Bodega de los Secretos, un escondite gastronómico

Su trazado, del siglo XVII, guarda parte de la historia de Madrid
Pasadizos,
túneles sorprendentes, historia, leyenda… estas son algunas de las señas de
identidad de la Bodega de los Secretos, un nuevo restaurante, en el madrileño
barrio de las letras, que está situado en lo que fue una bodega del S.XVII que –se
supone- sirvió de escondrijo y refugio para urdir estratagemas y lances
secretos: ¡ay! si sus dobles techos y sus escaleras ocultas hablaran.

De momento, lo
que nos encontramos al entrar es un subterráneo de base cuadrada, en ladrillo visto, semejante a los que se utilizaban para construir las termas romanas, y con
una decoración muy a tono con el lugar. 

Propio para parejas y grupos, cuenta
con muchos rincones, algunos incluso con poca luz, lo
que también tiene su encanto- en los que seguir contando otros secretos más personales. 

Uno de los rincones de la bodega

El restaurante, antes de que llegaran sus actuales
moradores, se llamaba Bodegas San Blas, porque está en la calle del mismo
nombre, y se alquilaba para realizar eventos.

El caso es
que ahora, la Bodega de los Secretos se ha convertido en un lugar
muy acogedor e intimista. Como ya se ha
dicho, vale para un roto y un descosido. Parejas, grupos, confidencias de escondite…que ni
las tropas de Napoleón pudieron descubrir durante su invasión.
La pistola en cuestión

El trato es muy amable, tanto que, por las ganas de agradar, a veces se producen ciertas confusiones entre el joven personal de sala, pero es fácilmente disculpable. Tanto Cristina Vila como su socio te guian
por un viaje a través de la historia de Madrid. Bóvedas de estilo romano, una
pistola encontrada en un pasadizo que no se sabe hasta donde conduce, un mobiliario
moderno, sillas italianas, lámparas de diseño, 
y una cocina con aspiraciones mediterráneas.

Su pasillos
abovedados recuerdan a un claustro románico, pero no es raro porque en aquellos
tiempos el vino –como el chocolate- era ‘propiedad’ de los frailes y esta
bodega perteneció a la congregación de San Felipe Neri.
La carta
ofrece como entrada un maridaje fumé a base de de salmón y anguila Carpier
con cava Rimarts rosé
(se nota la mano
de la tierra de Cristina) que es tan curioso como la trilogía de matices del
mini steak tartar, trufa, anchoa y wasabi, que nosotros no probamos, pero que
tomaremos seguro la próxima vez que vayamos al restaurante.

alcachofas
Por aquello
de la cocina mediterránea, nos llamaron la atención las alcachofas
con foie
que, estando correctas, les faltaba un poco de sabor. Académicos también los
calamares de potera a la andaluza (o sea, fritos) con un delicioso ali oli de
manzana
. ¡Qué rico y suave!.En carta también figura un tentador pulpo a la
brasa con aceite de pimentón con espuma de patatas
o el foie mi-cuit con puré
de manzana asada y caramelo de pacharán con precios que oscilan entre los 14 y
18 euros.
Rissottos
como el de boletus y otros arroces y pastas, también están presentes en este menú tan variado. Cuatro platos de pescado y cinco de carnes
componen los principales. Por eso y ya que la cosa va de secretos no
podía faltar el secreto ibérico con salsa secreta o el rulo de rabo de toro con
salsa de garnacha
, con precios que oscilan entre los 17 y 22 euros.

Tataki de atún rojo
Entre los
pescados, y aparte del bacalao confitado y gratinado al ali oli de pera, lo más
destacado es el  tataki de atún rojo con
sésamo y tacos de mango
–que es lo recomendado por la casa- y responde
perfectamente al riesgo que implica dirigir al comensal hacia un plato. Pero,
en fin, prueba superada. Está rico, jugoso, con apenas un pase por la plancha,
y con una textura idónea realmente es un plato muy sabroso y acertado. También
tomamos merluza con ragout de chipirones y tinta de sepia que estaba bueno pero
llevaba demasiada cantidad de sepia, un pequeño fallo de ajuste de cocina
fácilmente solucionable con solo poner menos salsa para que la merluza no muera
ahogada, la pobre.

Merluza con ragout de chipirones
En la carta
se ven mucho contrastes de sabores y texturas y es arriesgado porque pueden
producir desajustes en el equlibrio de la misma; pero, ya sabeis, quien no
arriesga no gana. Los postres, bien, sin novedad. La siempre seductora sopa de fresón con helado de yogurt o el coulant
de chocolate con helado de mango
.
A pesar de eso, el resultado final es bueno. ya que hablamos de un local muy, muy atractivo y una cocina
que pensamos necesita definición y rodaje, pero que va en el buen camino,
teniendo en cuenta que todos los restaurantes como este, con cocina lejos de las
mesas, sufren de lo lindo –por temperaturas y demás- , Así que les damos una buena nota media, aunque deben ‘precisar’ más algunos platos y tal vez unificar un
poco el estilo de cocina que quieren ofrecer.

Entra a los baños ‘con historia’
Para
completar este viaje, su sumiller ha ideado una carta de vinos, escueta pero
con referencias bien seleccionadas de las principales D.O. españolas y cavas de
pequeños productores. Además, disponen de un carrito de gin tonic para disfrutar
de una relajada y pausada sobremesa.
 Bodega de los Secretos. c/ San Blas, 4. Madrid.Telf. 91429 03 96. http://www.bodegadelossecretos.com/es/

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