después de escuchar sus ‘sabias soluciones’ (?) para salir de este bache económico, me puso el puso el velo de creyente en la cabeza y aún sigo catatónico, ¡qué verbo¡. Ha llegado el nuevo profeta de la Economía. Salam Aleikumun.