Guía Peñín, el señor salón del vino

 Cuando Baco se convierte en Neptuno

En España hay varias guías de vino de relevancia y una de ellas es, sin duda, la Guía Peñin. Mañana termina el show de su XIII edición en el Palacio Neptuno, de Madrid, y si está de lleno como esta tarde (que es cuando estuve yo) un éxito de público con más de 2.000 almas ‘inocentes’ -que diría la presentadora de RTVE, Mariló Montero- con ganas de probar y probar vinos.

Dalmau

Por esta misma razón, en estos certámenes hay gente que, a partir de las 7 de la tarde ya no es persona, sino alma vinícola que ha sido bebida por el vino. De hecho, dice un refrán chino que con la primera copa, el hombre bebe vino; con la segunda, el vino bebe vino, y con  la tercera, el vino bebe al hombre

Por suerte, en el Salón de la Guía Peñin no ví chinos. Tal vez porque están escondidos bajo el lavadero de dinero montado por Gao Pin o porque metabolizan mal el vino, no como los hombres y mujeres de hispania que se hallaban en el certamen.

Pero, obviando estos pequeños detalles, lo cierto es que había demasiada gente -éxito de José Peñín- y era difícil no sudar la gota gorda para conseguir una copa de vino. Había nada menos que 111 bodegas, todas  a la espera de captar clientes y hacer negocio y, muchas de ellas, exponiendo vinos sobresalientes.

Raiz de Guzman

Peñín puntua como la Guía Parker, de EEUU, y todos estos vinos que os he
citado y voy a citar tienen más de 95 puntos de calificación en esta
guía.
 
Ese es el caso del Dalmau, de Marqués de Murrieta, el Pago de Valtarreña, de Carmelo Rodero, Pago de Carraovejas, Gramona, Dominio Do Bibei, Clos Mogador, Chivite, Telmo Rodríguez (Molino Real), Alonso del Yerro o el reserva especial de Vega Sicilia. 

Viñas viejas

Pero vamos con los adjetivos calificativos que espero no se me agoten con tanta emoción. Viñas Viejas, de Bodegas Ordónez, 24 meses de crianza. 96 puntos y no es para menos. Este moscatel de Alejandría es sublime, espectacular: rico, sin ser empalagoso; ni largo, ni corto en boca y con mil matices en el paladar para un final feliz.
Dalmau, de Marqués de Murrieta, otro que se las trae. Lo probé el primero para empezar con buen pie. 97 puntos el de 2007 y 96 el de 2009. Ambos tintos, ambos reserva y ambos excepcionales. Tempranillo, Cabernet y Graciano en armonía perfecta.

Pujanza norte

Otro Rioja. Este es Pujanza Norte 2009. 96 puntos. En su mayor parte Tempranillo y una delicia para el paladar. También probé el nuevo Pujanza Cisma, pero me sigo quedando con su hermano mayor. Tiene menos acidez y me gusta mas.

Y más madera, digo Rioja, el Amancio 2008 de Sierra Cantabria, Tempranillo (debe ser la uva que mas me va) y un equilibrio extraordinario. 96 puntos. 
De Toro, Zamora, Thermantia 2010. 97 puntos. Rico y voluminoso. Después de tomarlo tuve que lavar dos veces la copa porque se comía el cristal. Me encantó.

Paredinas

Paredinas, de Estancia Piedra, también resultó un gran descubrimiento. De Toro, como el anterior, solo tiene 93 puntos, pero se merece tres mas por lo menos. Rico y sabroso, es un vino que no te deja indiferente. Un vino de las terrazas del Duero, moderno, que necesita tiempo.

Loco, de Canopy

También hay que destacar el blanco de Belondrade y Lurton, de La Seca, Valladolid; el Contador 2010 de Benjamin Romeo; y una curiosidad de bodegas Canopy, manchegos de pro, que después de su estupendo Malpaso, presentaban su primer blanco, Loco, de garnacha blanca, practicamente inodoro, pero que luego explotaba en la boca con matices maravillosos y cortos, según mi opinión, con el peligro que tiene eso para incitar a beber. Ligeramente dulzón, fue una sorpresa y el packaging, ni os cuento: la botella con una camisa de fuerza.. Otro vino agradable, aunque no era sorpresa, fue el Raíz de Guzmán, de Páramo de Guzmán, muy agradable su tempranillo de autor…sólo faltó su estratosférico queso que fabrican para que la cata fuera el acabose.

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