Telmo Rodríguez ó cómo vivir con el alma ‘en vino’ (I)

Telmo Rodríguez
Este prestigioso viticultor sólo cree en el viñedo y desconfía de los enólogos ‘estrella’
Telmo Rodríguez es uno de los enólogos (aunque no le guste) y viticultores más afamados de España y respetado en el mundo. Su intuición y su fórmula de rescatar viñas en territorios abandonados ha dejado sin respiración a más de uno y ha devuelto esplendor a un campo español que aún sigue recuperándose de los desmanes del pasado. Crítico con los enólogos estrella, cree que es posible estropear un buen vino en bodega y que los intereses comerciales por poco acaban con el viñedo de calidad de La Rioja (y del resto) de España. En esta entrevista, que hemos dividido en dos partes, Rodríguez también sostiene que en nuestro país no hay cultura del vino y aboga por volver a una producción razonable mirándonos en el espejo de Francia.

Es uno de los enólogos-viticultores más afamados de España y respetados en el mundo, y su forma de entender el vino y los viñedos goza de una idiosincrasia tan particular como, a veces, polémica. A Telmo Rodríguez le gusta decir lo que piensa, pero ya se sabe que en un mundo acostumbrado a escuchar alabanzas y el unte con vaselina semántica, estos zarpazos de sinceridad no siempre son bien recibidos.

De este
hombre, a veces tan difícil de encontrar como Howard Hugues o con tanto talento
como Ferrán Adriá -salvando las distancias- se ha dicho de todo: que si l’ enfat terrible, que si el
nuevo artesano, …apodos que ya le quedan cortos o lejos. También se ha dicho
que es uno de los mejores enólogos de España, que lo es, pero el prefiere que se le nombre por ser un profesional que ama el terruño, que lo mima y que ha hecho de él un proyecto de vida. 

Remelluri
En esta entrevista, queda patente cierta amargura por lo que considera una
perversa comercialización del vino en detrimento de la calidad, que se ha
producido en la Rioja (y en España) sobre todo durante los últimos 80 años en el que hemos echado a perder el campo. Asimismo, no cree en los enólogos
estrella, ni en los milagros de los fichajes de enólogos por las bodegas, sino
en el trabajo bien hecho y continuado en la viñas para hacer un vino de tanta
calidad como el francés; país al que admira y en el que se dio sus primeros
pasos en el mundo del vino, a pesar de proceder de una familia de
tradición bodeguera riojana, como Remelluri, de la que se marchó y a la que
volvió, para hacerse cargo de su dirección, en 2010. Desde entonces, aparte de
cuidar la bodega familiar, sigue empeñado en recuperar zonas vinícolas
abandonadas y olvidadas.

El problema
cuando uno habla con Telmo Rodríguez es no dejarse embelesar por la rotundidad
de sus ideas. Embelesamiento semántico, se entiende, porque lo que dice suena
tan coherente que a veces puede resultar hasta políticamente incorrecto. Tiene
las ideas claras, y este vasco de Irún se siente orgulloso –que no presume- de
haber tomado el camino que tomó cuando comenzó en el proceloso mundo del vino que los
cronistas actuales siempre sitúan en Burdeos, aunque no es del todo cierto.

P.- En los artículos o reportajes –escasos- que
se escriben sobre usted siempre se alude al Telmo Rodríguez que bebió del ‘pozo
de la sabiduría’ de Burdeos para bautizarse en el planeta vino, pero parece que
usted está más orgulloso de otra versión de sus inicios menos conocida. ¿no es
así?

R.-Es cierto
que trabajé en Burdeos con Bruno Prats y que aprendí mucho en esa etapa de mi
vida, pero me identifico mas con mi estancia en la región del Ródano y el
tiempo que pasé junto a sus viticultores porque con ellos aprendí a amar el
campo.

Es verdad que por ir al Ródano
renunció usted a trabajar en bodegas como Petrus o Laffite.?

Es verdad y
no lo hice por esnobismo, sino porque lo que yo quería era estar a pie de viña y
palpar sobre el terreno el corazón del vino. Por eso el Ródano me marcó para
siempre.
Región del Ródano

Y eso es lo que le convirtió a usted
es una especie de abogado de causas perdidas o, más concretamente, de viña
perdidas?

