La fusión de Asia, América y Europa en el mismo plato
El nombre es chulo, pero explicado es aún más divertido. Nos referimos al restaurante Distrito798, de Madrid, instalado en un anexo al hotel Melía Castilla. Su nombre proviene de Factory 798 que es el nombre del distrito artístico de Pekín; vamos, la cuna del vanguardismo. En este lugar de Beijing se agrupan alguno de los restaurantes que tienen en la fusión oriente-occidente su razón de ser.
Javier Brichetto
Así que Distrito 798 de Madrid se suma a esa ola de nueva cocina asiática (china) de fusión y lo hace en un lugar (el antiguo Mister Lee, del grupo Café Saigón, pero con el que nada tienen que ver) remozado y en el que destaca la claraboya que ilumina el local; la amplitud de espacio entre mesa y mesa y los colores cálidos y blancos para darle un toque de tranquilidad que funciona. En el techo, unas banderolas paralelas generan el efecto óptico de que estuviéramos comiendo bajo una gran lona blanca. Asi que, de entrada, un lgar que invita al sosiego.
Luego la cocina, que está asesorada por el chef Javier Brichetto, con el que hemos tenido la suerte de cocinar alguna vez, y cuya imaginación no tiene límites. Tal vez porque no existe una cocina argentina de fusión, Brichetto retuerce esta realidad hasta hacerla añicos tomando ideas de donde puede, ya sean asiáticas o castizas, como sucede con el rico dim sum de cocido madrileño.
Así que se, ¿se puede decir que Distrito 798 es un restaurante chino? Bueno, sus propietarios son Jianmin Zhao y Anan Zhu, del Grupo Pato Laqueado, pero creo que no es el chino de siempre, al menos. Este es un local minimalista y hasta el servicio
también combina lo mejor de Asia, América y Europa.
De las especialidades de su barra de sushi probamos un Gunkan de anchoa de Santoña y pico de gallo, riquísimo, un maki de langostino (correcto) y un niguiri de pez mantequilla con salsa de anticucho, que también tenía su gracia.
Otros de los platos que problamos fueron diversos rolls (de atún picante, quinoa crujiente, tobiko y salsa huancaina y tiraditos de corvina, salsa de ají amarillo y quinoa ahumada, todo muy de fusión peruana.
Jiaozi de cocido
Suigiendo con esta tónica, Javier Brichetto, también elaboró una causa chifa, con puré de papa canaria con hierbas y aguacate, tataki de salmón y ají amarillo; todo en pequeños bocados y todos riquisimos, porque lo que queríamos era probar el mayor número de platos posibles (de una carta extensísima).
También nos adentramos en el mundo marino con unaTempura
china de cocochas de bacalao con alioli nipón, que a nosotros nos gustaron, pese a que les faltaba un poco de sabor.
Cocochas en tempura
El toque castizo, lo puso esa especie de dimsun que aquí llaman Jiaozi relleno de cocido madrileño con yerbabuena y sus jugos, sorprendente.
Corvina
De principales, una carrillera guisada en curry de Sichuan, acompañada de la yuca frita (como nos gusta la yuca) y espuma de coco que estaba para chuparse los dedos (porque la probamos y dsifrutamos) y la parihuela de corvina, cocida en aji amarillo, miso blanco y mariscos que fue lo que elegimos, y que estaba suave, jugosa y agradable.Los postres son espectaculares porque combinan la masa pastelera con los rellenos de chocolante caliente que tanto le gustan a Brichetto. Así fue como nos adentramos en los rollitos de primavera rellenos de manzana verde con canela china y helado de calabaza; una delicia para los paladares más exquisitos; el ceviche de piña, sorbete de coco y bizcocho borracho, también muy logrado, pero, sobre todo, los wantan rellenos de chocolate y castañas, con sopa de vainilla y más chocolate…espectaculares.
Wantan rellenos de chocolate
Otros platos que figuran en la carta de este imaginativo chef son La croqueta que quiso ser
rollito, con presa y salsa brava coreana o El Bao Zi relleno de morcilla de
calabaza y pisto manchego.Una garantía de éxito que, además, se completa con que en la barra de sushi esté un ex de Nikkei 225 y que tengan dos menús, uno de fusión por 25 euros y otro el chifa por 30 euros, además de una extensa carta y unos vinos a precios más que interesantes. En definitiva, un restaurante que merece asentarse y situarse y que, de conseguirlo, dará que hablar.
Distrito 798. Capitán Haya, 43. Madrid Tel. 645 962 757. No tiene web aún
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