Castillo de Canena, La Montesa y Emilio Martínez, el discreto encanto del negocio familiar

Sidra, aceite y vino…para andar el camino

Tres productos distintos, pero con una misma seña de identidad; la de ser fruto del espíritu innovador de tres empresas familiares españolas. Uno de ellos es un aceite premium que pertenece a una empresa familiar -la que dirige Castillo de Canena- que puede ser considerado como uno de los mejores de España y, por tanto, del mundo; otro viene del norte, de Asturias, y es una de las enseñas de esta comunidad autónoma: la sidra. Pero no es una sidra cualquiera, sino una sidra de autor que, como el aceite, dejará sorprendido a quien la pruebe. En tercer lugar, llega el vino. Desde la Rioja Alta, y avalado por la calidad y buen hacer de otra empresa familiar vitivinícola, como es la bodega de Alvaro Palacios-Remondo, que ahora dirigen sus ‘herederos’. Un vino moderno y extraordinariamente fácil de beber.

ARBEQUINO AL HUMO DE ROBLE, de Castillo de Canena.

En época de recogida de la aceituna, las almazaras se hallan a pleno rendimiento. Y aunque ya se produce aceite de oliva virgen desde Toledo a Tarragona, pasando por La Rioja, son las provincias de Córdoba y Jaén las concentran mayor número de olivares y también de productoras de aceite de oliva virgen;
ese que mezclan en Italia y lo exportan como virgen extra y a su manera.

En
fin, a lo que vamos, que aunque el lanzamiento se produjo antes del verano, hoy os
presento un nuevo aceite de la firma española Castillo de Canena:  el ‘Arbequino
al Humo de Roble’.

Este nuevo aceite
pertenece a su colección “Aceites del Siglo XXI” (yo hubiera puesto siglo XXII, por lo innovador del producto)
y es una evocación de sabores y aromas, fruto de la combinación de sus mejores
arbequinos y una mezcla especial de maderas nobles ecológicas (roble, haya,
abedul, etc.).
 Y es que este
aceite lo tiene todo: packaging, con su inconfundible botella turquesa y, sobre
todo, el interior, con ese sabor a humo al haber sido infusionado en frío con
las maderas antes citadas. Su cata evoca aromas frescos a manzana y almendra,
con un cálido toque caramelizado, de vainilla y toffee. Al principio, sobre todo a los amantes del aceite como yo, les choca su sabor, pero luego se vuelve sencillamente
espectacular. 
Junto a la
botella, además, se incluye un libreto explicativo de la producción técnica y
agronómica del proyecto y una serie de propuestas de maridajes y recetas
internacionales, como langostinos con salsa picante tailandesa, dorada en
tabulee o steak con salsa bearnesa. Su aroma ahumado es ideal para uso en crudo
en todo tipo de carnes y pescados, aliños de ensaladas y elaboración de salsas…aunque a mí como más me gusta -porque se aprecia todo su sabor y matices- es en crudo, sobre un trozo de pan, como
mandan los cánones. Extraordinario. 
 Además, Castillo de Canena también es noticia porque recientemente se ha incorporado a Grandes Pagos del Olivar; una asociación que engloba a los mejores aceites de oliva virgen extra de España con representación en más de 60 paises. En dicha asociación, también figuran las almazaras Abbae de Queiles, Dauro, La Boella,
Marqués de Griñón y Marqués de Valdueza para representar a la élite de
los aceites de oliva virgen extra de nuestro país.

 VINO LA MONTESA 2009, de la bodega Palacios-Remondo.

Tendreis que repetir su nombre diez veces para que se os quede, porque la verdad es que no sé por qué razón el nombre de este moderno vino, elaborado por la Bodega Palacios-Remondo, en Alfaro, Rioja Alta, no se queda en el cerebro. Afortunadamente, eso no es lo que ocurre con su contenido. Una sabia combinación de Garnacha (65 %), Tempranillo (30 %) y Mazuelo (5%)  de uvas recogidas en los suelos calcáreos que la propiedad tiene en el Monte Yerga (de ahí, supongo, el nombre), hacen que sus aromas evoquen a las fresas y las cerezas, y que su primer contacto con la boca sea extraordinario. 
De hecho, este vino de hechuras modernas y extraido de cepas con apenas 20 años de vida, cuenta con esta ventaja primordial: que es rico al primer sorbo, lo que incita a beber mas para captar mas matices. 

Un poco de aire y oxígeno sirven para que de la nota (alta, sin duda) de su calidad, con ese rojo rubí habitual en muchos vinos de esta zona de La Rioja. Solo ha pasado 12 meses en distintas barrricas de roble frances y americano, nuevas y ya trasegadas, y ese tránsito de minima crianza le conceden el privilegio de la livianidad; o dicho de otro modo, de ser un tinto ligero que, a pesar de la acidez que suele incorporar la garnacha, resulta bastante suave. Es la alquimia ‘sin improvisación’, ni serendepity, que a veces ponen en marcha las bodegas que quieren innovar, la que consigue que tres uvas tan españolas alcancen puntos de aroma y sabor culminantes sin recurrir a fuegos fátuos de química orgánica. Me gustó mucho este vino que, además, creo tiene mucho recorrido en tiempo, puesto que da la impresión de que mejorará con los años. Sin embargo, si algo he aprendido en el mundo de la decantación/degustación de vinos es que, cuanto antes lo tomes, mucho mejor, que luego llegan los terribles veranos con sus calores y, si no tienes una cava donde guardarlos, se estropean.

EM SIDRA DE AUTOR. EM (Emilio Martínez) Sidra de autor

Uno de los problemas con los que nos encontramos quienes escanciamos sidra con dificultad, es, precisamente, no darle el oxígeno adecuado en la caida hacia el vaso. ¿Resultado? sidra al suelo, pero no una poca para limpiar el poso, sino la mayor parte. Por eso, mucho de los establecimientos asturianos donde se sirve esta bebida, estan provistos de grifos eléctricos que se introducen en la bocacha de la botella para escanciar como si fuéramos profesionales. Otra de las dificultades que encontramos los que no bebemos sidra ‘fresca’ a menudo, es la acidez de su paso en boca. Y estas dos razones han sido las que han impedido -creo yo- universalizar la sidra, hacerla competir con un vino blanco o convertirla en alternativa al cava.

Pero ahora esto va a acabar -como el anuncio del frotar-, gracias a la aparición de la llamada sidra de autor, de la que es pionera la brut nature ‘sidra de asturias’ que elabora Emilio Martínez. Siguiendo el método tradicional de fabricación de sidra -artesanal- pero dotándola de una segunda fermentación en botella, os puedo asegurar que el gas carbónico está tan integrado con la manzana verde que contiene, que su degustación es no sólo una sorpresa, sino un vicio. De cosecha propia, extraida de las pumaradas de Viadi, en Villaviciosa, esta sidra mezcla variedades de manzana raxao (40 %), regon (30%) y blanquina (30%). Los hermanos Roberto y Francisco Martínez Sopeña, llagueros de primera generación, son los artífices de esta obra de arte. También producen sidra natural ‘el gobernador’ y Sopeña. La versión de EM, sin carbónico, se llama Españar y ha conseguido numerosos premios dentro y fuera de España.No os la perdais.

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