Polonia: la guía imprescindible para disfrutar de este país

Polonia ha sufrido mucho a lo largo de su historia. Y eso se nota no sólo en sus ciudadanos, sino en los monumentos que salpican sus ciudades.

Eso sí, no todas las capitales polacas han sido tratadas de igual modo por el destino, ni tampoco soportaron los mismos horrores.

Por ejemplo, Varsovia, la capital, quedó prácticamente destruída durante la Segunda Guerra Mundial, mientras que Cracovia, que fue conquistada por los nazis en apenas cinco días, está prácticamente intacta.

Las huellas de la guerra siguen presentes en Polonia

Entre ambas estaría Breslavia o Wroclaw, la ciudad ‘más alemana’ de Polonia (es la que está más cerca de su actual frontera) y la que cuenta -a nuestro entender- con la plaza del mercado más bonita de Europa; una plaza que recuerda a las construcciones que la liga Hanseática construyó en la ciudad noruega de Bergen.

Breve historia

Codiciada por el imperio Austro-Húngaro, rusos y alemanes, Polonia constituye uno de los lugares más míticos en la historia europea reciente y pasada.

Y esta mitificación no solo tiene que ver con su acentuado acervo cultural o sus ciudades casi impolutas, sino también por el sufrimiento que han soportado a lo largo de los años sus ciudadanos, con distintas invasiones y la consecuente pérdida de identidad nacional.

Puerta medieval de Varsovia

Las guerras, sobre todo la Segunda Guerra Mundial, que fue devastadora para Varsovia, por ejemplo, o el holocausto representado por los campos de concentración nazis de Auschwitz (en Cracovia), han ido remodelando la memoria de una población que aún sigue traumatizada por aquellos hechos luctuosos (y no nos extraña en absoluto).

Un país sorprendente

En esta guía sobre el apasionante viaje que realizamos por el país, también os hablaremos del nazismo y, en concreto, de nuestra visita a Auswitz donde murieron asesinados, quemados o gaseados cerca de millón y medio de personas (de ellos, un millón cien mil judíos), muchos de ellos mujeres y niños.

Pero no todo serán reflexiones y lecciones sobre el nacionalismo que nadie debería olvidar, también os hablaremos de gastronomía y de lo que hay que ver y disfrutar -que es mucho- en este sorprendete país.

Climatología

Lo primero que hay que decir es que por climatología, la mejor época para viajar a Polonia seguramente es mayo o junio.

Pero septiembre y octubre, aparte de precios más bajos, también representan una buena alternativa con un clima un poco más frio y a veces lluvioso que el español, pero perfectamente soportable si vistes como ‘una cebolla’.

Eso sí, en invierno ni se te ocurra ir porque puedes encontrarte con más de 20 grados bajo cero.

Alguna terrazas en la zona vieja de Varsovia

Cómo llegar

Por eso, si aún te quedan vacaciones o días libres, estás a tiempo de viajar esta primavera, tomar una línea low cost (nosotros te recomendamos Norwegian) y acercarte hasta este país.

Polonia es miembro de la Unión Europea desde 2004, pero aún no ha adoptado el euro como moneda, sino que continúan utilizando el zloti (abreviado PLN) que equivale a 4,15 euros, aproximadamente.

Este asunto de la moneda es muy importante, porque hace que las cosas sean baratas para los españoles, ya que en Polonia, por ejemplo, se pueden comer dos platos y bebida por 5 euros al cambio.

Pierogi y Lody

Norwegian vuela a Varsovia

Dicho esto, ya solo queda disfrutar. Hay dos palabras que verás por todos lados: pierogi y lody.

Los pierogi son un plato típico (casi tanto como las sopas) polaco.

Se trata de una especie de  empanadillas rellenas de diversos productos que se elaboran fritas, al vapor o asadas.

Hay muchos y variados pierogis y muchos lugares donde tomarlas.

Pero esto ya os lo iremos contando a medida que vayamos viajando desde Madrid a Varsovia y de allí a Wroclaw (Breslavia) para concluir nuestro periplo en Krakow (Cracovia), y como es costumbre también os daremos las mejores direcciones para comer .

Skyline de Varsovia desde el palacio de la cultura

V.I.P.S.

Nicolás Copérnico, Federico Chopin, el Papa Karol Wojkyla y Robert Levandoski son ‘dioses en Polonia’.

