(Aparte de la entrevista con Josep Roca prometida, también cuelgo en el blog, la columna que ha salido publicada hoy en el economista. Gracias, Jorge, por darme tanto protagonismo en tu blog)
Por Juan Manuel Barberá
A partir del próximo miércoles ya nada será lo mismo. Comienza el apagón
analógico y aquellos que no tengan decodificador o tele con TDT incorporado
no podrán seguir enganchadosa la ex caja tonta.
Y digo ex, porque lo que nos venden los próceres de la tecnología, es que, a partir de ahora, aparte de verse de forma más nítida, la televisión será más democrática, entendiendo por este término que será interactiva y que el espectador dejará de ser un sujeto pasivo, para intervenir
activamente en los programas. ¡Pero, señores!, si lo que nos gustaba de la tele era precisamente no tener que hacer nada. Por eso nos llaman espectadores.
Por otro lado, y como ya es costumbre en mí, no me creo nada de nada. Pienso que nos están timando y queTDT realmente es el acrónimo de timo digital teledirigido.
Nos lo han colocado como una evolución de la caja lista, pero los listos son quienes nos lo venden.
En realidad, quieren evolucionar hacia una tele de pago y éste sólo es el paso intermedio para sembrar las emisiones en abierto de porquería (más aún de la que hay). El ejemplo del principio del fin puede estar en la propia cadena pública, RTVE, que está perdiendo programas de su parrilla y cuyos trabajadores se pusieron en huelga el otro día para protestar porque externalizan todo. Y tienen razón: los programas más exitosos son de productoras dueñas de cadenas privadas.
Lo único bueno de la huelga que hicieron los trabajadores de la cadena pública fue que pudimos ver a Manolo Escobar vestido como el Algarrobo en una peli de las de antes: una premonición del lowcost televisivo que nos espera.
Pero hay más: el apagón va a dejar sin tele a la gente mayor que vive en pueblos apartados y que prefiere que le instalen el repetidor o la parabólica a que asfalten las calles porque la tele es su vida. Asimismo, en otros lugares como en Portugal y norte de África, donde los canales españoles hacían de improvisado Instituto Cervantes, tampoco podrán apreciar ya el Mira quién baila o el OT. El gran hermano analógico ha muerto.Viva el Prozac.
El blog es estupendo, pero las entradas de Juan Manuel Barberá no tienen desperdicio. No sabes cómo agradecemos tus lectores habituales que aparezcan aquí. Esta, como siempre, ha dado en el clavo.
Estoy de acuerdo con tu articulo. Incluso, creo que te has quedado corto. El acrónimo de la TDT es genial. El prozac es para evitar la depresión ¿no?
Que pedazo de artículo!