Si, mas o
menos (rie) Pero más que de viñas perdidas, de viñas que se podían recuperar
como lo luego he demostrado.
‘NO CREO MUCHO EN LA ENOLOGÍA’

Así que Telmo Rodríguez está allá
donde hay una viña que salvar. Como si fuera el Robin Hood de los viñedos, que roba
la fama a los enólogos para regalársela a los viticultores…

El simil es sugerente,
pero no quisiera que se entendiera que voy contra nadie. Yo creo en el campo, en
la viña y en los viticultores…y no tanto en los enólogos (en la enología).

Pero usted es enólogo, malgré luí (a
pesar de), empleando un termino de esa Francia a la que admira…

Sí, admiro a
los franceses porque llevan 300 años haciendo vino de calidad y porque en
muchas de sus plantaciones el vino es un modo de vida. En cuanto a lo de ser
enólogo; sí, también lo soy, pero me siento más orgulloso de ser viticultor.

Lo que nadie duda
es de que Telmo Rodríguez tiene una extraordinaria intuición que marca su día a
día. Viajero infatigable, sigue encontrando petróleo donde se suponía no había
nada. Por eso este recuperador de viñas in pectore tiene vides repartidas por
casi todas las zonas de España, desde Málaga a La Rioja, pasando por Castilla y
León. Se podría decir que ve lo que otros no ven, o huele y siente lo que otros
son incapaces de husmear. La vida es así y el nació con ese don que
compatibiliza perfectamente con su capacidad de trabajo y su pasión por el
emprendimiento.

Garnacha, una de las ‘recuperadas’ por Telmo

Ningún
viticultor—enólogo español (y pocos del mundo) está a su altura técnica, ni
intuitiva….. Como el mismo destaca, ‘la mejor enseñanza que saqué de mi
estancia en Francia fue la necesidad de hacer un trabajo honesto. Burdeos, con
todas las salvedades que se quieran hacer, era más marketiniano, si se me
permite la expresión y yo buscaba a esa gente que hereda un oficio, una viña y
sigue la tradición: la artesanía del viñedo, en pocas palabras; cosa que
encontré en la región del Ródano. En España desapareció el vitivinicultor y los
gerentes y comerciales tomaron las riendas del sector comprometiendo su calidad
y futuro.
‘HACE AÑOS LA RIOJA ROMPIÓ CON LA VIÑA PORQUE NO LE INTERESABA’

¿Y siguen comprometiendo ese futuro en
la actualidad?

Es cierto que
hemos evolucionado en este sentido, pero no es menos acertado decir que hemos
entrado con una apisonadora en el campo y nos hemos cargado el sentido de la
viña. Por ejemplo, en Rioja y Jerez, las dos únicas zonas vinícolas conocidas
hace años, lo único que importaba era la bodega, la transformación de vino en
la bodega, no el viñedo en sí. Rioja rompió con la viña porque no le
interesaba. Ahora, empleando términos económicos, se atisban ciertos brotes
verdes de gente joven que está más apegada al campo, pero…

Estar apegado al campo es la única
forma de hacer un vino decente?

Desde luego
que si. Aunque, tomando un simil de los que se utilizan ahora podría decirse
que, al menos en la comarca  de La Rioja,
se acabó la fiesta y esa práctica de abastecerse de vino y uva a granel y hacer
una marca, ya es incompatible con hacer buen vino.
‘NO MAS DE 80.000 BOTELLA/AÑO, POR FAVOR’

Usted cree que la cantidad de vino que
se hace está reñida con la calidad? ¿Cuál es el límite de hectáreas de viñedo y
recogida de uva que considera límite para hacer un buen vino?

La cantidad
es un gran problema para la calidad y en los Consejos Reguladores los límites
siempre están por encima de lo que sería idóneo para la calidad. Creo que el
límite debe estar en unos 5.000 kg/ha (en Rioja son 6.500). Nuestras mejores
viñas producen 2.500 Kg/ha porque son viejas y pobres, aunque de gran calidad. A mi
más de 80.000 botellas/año me parece producción industrial.

¿Se refiere al tamaño que es
humanamente razonable?

Si. Cuando no
puedes controlar tu propia producción de viñedo, es que la viña no tiene tamaño
humano. Para mí el límite estaría, como he dicho, en las 10 a 15 hectáreas de
viñedo como máximo. De hecho, soy un nostálgico de la Rioja del siglo XVIII, (
cuando las familias que hacían vino bueno producían su vino en su pueblo con
apenas 10-15 hectáreas) porque solo un siglo después nos habíamos cargado toda
la región. Eso ocurrió en el momento que nos volcamos en defender una marca
industrial. Si el vino no se vincula a un territorio, es casi imposible hacer
un vino de calidad.
CONTINUARÁ…

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