40 aniversario de la Unesco: Ciudades históricas con sabor

Queso, Aceite y vino, para unir la gastronomía con el placer de viajar


Erase una vez 12+1 ciudades españolas declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco; a saber: Alcalá de Henares, Avila, Cáceres,
Córdoba, Cuenca, Ibiza, Mérida, Salamanca, San Cristóbal de la Laguna, Santiago
de Compostela, Segovia, Tarragona y Toledo que se propusieron relacionar su
rica gastronomía con su indudable belleza en el 40 aniversario de la Convención
del Patrimonio Mundial de la Unesco…

Atún romano macerado

He comenzado esta crónica como si fuera un
cuento, porque las ciudades mencionadas, cada una con su estilo, albergan
rincones que serían el escenario perfecto para cualquier narración onírica. Además eran el tema perfecto para este blog porque, por primera vez, viajes y gastronomía se presentaban juntos. Pues bien, las citadas ciudades patrimonio de la humanidad
españolas decidieron conmemorar este 40 aniversario de la Unesco, ofreciendo una cata de sus
productos; una especie de saborear el patrimonio o así. 

El acto, celebrado en
la casa de Galicia en Madrid, contó con la participación de los alcaldes de
Alcalá de Henares y Santago de Compostela -Javier Bello y Ángel Currás- y del delegado de la Xunta en Madrid,
José Ramón Ónega que protagonizó la anécdota graciosa de la presentación al trabarse con
Rajoy y Feijó a la hora de citar al presidente de la Xunta de Galicia.

chupa chups rellenos

Como explicó el conductor de la cata, el chef Francisco
Piñeiro -ganador del X certámen nacional de gastronomía 2011-12 ‘Salvador
Gallego’ y chef ejecutivo del restaurante Benboa Currubedo (Galicia)-, los productos presentados (quesos, aceites y vinos) fueron elegidos
por las ciudades participantes. A partir de ahí, este cocinero junto a al chef Eloy Cancela, propuso la armonización (maridaje) perfecto
para una serie de platos. 

Hay que decir que si el acto no resultó más lucido -desde el punto de vista gastronómico- fue por los escasos medios con que los chefs contaron para realizarlo por es hay que destacar el esfuerzo y la meritoria la labor de ambosen un local sin
cocina, ni posibilidad de calentar los platos. Presionados por este handicap que combatieron con ilusión, presentaron unas elaboraciones más
que aceptables y, alguna de ellas, como el snack de setas con queso del Tiétar
‘Monte Enebro’ y dulce de cerezas
, el atún romano, macerado en vino y miel, con
crema de aceite Canchalosa
y el bombón líquido (de chocolate negro) de aceite Priego de Córdoba
acompañado de torta del Casar
, notables. Completaron ‘el menú’, el botafumeiro de vaca breseada con queso tetilla
tres pazos, el
chupa-chups relleno de pan tumaca Vil-la Centcelles y el bombón líquido (de
chocolate blanco) de aceite ‘Adolfo Colección’ infusionado con pétalos de rosa.

El sistema de la cata era sencillo: primero se presentaban
los productos y después los chefs preparaban platos con ellos, que, a su vez,
se armonizaban con vino.

Ávila presentó el queso de cabra Monte Enebro. Como sus
murallas, rotundo y robusto. Hacía tiempo que no probaba un queso de cabra tan oveja (lo
digo por su sabor potente). Impresionante.

Cáceres mostró su joya queso Denominación Origen Protegida (DOP)
Torta del Casar. Aunque a mi este es un queso que me empalaga, reconozco que estaba
muy rico y fue compañero perfecto en todas las armonizaciones.
Santiago de Compostela. De Galicia como el chef llegó el
queso DOP Tres Pazos. Suave y cremoso fue el iniciador de la cata y se portó muy bien solo y acompañado.
Córdoba, como no, presentó aceite. ¿Y de donde? Pues de la
comarca de la subbética y, en concreto, de Priego de Córdoba. Aroma, calidad,
equilibro, matices. Extraordinario
Aceite de Priego

Mérida también presentó aceite, el extra Canchalosa del
pueblo de Zarza. Afrutado y con cierto sabor picante, como todos los
presentados.

Tarragona, llegó con su aceite de oliva Virgen Extra DOP Siurana Vil-la
de Centcelles. Duro, poderoso, arbequina en vena. Para amantes del aceite.
Toledo presentó el jugo de aceituna Adolfo Colección.
Grueso, y untuoso, era el más denso de todos. No es el sabor del aceite que yo
reconozco, pero también estaba correcto. El picor final era muy notable, de
tos, vamos.
Alcalá de Henares presentó un vino joven, el Qubel Revelación, que realmente hizo mérito a su apellido porque a pesar de ser un vino
joven, fue un gran descubrimiento; una revelación. Suave y dulzón, es lo que yo describo como
un vino que gusta a las chicas: riquísimo.
Cuenca se atrevió con un vino DOP Uclés, Esencia de Fontana, muy reconocible para el paladar. Con
un poco de barrica, añadió las primeras notas a madera de la cata. Rico y
equilibrado, sin duda.
Arribes crianza

Ibiza, una de las islas pitiusas, contribuyó a la cata con el vino
de la tierra Can Rich Lausos. Más crianza y más madera que el anterior,
guardaba un equilibrio singular.

Salamanca presentó el tinto más potente y completo con uva
Juan García, esa que goza de las vistas de los Arribes de Duero: el vino DOP Arribes, ‘Arribes Crianza’. Rico y
poderoso, la carne es su mejor presa. Espectacular.
Segovia, finalmente, acudió a la cita ‘patrimonial’ con un
vino blanco (lo tomamos tras el tinto y esto le quitó vistosidad) de Rueda:
Erre de Herrero Verdejo‘. Frutal, rico y suave. Sin complicaciones. Una agradable sorpresa.

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