El primero, por sus estudios en astronomía y su famosa teoría heliocéntrica que publicó poco antes de morir (seguramente para evitar ser acusado de hereje por la Inquisición).

El segundo, por su extraordinaria capacidad para componer e interpretar música al piano.

El tercero, por razones obvias (en Polonia son, en general, muy católicos). Y el último, futbolista del Bayern de Munich, y delantero centro de la selección polaca, porque el fútbol es así.

Copérnico, publicó que la tierra giraba alrededor del sol poco antes de fallecer

Pero también hay otros héroes polacos menos nombrados como el lider del sindicato Solidaridad, Lech Walesa decisivo en la independencia de Polonia tras la Guerra Fría; el historiador  y periodista Ryszard Kapuściński o la investigadora, primera mujer en conseguir el Premio Nobel, Marie Curie, que en realidad se llamaba Maria Salomea Skłodowska-Curie, y nació en Varsovia.

Cultura

En lo que respecta a la vida en las ciudades polacas, en la mayoría hay wi-fi gratuito por las calles, pero estos avances tecnológicos no han podido ‘embotar la pluma’, ya que hay montones de librerías.

Y es que Varsovia, en particular, y el resto del país, en general, están entregados a la cultura tradicional.

Hay teatros, exposiciones, librerías y bibliotecas por todos lados: ya sea en la calle o en locales y edificios decimonónicos. Da igual, siempre hay algo que contar o leer.

Asimismo, los polacos son personas serias, pero afables y en lo gastronómico o están con su ‘fast food local’ o se decantan por el afrancesamiento en los restaurantes más punteros donde, aún así, comer sigue siendo barato para los españoles.

En gastronomía y restauración, existe una especie de lucha entre viejo y nuevo mundo que se expresa en una nueva cocina que intenta darle toques de autor a lo tradicional y la inclusión del vino, en detrimento de cerveza y vodka, en las comidas…y poco a poco lo van consiguiendo.

Vida y Gastronomía

Con respecto a la gastronomia, aparte de las sopas, algunas de ellas se consumen dentro de una hogaza de pan, los otros productos típicamente polacos, como hemos adelantado, son los pierogis ( empanadillas rellenas ) y los lody (helados).

Diferentes pierogi y sopa típica dentro de un pan


En Polonia el plato estrella es la carne y el pescado ni está ni se le espera. Por otro lado, existen unos lugares curiosos donde se come bien y barato.

Nos referimos a unos establecimientos llamados Bar mleczny (en español significa «bar de leche») que es un tipo de restaurante  donde se sirven menús y comidas a precios económicos (unos 5 euros).

Fundados a finales del siglo XIX, su expansión por todo el país llegó en tiempos de la República Popular de Polonia, cuando las autoridades socialistas abrieron restaurantes de este tipo para los obreros sin cantina en sus puestos de trabajo.

Hoy se sirven platos de la cocina polaca tradicional, pero no se puede tomar bebidas alcohólicas, ni siquiera cerveza.

Circular en coche

En cuanto a los coches, por si vas a alquilar uno ‘y es lo mas indicado para moverte entre ciudades, porque en las ciudades o vas andando o en tranvía, advertirte que en Polonia se conduce rápido, sobre todo los que disponen de coches de alta gama y que son unos cuantos.

Hay limite de velocidad de 70 en las carreteras, 50 en los pueblos y 110 en las autopistas.

Dicen que en autopista se puede circular hasta 130 km/h, pero los carteles indicativos brillan por su ausencia. Vamos, que no hay ni uno y son confusos. Así que mejor no arriesgarse.

En Polonia los coches aparcan encima de la acera para ganar espacio

En general, las autovías y autopistas tienen buen firme y se circula con tranquilidad, y solo se producen retenciones (aunque muchas) a las entradas y salidas de las ciudades.

Una encuesta de Tom Tom señalaba a Varsovia como la séptima ciudad más congestionada y con más atascos del planeta. Nosotros no vimos tanto, pero si ellos lo afirman…. Así será.

También dicen que hay radares por todos lados, aunque nosotros no estamos seguros porque no logramos identificar ninguno con claridad, ya que toda caja pegada a un poste nos lo parecía.

Pero en todo caso, cuidadito con eso porque las multas son de campeonato.

Varsovia es bastante plana, por lo que es sencillo ir en bici

Qué ver

Warsaw (Varsovia)

Señorial y afrancesada, la ciudad está diseñada con tiralíneas, como corresponde a una ciudad construida de cero (como el antiguo Berlín occidental).

