Remodelación del Gobierno

Interior de un Alfredo

Aunque ayer me acosté tarde, prometo que Zapatero no me llamó para decirme que iba a dar la vuelta entera al Gobierno o, lo que es lo mismo, que se presentará de nuevo como candidato del PSOE a las elecciones generales del año próximo. Si recordais, en el último párrafo de la columna de ayer, ‘el baile de los canaperos’, me tiraba a la piscina asegurando que ZP, cabezón y mesiánico que es el hombre, se iba a presentar a la presidencia del Gobierno otra vez. Como así va a ser. No se entiende, si no, que haya hecho las escabechina gubernamental que ha realizado…..después de haber dicho hace una semana que iba a cambiar al ministro de Trabajo, por la huida a Cataluña de Corbacho, y nada más.

Confieso que en ese momento no me lo creí, como jamás creo a quienes dicen que no pasa nada (que en el código de la comunicación es tanto como decir que se avecina una catástrofe), pero a nuestro presidente le creo un poco menos aún, porque sus devaneos y culebrones políticos le llevan hasta una especie de locura, el sueño de la sinrazón que diría un clásico, que puede tener tintes dramáticos en las votaciones como ya está advirtiendo alguno de los barones del PSOE y que ya se han apresurado a manifestar estar más contentos con el cambio. Veremos. ?Es que aún nadie se ha dado cuenta que este hombre (ZP) no vería vería un tigre delante, aunque le estuviera rebanando el torrao con sus fauces? ¿Y que si eso sucediera diría que es una desaceleración acelerada de alimento felino?

Lo de Zapatero es de traca. ¿No era hoy el día en que se votaban los presupuestos generales del Estado? Uys, que casualidad. Antes eran el pan y los toros (o el fútbol), pero los modernos próceres del despistaje ciudadano se han pasado a las remodelaciones para distraer la atención de medios de comunicación y ciudadanos. ¿Por qué el presidente ha elegido este día, y no cualquier otro, para anunciar su remodelación? Correcto, lo habeis adivinado, para que nos olvidemos (y los medios también) de sus manejos con el PNV y Coalición Canaria en el asunto de los Presupuestos.

Pero la elección de los candidatos del nuevo Gobierno merece un buen análisis. Al ministro de trabajo y economista de profesión, Valeriano Gómez, lo conocen en su casa a la hora de comer…este es uno de los que se saca de la manga de vez en cuando el presi y que nadie sabe de dónde ha salido. Eso sí, en su curriculum reciente figura que apoyó la huelga general (contra ZP) jejejejej. A la ministra de Sanidad, la señorita Trini que diría Alfonso Guerra con su fino humor, refiriéndose sin duda al pasado ‘diplomático’ de la ministra, le ha dado una patada para arriba tras el descalabro sufrido en las elecciones de Madrid, mandándola a Asuntos Exteriores. A de la Vega, Moratinos,Espinosa, Corrredor y ‘mi querida Bibiana Aido’, se los ha quitado de en medio como por arte de magia. A Leire Pajín ‘Sunsilk’, le regala -por los servicios prestados- Sanidad que últimamente se está convirtiendo en un ministerio trampolín para neófitos y clásicos (será porque ya casi no le quedan competencias). A Ramón Jáúregui, que estaba loco por pillar algún ministerio le da el de la Presidencia, que es como decir ministro sin cartera o te doy esto, pero no me des más la brasa, llorón. No se mueven, Chacón, que sigue en Defensa; Blanco, que continua en Fomento con el añadido de Vivienda; Salgado, que sigue en Economía; Chaves, que se mantiene en Administraciones Públicas y Sebastián en Industria.

Pero, sobre todo no se mueve Rubalcaba, ¡ay¡ el gran Rubalcaba, que sigue en Interior y , además, atención, es el nuevo vicepresidente primero del Gobierno. Hay quien dice que este es un Gabinete de Crisis o que es el Gabinete Rubalcaba. Yo creo que Rubalcaba es el nuevo hombre fuerte del partido y que su mano de hierro intentará poner orden y sentido común en el sinsentido en el que se estaba convirtiendo la acción de Gobierno….otra cosa es que Zapatero le deje. A la única que he echado de menos en el nuevo Ejecutivo es a Belén Estéban, la princesa del pueblo, como ministra del corazón. ¡Lástima de oportunidad perdida¡