Loarre y los Mallos, las joyas al borde del pirineo

Nadie conquistó nunca el castillo de Loarre (construído en el siglo XI), en Huesca.

Estratégicamente situado en un paso fronterizo cercano a los Pirineos, todas las avanzadillas e incluso ejércitos que transitaban por este valle oscense lo dejaban de lado sin intentar siquiera acercarse a él.

Y es que el aljibe con capacidad para 8.000 litros de agua -que aseguraba el abastecimiento para un largo asedio- y su situación estratégica, lo hacían inexpugnable.

Tal vez por eso, y fascinado por su belleza, el director de cine Ridley Scott, entre otros, montó un buen tinglado para rodar en 2005 algunas escenas de su película el Reino de los Cielos.

Fortaleza inexpugnable

España está salpicada de castillos –algunos muy bien conservados y otros no tanto- pero el de Loarre era una espina que teníamos clavada en nuestro corazón viajero.

Considerado como la fortaleza románica mejor conservada de Europa, habíamos oído hablar tanto y tan bueno de ella que en nuestra visita a Huesca no podíamos obviar este emplazamiento tan inexpugnable como maravilloso.

Mientras nos acercábamos a sus dominios por la carretera ya parecía impresionante y cuando accedimos a él entendimos por qué no había ejército que se atreviera a atacarlo. 

Iglesia románica

Por si eso no fuera suficiente, este castillo abadía es uno de los tres del mundo que cuenta con una iglesia románica -la iglesia de San Pedro y su Capilla Real- con cúpula.

Y es preciso recordar que el modo para hacer descansar el peso de estas masas de piedra sobre arcos hacia los extremos (cúpula) es muy posterior en el tiempo, con lo que se puede decir que es una arquitectura innovadora.

Pero, además, el castillo cuenta con dos plantas, torre del homenaje y un aljibe que podía albergar, como se ha dicho, hasta 8.000 litros de agua.

Hoya de Huesca

Desde sus almenas se controla la llanura de la llamada hoya de Huesca y se construyó sobre un promontorio de roca caliza.

Esto suponía una gran ventaja defensiva, ya que así los muros no podían ser minados.

Esta técnica era habitual en el asedio de fortalezas y consistía en construir un túnel por debajo del muro para después hundirlo y abrir así una brecha por la que asaltarlo.

Además está rodeado por una muralla con torreones. Así se entiende que los ejércitos pasaran de largo como si fuera un fantasma de piedra.

Cúpula

Justo en la entrada principal del Castillo, subiendo las escaleras a la derecha, está la cripta de Santa Quiteria, que cuenta con una acústica que podeis probar sin miedo a que no os escuchen.

Y un poco más arriba, a la izquierda, está la iglesia románica mencionada, de la que se desconoce el paradero de sus pinturas románicas y que destaca por esa popular e innovadora cúpula.

Cripta de Santa Quiteria

En la cripta de Santa Quiteria destacan su pequeña capilla(con una increíble acústica) y la majestuosa iglesia del castillo, de la que se desconoce el paradero de las pinturas románicas.

Sin embargo, lo que sí llama la atención, como se ha dicho, es la cúpula (por lo poco habitual que es en el románico) y que solo se ha encontrado en la iglesia de San Vital en Rávena (Italia) y la catedral de Santa Sofía, en Estambul.

Sancho III

Construido en el siglo XI por Sancho III, el castillo era un bastión cristiano para controlar la llanura oscense y sobre todo el importantísimo emplazamiento árabe del pueblo de Bolea.

De esta época datan el edificio real, la capilla, el torreón de la Reina, el patio de armas, las estancias militares y de servicio y la torre del homenaje.

La estructura actual, que es una ampliación de la primigenia, se produjo hacia el año 1070 por Sancho Ramírez.

De esta época es la iglesia y casi 200 años después se completó el recinto amurallado (1287).

En el siglo XV los musulmanes son expulsados de España y el castillo pierde su importancia como fortaleza militar.

Es entonces cuando la población que vivía en él se traslada al actual pueblo de Loarre (justo en las faldas del castillo).

Para su construcción, como ha ocurrido en tantas otras ocasiones en España, se utilizaron parte de los materiales de la fortaleza.

Mallos de Riglos

Muy ceca del castillo de Loarre, como a una media hora en coche, se encuentran los llamados Mallos de Riglos.

Se trata de un lugar emblemático para quienes disfrutan con el subidón de adrenalina que suponen los saltos base.

Los Mallos son el resultado de la formación de los Pirineos y están formados por conglomerados de sedimento y cantos rodados de la época del Mioceno, cementados con grava y arena.

La erosión de las aguas de ríos que descendían hacia la antigua depresión del Ebro, provocaron ´sus bóvedas y forma caprichosas y gigantescas.

El espectáculo, por si mismo, sin necesidad de escaladas, saltos bases o rutas de senderismo (aunque existen señalizaciones para realizarlas) ya merece la pena.

Con nombres propios

Cada Mallo del pueblo de Riglos tiene, además, nombre propio extraido de algunas casas del pueblo como Pisón o de las formas adquiridas tras la erosión fluvial como Cuchillo.

Por eso se llaman Cuchillo, Visera, Puro, Tornillo

Pero estas formaciones rocosas también tienen su lado oscuro ya que se han cobrado muchas vidas de escaladores que han intentado conquistar sus cimas. 

Accidentes mortales

El primero fue Mariano Cored, en 1947, quien perdio la vida intentando escalar uno de los grandes conocido con el nombre del Puro (tradicionalmente los Mallos se dividen en tres grupos: los grandes, los pequeños y los fils). 

Sin embargo, uno de los hechos más graves ocurrió en 1976 en un accidente múltiple.

Cuando los escaladores Jesús E. Calleja, Cristóbal Trujillo y Mario S. Gordons, cayeron despeñados desde el Macizo del Pisón, otro de los mallos grandes.

Allí se rodó, además, algún capítulo de la serie documental ‘Al filo de imposible’.

Solo por todo lo relatado ya merece la pena ir y comprender el enorme desafío que estos macizos representan para los aficionados a la escalada.

Tanto el castillo de Loarre como los Mallos, son espectáculos únicos y que no podreis encontrar en otros lugares. Por eso teneis que ir.

Más pistas

Lo que las guías no dicen

La muralla del castillo abarca unos 10.000 metros cuadrados y tiene un perímetro de 172 metros.

Está realizada con torreones semicirculares y la cúpula de la iglesia mide 26 metros de altura.

El parking del castillo es gratuito (menos mal) y grande, así que no tendrás problema para dejar el coche.

Sin embargo, la tienda de regalos y donde se adquieren las entradas, necesita un cursillo acelerado de marketing turístico.

Salvo en los precios de los productos, bastante altos por cierto, la exposición de los mismos y el ‘merchandaisin’  dejan mucho que desear.

Una pena porque podrían vender el doble.

Lo que no te puedes perder

La visita al castillo (con guía o sin ella) y un paseo por los alrededores extra-muros para apreciar lo impresionante de esta construcción.

Es brutalmente bella y alucinante.

Acércate al cercano pueblo de Riglos y, si quieres disfrutar de la escalada, perfecto, pero también tienes la opción senderista de hacer ‘el camino del cielo’:

Esta ruta de apenas dos horas y media, tiene carácter circular, pero, eso sí, con fuertes desniveles.

Comer y dormir

Para saber cuales son los mejores lugares para comer y dormir, así como los principales productos gastronómicos oscenses, te recomendamos consultes este link. 

  • Alcañiz: la frontera de la Orden de Calatrava
  • Alquézar , el guardián de la sierra de Guara

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