La parte vieja o Stare Miasto, cuenta incluso con los restos de murallas de ladrillo y la zona más interesante acaba entre callejuelas y plazas, junto a la Catedral con forma de órgano, el Castillo Real y la columna del rey Segismundo.

Columa de Segismundo y el castillo real

No te pierdas la coqueta plaza de la sirenita y el impresionante Monumento a los Héroes del Levantamiento.

Además de eso, la ciudad está plagada de bancos de marmol con un botón que interpreta (y se oye) fragmentos de piezas de Chopin en una ruta de lo más curiosa que relata la vida del compositor y los monumentos o casas en las que estuvo o vivió.

Plaza de la sirenita

El corazón de Chopin

Una de las curiosidades es que en una de las paradas, en uno de los edificios más emblemáticos, la iglesia de Santa Cruz, se encuentra el corazón del pianista, ya que el cuerpo permenace en Francia, el país en el que murió.

Al otro lado del río Vístula, y un tanto alejado del centro, se encuentra el barrio de Praga, el distrito bohemio de Varsovia (un lugar que puede ser peligroso), y el imponente estadio nacional de fútbol el PGE Narodowy, cuyas luces externas por la noche iluminan el río.

Monumento a los Héroes del Levantamiento

Wroclaw (Breslavia)

Breslavia es la cuarta ciudad de Polonia, está bañada por el rio Odra y cuenta con 12 islas y 130 puentes que salvo, el de la catedral, el de las cadenas o los enamorados (que de las tres formas se llama), tienen poco o escaso interés.

Justo lo contrario que su plaza del Mercado o Stary Rynek: no hay nada igual en todo el país.

Plaza del mercado de Breslavia

Contar enanitos

Otra peculiaridad de esta ciudad son los 250 enanitos en bronce repartidos por sus calles.

Estas pequeñas figuritas son, en realidad un homenaje a los miembros de un grupo clandestino llamado The Orange Alternative que protestaban contra el gobierno comunista de la época.

En algunas manifestaciones se disfrazaban de enanos y así se convirtieron en todo un símbolo de la lucha por la libertad.

Los famosos enanitos de Breslavia

Krakow (Cracovia)

Algunos sostienen que es la ciudad más bonita de Polonia. Nosotros no estamos tan seguros, pero sí que es la más completa. Para verla hay que reservarse al menos tres días.

La plaza del mercado es inmensa…bueno, en realidad son dos en una, y en ella te sorprenderá no solo que hay vida a todas horas, sino la presencia de unas amazonas.

Subidas en sus calesas blancas, vestidas al mejor estilo austriaco del s. XIX te invitan a pasear con unos ademanes que podrán parecerte hasta un poco trasnochados. Pero son así. Si les haces una foto y no les pagas, se mosquean.

Plaza del mercado de Cracovia llena de burbujas

Castillo de Wawel

Otro de los atractivos de la ciudad es la colina de Wawel (que ni es colina ni nada).

Allí se encuentra el castillo del mismo nombre y la Catedral de San Wenceslao y San Estanislao absolutamente espectaculares….y la cueva con su dragón en bronce que lanza fuego por la boca.

Estos fogonazos se producen cada 15 minutos, aproximadamente, así que pon el cronómetro e intenta ajustar la foto en ese tiempo porque las llamaradas duran muy poco tiempo.

. Catedral de San Wenceslao y San Estanislao

El barrio judío, aunque lo recomiendan las guías, no tiene demasiado interés salvo por los restaurantes que acoge.

Visitas extramuros

Como visitas fuera de Cracovia están Auschwitz, adonde debes ir, y las minas de sal.

Las minas de sal de Wielitczka fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en1978, y son uno de los lugares más visitados de Polonia con más de 800.000 turistas al año.

A pesar de eso, y de que hay que ir, a nosotros nos dejó un poco indiferentes, tal vez porque habíamos puesto el listón de las expectativas demasiado alto.

El dragón en pleno fogonazo, Plaza central de Cracovia, tranvía y barrio judío

Mas pistas

Lo que las guías no dicen

Cuando llegues al país y ciudad (es) elegida (s) busca una buena casa de cambio. Las hay a puñados por todos lados, pero debes fijarte en los carteles cuando vayas a cambiar euros.

Y es que deben poner a cuanto compran y a cuanto venden el euro para que no te timen (alguna casas de cambio no lo ponen y cobran comisión).

Un buen cambio estará en torno a los 4,10 a 4,24 zlotis por euro (PLN abreviado) así que…Atentos.

Otra cosa que debes tener en cuenta en Polonia es el idioma. Poca gente habla inglés y los carteles de calles, planos, y hasta restaurantes, salvo excepciones, solo están en polaco.

Por eso una buena opción es llevar un diccionario físico o mejor on line en el móvil para saber donde te estas metiendo o que vas a comer.

Lo que no te puedes perder

Aparte de la ciudad vieja de Varsovia y las Plazas del Mercado de Breslavia y Cracovia, no te puedes perder el famoso castillo de Wawel y su dragón, en esta última ciudad.

Otra recomendación ineludible es que busques los enanitos de bronce en Breslavia y subas a lo alto de la catedral o el Ayuntamiento para tener la mejor foto.

Además de eso, es imprescindible (aunque sea penoso), realizar una visita a Austwitz.

Verás de un plumazo donde conducen los nacionalismos y, si tienes dudas, se te quitará la tontería excesiva de repente .

Torreta y barracones del campo de concentración (son dos) de Auchwitz

Otra de las visitas recomendadas son las minas de Sal, que, como se ha señalado, a nosotros nos decepcionaron un poco, pero si no vas es como si te faltara algo de Polonia.

La galería principal (en la foto) de la que no se pueden hacer fotos sin pasar por caja (o eso dicen) es espectacular y la subida a la superficie en los ascensores mineros, una experiencia bien chula.

Minas de Sal, cerca de Cracovia

Los bollos más ricos

En cuanto a curiosidades, y como somos golosones, nos llamaron la atención unos bollos tipo donut, aunque tienen forma de pata de jamón, que venden en Breslavia (Wroclaw) a 0.70 centimos de euro.

Los hay de coco, canela, kiwi…están espectaculares y verás a la gente comiéndolos por la calle.

Asimismo, debes probar la cerveza (siempre de medio litro o mas), sobre todo la negra y el wodka que hay con decenas de sabores. El Zubrovka es uno de los más afamados.

Restaurantes

Para moverte dentro de la zona monumental de las ciudades no necesitas ningún transporte adicional, ya que se puede hacer a pie. El secreto está en buscar un alojamiento (apartamento u hotel) cerca del centro y así te olvidas del coche.

Muchos de estos hoteles tienen parking, gratuito o no, y ‘a las malas’ siempre podrás dejar el coche en la calle por 5 euros al día.

En cualquier caso, si tu alojamiento está lejos del centro histórico de la ciudad, el tranvía, el metro o el autobús son una gran opción.

Comer en Varsovia

En cuanto a dónde comer, en Varsovia te recomendamos Brasserie Warszawska y Butchery and Wine donde podrán tomar cocina tradicional con toques de autor, en el primer caso, y una carne extraordinaria en el segundo.

Otros restaurantes interesantes son Polska Rozana, Amber Room, N31 y el estrella Michelin, Senses.


Brasserie Warszawska

Comer en Breslavia

En Breslavia, Pierogarnia para tomar pierogis (este restaurante es típico, de gama media y de servicio antipático, pero todo sea por las empanadillas) y sobre todo La Maddalena (porque hay vida más allá de los pierogi).

Otros restaurantes recomendables son el Konspira, en la plaza de Solny, y Novocaina.


La Maddalena

Comer en Cracovia

Y en Cracovia es una buenísima opción que pruebes los bares de leche, como, por ejemplo, el Poztemida. Buenos y baratos, la única pega es que no ponen bebidas con alcohol.

Y es que los bares de leche El Bar Mleczny (en polaco significa «bar de leche») son un tipo de restaurante donde se sirven menús y comidas a precios económicos.

Bares de leche

Fundados a finales del siglo XIX, su expansión por todo el país llegó en tiempos de la República Popular de Polonia, cuando las autoridades socialistas abrieron restaurantes de este tipo para los obreros sin cantina en sus puestos de trabajo.

Los «bares de leche» deben su nombre al hecho de que se utilizan productos lácteos y verduras en el menú, si bien hoy se sirven platos de la cocina polaca tradicional.

El famoso bar de leche Poztemida en Cracovia

Otros restaurantes recomendables en Cracovia son el Starka y el Zazie en el barrio judío; y el Cyrano de Bergerac, con su jefe de cocina, Szef Kuchni, a la cabeza.

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